La salud menstrual en las cárceles: una apuesta por la dignidad humana

Mañana iré a la Cárcel Distrital de Bogotá. Es nuestra cita mensual con las mujeres privadas de la libertad y debo alistarme. Soy Valeria Buitrago, estudiante de Ciencias Políticas y, desde 2023, hago parte del Semillero de Investigación Ciudadanía y Dignidad en las Cárceles. Acostumbramos a llevarles donaciones y actividades formativas a estas mujeres, con la idea de darles un poco de esperanza ante su situación, aportarles herramientas para que aprendan a cuidar de su salud y animarlas a compartir lo que aprenden con otras personas.
Antes de mi visita, lo que más necesito preparar es el corazón. Estar allí es una experiencia transformadora, cada vez que cruzo esas puertas siento nervios, pues me conmueve profundamente ver a mujeres tan jóvenes como yo allí dentro. Mientras voy a la Universidad y me formo para ser politóloga, ellas transitan un proceso de resocialización. Nuestras realidades son distintas, pero hay algo que nos une, somos humanas, somos mujeres y enfrentamos los desafíos de menstruar.
Los párrafos redactados en primera persona fueron adaptados del testimonio de Valeria Buitrago, con fines ilustrativos para esta nota.
El Semillero de Investigación Ciudadanía y Dignidad en las Cárceles, adscrito al programa de Ciencias Políticas, teje puentes entre la academia y los centros de reclusión en Colombia, a través de distintas iniciativas, como una cartilla que busca sensibilizar e informar sobre la pobreza menstrual en estos entornos. Cada mes, visitan centros como la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de Puente Aranda y la Cárcel Distrital de Bogotá, acreditada por la Asociación de Correccionales de los Estados Unidos, con la idea de responder a la problemática de la pobreza menstrual, que no se limita a la escasez de recursos para el cuidado, sino que también implica la falta de información para asumirlo de manera responsable.
Por ello, este grupo entrega donaciones de toallas higiénicas a mujeres privadas de la libertad y desarrolla actividades pedagógicas para fortalecer, entre otros temas, la cultura del cuidado en torno a la salud sexual, reproductiva y menstrual. Como fruto de esta interacción, el Semillero se propuso investigar la problemática del silencio menstrual en Colombia, en especial las barreras de cuidado que enfrentan las mujeres en reclusión. En el pabellón Esperanza de la Cárcel Distrital, aplicaron una encuesta a 114 de ellas sobre sus experiencias y expectativas frente al tema. De allí surgió una cartilla con propuestas para transformar el cuidado menstrual en estos entornos, titulada Cuidar para transformar: una reflexión sobre la salud menstrual en las cárceles.
“Nuestro enfoque era poder visibilizar un problema de salud pública. Queríamos ayudar a esta población, darles una voz y romper el silencio frente a este tema.”
Valentina Niño, estudiante de Ciencias Políticas, integrante del Semillero y coautora de la cartilla.
En el documento se abordan temas como higiene, autogestión, maternidad en cárceles, ecología menstrual y prevención de enfermedades.
Valentina Niño, Andrés Felipe Agudelo y Valeria Buitrago, autores de la cartilla Cuidar para transformar: una reflexión sobre la salud menstrual en las cárceles.
“Si menstruar puede ser difícil incluso con todas las comodidades, imaginemos cómo es hacerlo sin ninguna de ellas”, reflexiona Valeria.
Valeria Buitrago, estudiante de Ciencias Políticas.
En Colombia, las mujeres en reclusión están cobijadas por la Ley 2261 de 2022, que establece que, si son menstruantes, deberán recibir como mínimo un paquete de 10 toallas higiénicas al mes. Sin embargo, según UNICEF, se recomienda cambiarlas cada cuatro horas para evitar infecciones. Además, de acuerdo con la cartilla, el 49 % de las mujeres participantes en el estudio afirma que utiliza entre cuatro y seis unidades diarias, lo cual sugiere que la cantidad de toallas que reciben, que varía según el centro de reclusión, puede ser insuficiente para garantizar condiciones básicas de higiene.
Esta realidad, en la que muchas dependen de las dotaciones que les brindan sus familiares o de donaciones periódicas como las que realiza el Semillero, es solo uno de los múltiples elementos que conforman la pobreza menstrual entre la población estudiada. Otro de ellos es la falta de conocimiento. Entre los principales hallazgos de la encuesta estuvo que las participantes no conocen bien su ciclo menstrual, lo cual supone una barrera para detectar enfermedades o complicaciones asociadas a la salud sexual y reproductiva de manera temprana. Por eso, entre los talleres que el Semillero realiza periódicamente, se han compartido prácticas sencillas orientadas al autocuidado.
“Desde la salud menstrual también se construye una estabilidad mental, que les permite a las personas dar su 100 %. Aunque estas mujeres no atraviesan una experiencia grata al estar privadas de la libertad, tienen la oportunidad de dar un paso hacia su transformación”, asegura.
