¿Cómo está la desnutrición infantil en Colombia?

Una investigación realizada por el doctor Erwin Hernández, profesor de la Facultad de Medicina, y la doctora Mónica Vargas, graduada de la Especialización en Medicina Familiar y Comunitaria, analizó los determinantes sociales del país que influyen en la desnutrición infantil.

La desnutrición es un problema que afecta a 200 millones de niños en todo el mundo. Esta condición sistémica no solo perjudica el buen funcionamiento del organismo, sino que produce un deterioro en el desarrollo, el cual “Genera trastornos del crecimiento, retrasos motores y cognitivos, una menor inmunocompetencia y un aumento de la morbimortalidad”, señala la investigación.

De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Situación Nutricional de Colombia, 560.000 niños menores de 5 años sufren de desnutrición crónica en el país y 15.600 padecen desnutrición aguda severa. Según los doctores, este último tipo de desnutrición genera nueve veces mayor riesgo de mortalidad, comparado con un niño en condiciones normales.

Ahora bien, la desnutrición infantil no puede ser vista exclusivamente desde el punto de vista alimenticio o del déficit de los nutrientes. Existen unos determinantes sociales que varían dependiendo de cada contexto sociopolítico, económico y cultura de cada país o región, los cuales contribuyen a que la desnutrición se mantenga como uno de los principales problemas de la salud pública.

Según el estudio, se destacan:

La pobreza:Colombia es uno de los países más inequitativos del mundo. Según el Departamento Nacional de Planeación, en el 2013 los niveles de pobreza fueron 159 veces más grandes en zonas rurales que en zonas urbanas. Además, en 2018, la pobreza multidimensional –que incluye condiciones de vivienda, educación, trabajo, entre otros—fue del 33 % en regiones como el Caribe y el Pacífico, mientras que en Bogotá llegó a 4.3 %

Condiciones prenatales: los cuidados nutricionales de la mujer durante y después del parto afectan el estado nutricional del niño. Por ello, se sugiere que aparte del consumo necesario de micronutrientes, se haga un buen cuidado de higiene y preparación de los alimentos.

Acceso a servicios públicos: existen servicios de menor alcance como el alcantarillado o gas por tubería. Además, la falta de agua potable puede conllevar a otras enfermedades infecciosas, que conllevan posteriormente a la desnutrición crónica.

Educación: una buena educación mejora los conocimientos en nutrientes y salud. Sin embargo, en el país existe un déficit en la calidad de la educación pública y falta de acceso en educación básica y superior.

Aspectos económicos: el desempleo, la informalidad y la desigualdad entre las zonas rurales y urbanas son algunas de las principales barreras en la economía colombiana. Además, los hogares rurales tienen que destinar más del 30 % de su ingreso en alimentos por lo que su seguridad alimentaria se considera en riesgo.

Consumo de alimentos y calidad en la dieta:se espera que en la alimentación se incluya alimentos de distintos grupos. Sin embargo, el consumo de frutas y verduras es escaso y las cantidades consumidas de otros alimentos es ineficiente.

¿Cómo afecta la actual pandemia a la desnutrición infantil?

Frente a la coyuntura causada por el COVID-19, el gobierno ha entregado a más de 4 millones de niños un refuerzo nutricional en sus casas bajo el Plan de Alimentación Escolar (PAE). Ante esto, el doctor Erwin Hernández señala que es importante que dichas ayudas lleguen a los sectores de la población más alejados y que tienen una menor presencia del Estado, pues en muchas ocasiones se ven limitados a mantener su aislamiento preventivo obligatorio por tener que salir a buscar alimento para sus familias.

“Al igual que en la población informal e independiente, muchos padres de familia en condiciones vulnerables se ven en la necesidad de salir para llevar alimento a sus hijos, ya que el riesgo de morirse por desnutrición u otras condiciones puede ser mayor que al riesgo de morirse por COVID-19”, señaló.

Igualmente, la doctora Mónica Vargas afirma que, pese a que la ayuda entregada por el gobierno favorece a mitigar el impacto agudo de la pandemia, esta no modifica aquellos factores que perpetúan la desnutrición crónica, la cual es una causa importante de mortalidad infantil en nuestro país.

Es por lo que, según las conclusiones del estudio, el médico familiar es uno de los principales protagonistas que está llamado a liderar acciones de salud pública y atención primaria en salud. “No solo debe guiar a otros médicos especializados, sino también a otros profesionales, con los cuales se garantice una atención integral a las familias y comunidades, organice los servicios hospitalarios y atienda a toda la población”, comentó el doctor Hernández.

Además, el médico familiar “Debe vencer todas esas barreras psicosociales que perpetúan la desnutrición crónica y llegar a los sitios más vulnerables, con el fin de educar a esta población en cuanto a medidas sanitarias de promoción de la salud y prevención de la enfermedad”, concluyó la doctora Vargas.