Talento global al servicio de la salud humana

Javier Fernando Melo Bolívar es graduado de la Maestría en Diseño y Gestión de Procesos y del Doctorado en Biociencias. Desde la Cruz Roja Australiana, pone en servicio su perfil doctoral para avanzar en el estudio de nuevos métodos de diagnóstico y prevención de enfermedades.
Cuando Javier recuerda los pasos que lo llevaron hasta Australia, piensa en una suma de decisiones pequeñas que se transformaron en grandes oportunidades. En ese recorrido, el valor de las relaciones humanas fue determinante: familia, colegas, profesores y aliados estratégicos se convirtieron en puertas abiertas para impulsar sus ideas. Hoy el graduado de la Maestría en Diseño y Gestión de Procesos y del Doctorado en Biociencias trabaja como científico especializado en Trasplantes e Inmunogenética en la Cruz Roja Australiana, pero el camino para llegar allí fue largo y lleno de retos.
La primera decisión clave ocurrió en la Clínica Teletón, hoy Clínica Universidad de La Sabana, donde hacía su práctica como estudiante de Bacteriología de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. “En el momento de la toma de muestras, uno busca tener una atención lo más humanizada posible y por eso me puse a conversar con la paciente, sin saber quién era ella”, cuenta el graduado. No se imaginaba que se trataba de María Clementina Cueto, entonces directora de la Maestría en Diseño y Gestión de Procesos. En cuanto lo notó, no dudó en plantearle que estaba buscando una práctica profesional. Esa charla casual le abrió la puerta para trabajar en la Universidad.
Estando en la Facultad de Ingeniería, conoció el caso de un investigador del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, el doctor Michael Hume, quien iría a la Universidad para investigar los probióticos para la salud intestinal de niños menores de cinco años. Fascinado por el proyecto, Javier se ofreció como apoyo, aunque no dominaba el inglés. Sin embargo, ese gesto, sin pensarlo, se convirtió en un pasaporte para otras oportunidades en el futuro. “Valoro mucho esas conexiones internacionales que tiene la Universidad, trabajando con profesores que han hecho pasantías alrededor del mundo”, destaca Javier, quien dice que haber aprovechado esa oportunidad fue el primer paso para abrirse paso en el exterior.
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Tiempo después, un nuevo rumbo apareció: viajar a Australia por primera vez. La motivación fue familiar y académica; su esposa soñaba con vivir en el exterior y él vio en ese cambio la posibilidad de fortalecer su carrera y aprender inglés. Llegó a ese destino con una carta de recomendación del doctor Hume, quien destacaba su capacidad de trabajo y servicio, así como su persistencia por adaptarse al dominio del idioma. “No me sé quedar quieto y, por eso, empecé a buscar opciones de voluntariado en investigación en universidades australianas. Pensaba en que si invertía mi tiempo en eso, podría conocer gente y aprender más sobre el tema de la microbiología o la bacteriología”, cuenta el graduado, quien sometió ese documento a consideración de varias instituciones.
La primera puerta que le permitió abrir aquella carta fue una pasantía de un año en la Universidad de Queensland. En ese tiempo, donde no vio ingresos económicos por su trabajo, valoró profundamente la oportunidad de aprender, en medio de la interacción profesional con compañeros nativos de Australia y provenientes de países de Europa y Latinoamérica.
El regreso a Colombia se motivó por una mezcla entre nostalgia y motivación. Tenía ganas de volver a su país y decidió iniciar la Maestría en Diseño y Gestión de Procesos y vincularse a proyectos de investigación aplicada con empresas como Alpina. “Para mí fue una experiencia retadora y de mucho aprendizaje. Tuvo un enfoque práctico y aplicado a las necesidades de las empresas. Allí empecé a hacer mis primeros ‘pinitos’ en investigación”, recuerda el graduado.
Al finalizar su maestría, quiso continuar investigando los probióticos, pero esta vez para peces. Por eso, optó por una beca con Colciencias para cursar el doctorado, lo cual le permitió adquirir más herramientas para la investigación y la gestión administrativa, asunto clave para su presente en la Cruz Roja.
En ese momento, su relación con Colciencias le permitió participar en una convocatoria, para viajar a Australia por segunda vez, a hacer una pasantía de tres meses. Sin embargo, para ganar la beca, debía conseguir a un investigador con el cual pudiera hacer un trabajo relacionado con su tema de investigación doctoral. “Sonó a que conseguí las cosas de la noche a la mañana, pero en realidad no fue así”, recuerda Javier, quien cuenta que, después de tocar muchas puertas y enviar muchas solicitudes a diferentes investigadores, la última noche antes del plazo final para entregar la documentación, recibió una respuesta positiva por parte de una profesora en la Universidad de Queensland, que había leído también la carta de recomendación del doctor Hume.
Pudo viajar a la pasantía junto con otros cuatro profesionales, entre físicos e ingenieros. Como parte de ese programa, pudo conocer personas de Estados Unidos, Brasil y Argentina. “Fue un sueño acceder a un programa financiado por el gobierno australiano y conocer a otros investigadores”, expresa el graduado.
Una vez de regreso en Colombia, mantuvo cercanía con la embajada de Australia, lo que le permitió conocer la oportunidad definitiva para su radicación en ese destino, que nunca había dejado de resonar en su cabeza para volver con su familia. En ese momento, salió una nueva visa pensada para talentos globales, un programa para profesionales con potencial de impacto en el desarrollo del país. Con el respaldo de las cartas de recomendación de los investigadores internacionales con los que había colaborado, logró conseguirla.
Esta vez, llegaba más equipado al país oceánico: con más experiencia, más conocimiento y más herramientas para generar valor en el trabajo. Así lo ha hecho en la Cruz Roja Australiana, en un laboratorio especializado en diagnosticar problemas de la sangre. Allí analizan casos de personas que tienen bajos niveles de neutrófilos (que protegen contra infecciones) o de plaquetas (que ayudan a la coagulación). Su labor consiste en investigar por qué ocurre esa disminución, ya sea por causas inmunológicas, medicamentos o condiciones durante el embarazo.
“Allí en la Cruz Roja, estamos trabajando en métodos de diagnóstico temprano de enfermedades que están causando muertes por enfermedades asociadas a la transfusión de sangre, durante el embarazo o en el trasplante de órganos”, explica el graduado, quien señala que su principal contribución como doctor ha sido avanzar en estudios para proponer nuevos métodos de diagnóstico en este campo.
“Aquí es donde se alinea todo: mis ganas de querer aprender, de aportar, de salir adelante. Se alinea el conocimiento adquirido en La Sabana y también en mi pregrado. Lo que me ha hecho un talento global son esas conexiones internacionales que me fueron enseñando diferentes cosas”, reflexiona el graduado, quien considera que su historia es la prueba de que hay que aprovechar las oportunidades para crecer y servir a otros. La retribución será evidente en nuevas puertas por abrir y destinos por explorar.
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