Valentina Niño, estudiante de Ciencias Políticas, integrante del Semillero y coautora de la cartilla.
En su opinión, brindar formación sobre este asunto puede convertir a estas mujeres en multiplicadoras del autocuidado dentro de la población carcelaria.
Innovaciones para la salud menstrual
El principal motivador de esta cartilla fue sensibilizar a la ciudadanía en torno a la pobreza menstrual. Uno de los públicos principales del documento es la población masculina, con el fin de promover la empatía de esta población, particularmente en entornos de reclusión. “Las barreras institucionales son gigantes, pero queremos dejar una semilla en cada persona que la lea, que se pregunten cómo podrían contribuir a transformar esta realidad”, plantea Valentina.
Asimismo, esta cartilla tiene el propósito de convertirse en un insumo que impulse la creación de políticas públicas en favor de esta población. Por eso, algunas de las preguntas de la encuesta estuvieron centradas en conocer cuáles son las condiciones que las mujeres privadas de la libertad desearían tener para vivir un ciclo menstrual más digno. Las participantes que aprobaron la utilización de su información para esta investigación votaron mayoritariamente por recursos como el agua caliente, para reducir los síntomas y las molestias de la menstruación, y un servicio médico ginecológico como ayuda para mejorar su salud menstrual y reproductiva.
Estos hallazgos dieron lugar a reflexiones y propuestas orientadas a fortalecer la salud menstrual en contextos carcelarios. También fueron clave las conversaciones sostenidas con mujeres privadas de la libertad en la Cárcel Distrital, así como los aportes de las autoras de esta cartilla, quienes compartieron ideas basadas en sus propias experiencias con la menstruación. “Una de las propuestas que planteamos es humanizar a las mujeres privadas de la libertad, porque lo que ellas atraviesan no debe entenderse como un castigo, sino como un proceso de resocialización”, explica Valeria. Según el documento, adoptar una mirada humanista sobre los entornos carcelarios permite que las autoridades se enfoquen en aspectos fundamentales, como la educación, clave para lograr una verdadera transformación.
Además, la cartilla, que está disponible en la red para descarga gratuita y que realizó su lanzamiento en la Feria del Libro de este año, plantea mecanismos para entrelazar la salud menstrual con la ecología. “Un buen cuidado de la salud menstrual también permite una sostenibilidad ambiental”, señala Valeria. Por eso, se propone la incorporación de materiales amigables con el medioambiente, como la copa o el disco menstrual, y la consideración de innovaciones frente a los materiales con los que actualmente se fabrican las toallas higiénicas y los tampones.
Asimismo, entre las recomendaciones innovadoras que se sugieren en el documento, se incluye el modelo de cárceles abiertas, que funciona en otros países. “Ponemos sobre la mesa este mecanismo, convencidas de que contribuye a la resocialización. Planteamos que las mujeres puedan salir en el día, para estudiar o trabajar, y volver en las noches al centro de reclusión”, cuenta Valentina. Se plantea que este modelo podría facilitar no solo la incorporación de nuevos productos, sino también el efecto multiplicador del conocimiento en torno al cuidado menstrual, dada la cercanía de las personas privadas de la libertad con el entorno.
Más allá de la cartilla y del abordaje de lo relacionado con la salud menstrual en las cárceles, el Semillero avanza en otros proyectos de investigación relacionados con este tema, entre los que se incluyen la maternidad en estos centros y la implementación de la Ley de Utilidad Pública, que busca que las mujeres que tienen condenas que no implican delitos violentos y que son menores de cinco años puedan salir de la cárcel a pagar su tiempo con servicio comunitario. Esta cartilla se distribuirá en formato digital y físico, tanto en los centros de reclusión como en las entidades que puedan contribuir a la búsqueda de soluciones y la implementación de estrategias para dar respuesta a esta problemática.
Estos esfuerzos, orientados a mejorar la calidad de vida de las personas privadas de la libertad, han reunido a distintos miembros de la comunidad universitaria, profesores, estudiantes y personal administrativo, quienes se han sumado a la iniciativa del Semillero Ciudadanía y Dignidad en las Cárceles, no solo aportando desde el punto de vista académico e investigativo, sino contribuyendo a su causa social.
Para Andrés Felipe Agudelo, profesor de la Facultad de Estudios Jurídicos, Políticos e Internacionales y coordinador de este grupo, este trabajo conjunto es un ejemplo claro de cómo la Universidad avanza en su propósito de generar un impacto tangible en la sociedad. El semillero, en particular, lo logra a través de la investigación y el trabajo social con propósito, que no solo transforma la realidad de las mujeres en las cárceles que frecuentan, sino que también aporta al debate sobre cómo garantizar la dignidad y humanización de quienes se encuentran en los centros de reclusión del país.
Contacta a nuestros investigadores:
Andrés Felipe Agudelo (andres.agudelo@unisabana.edu.co), profesor de la Facultad de Estudios Jurídicos, Políticos e Internacionales y coordinador del Grupo de Investigación.
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