Make-A-Wish: cumpliendo sueños para ayudar a sanar

Juana Rojas Mayol, graduada de Psicología y Filosofía, es la CEO de Make-A-Wish en Colombia. Como un hada madrina, esta organización se dedica a cumplir los deseos de niños con enfermedades críticas y crónicas, como una forma de darles alegría y esperanza durante su tratamiento.
“No quiero esperar a que el tiempo sea contado para trabajar en algo que tenga mucho sentido”, expresa Juana Rojas, directora ejecutiva de Make-A-Wish en Colombia y graduada de Psicología y Filosofía de la Universidad de La Sabana. Recuerda que, a inicios de 2023, se debatía entre aceptar el cargo de coordinadora de voluntarios en esta organización internacional u optar por otra oferta laboral. Entonces se planteó un escenario límite: “¿qué pasaría si solo me quedara un año de vida y no hubiese aceptado trabajar en esta fundación?” La respuesta que se dio a sí misma fue definitiva: el trabajo en Make-A-Wish respondía a la vocación de su vida, y no quería arriesgarse a dejar pasar la oportunidad de dedicarle su tiempo.
“Yo creo que desde muy pequeña he sentido un llamado a dejar algún tipo de huella. Si bien sé que no puedo cambiar el mundo entero, siempre he buscado hacer algo que conecte con las demás personas y que cambie sus vidas, en la medida de lo posible”, expresa Juana. Por eso, encontró sentido en poner su perfil profesional al servicio de las organizaciones sin ánimo de lucro (ONG).
Inició su carrera en la organización Rodeemos el Diálogo y luego hizo parte de Aid Live Foundation. Cuando llegó a Make-A-Wish, una organización dedicada a hacer realidad los deseos de niños diagnosticados con enfermedades críticas o crónicas en todo el mundo, “no podía creer que parte de mi trabajo fuera cumplirlos de la manera más mágica posible”, recuerda Juana. Bajo el rol de coordinadora de voluntarios, pudo conectar con una de sus pasiones: “Siempre me ha gustado la idea de poder unir voluntades para que las cosas pasen. Ser la coordinadora de voluntarios implicaba hablar con todo tipo de personas, para ordenar sus voluntades, que sean muy eficientes y los sueños se puedan cumplir”, cuenta la graduada, quien puntualiza que, sólo en 2024, la Fundación pudo hacer realidad 355 deseos de niños en el país, gracias al apoyo de ese grupo de 420 personas dispuestas a aportar a la causa.
Ese rol le permitió “dar un paso adelante en la estrategia”, como ella misma lo cuenta, cuando se convirtió en jefe de operaciones de la fundación. “Implicaba organizar las voluntades, junto con los deseos y el presupuesto”, explica la psicólogo, quien durante el 2024 cursó el Programa de Introducción a la Dirección PID en el INALDE, con la aspiración de prepararse para cuando tuviera que ejercer un rol de liderazgo.
Esa oportunidad llegó más pronto de lo que imaginaba. A inicios del 2025, empezó a ejercer como directora ejecutiva de la Fundación en Colombia. “Es un reto enorme. El desafío más grande es diseñar las estrategias adecuadas para encontrar los recursos y que sean constantes para que la fundación sea sostenible y podamos seguir cumpliendo deseos”, confiesa la directora, quien cuenta que una de las principales responsabilidades que tiene es construir alianzas estratégicas valiosas, que permitan seguir impulsado la causa de la fundación.
De hecho, una de las estrategias que ha implementado ha sido incorporar una de las campañas que ya funcionaba a nivel internacional. Con Wish Dish, invitan a restaurantes y otros emprendimientos gastronómicos a que elijan o creen un plato, para donar un porcentaje de las ganancias que se obtengan a través de él al cumplimiento de los deseos. Con su liderazgo, a esta iniciativa se sumaron marcas como Myriam Kami, Baku y Amor Perfecto.
El camino para cumplir los deseos
“Si llegara un hada madrina que te dijera que te puede cumplir cualquier deseo, que no tiene nada que ver con tu salud, porque para ello ya están los médicos, ¿qué le pedirías?”. Es la pregunta que plantea el equipo de Make-A-Wish a los niños, antes de empezar a trabajar por su sueño.
El propósito de esta organización es brindar ánimo a niños que atraviesan su primer año de remisión por enfrentar enfermedades críticas o crónicas. Estos menores, de entre 3 y 17 años, reciben atención en fundaciones, hogares de paso y hospitales que tienen comunicación con Make-A-Wish. Sus diagnósticos son diversos, incluyendo cáncer, enfermedades respiratorias o patologías huérfanas.
Para esta fundación no hay sueño pequeño ni imposible. Se encargan de hacer realidad los anhelos de estos niños, que van desde comerse el helado más delicioso que su imaginación pueda recrear, pasando por tener una batería para hacer música, hasta incluso hacer un viaje a Disney, para conocer a los personajes de sus películas favoritas.
Uno de esos deseos fue el de Luciana, una niña que dejó una huella especial en la historia de Make-A-Wish Colombia. Tras siete años de presencia en el país, su deseo se convirtió en el número 1000 en hacerse realidad. Aunque lo que anhelaba era tener una batería, el verdadero valor de este deseo estuvo en la experiencia que vivió para alcanzarlo, una que seguramente nunca olvidará. Para lograrlo, la fundación se dedicó a conocerla a fondo. “Aprendimos muchísimo de Luciana: que le encanta la pizza, la banda de rock Fito & Los Fitipaldis, y que tenía un tío muy cercano, integrante de una banda de heavy metal, que fue quien le inculcó ese gusto tan fuerte por el rock”, recuerda la graduada.
Con toda esta información, se dispusieron a iniciar una etapa clave para el éxito de esta experiencia. Se trata de la fase de anticipación, donde en la fundación buscan emocionar a los niños con la idea de que su deseo está próximo a hacerse realidad. En el caso de Luciana, esta etapa constó de dos actividades: la llevaron al restaurante de comida italiana Archies, donde ella hizo su propia pizza y, después de ganar algunos juegos, recibió por premio unas baquetas. En otra ocasión, la invitaron a escoger, en 15 minutos, su pinta más rockera en una tienda de ropa H&M. “Luego de eso, le dijimos: este día y a esta hora, debes estar en este lugar, con tu pinta y con tus baquetas porque algo mágico va a pasar”, recuerda Juana.
Así fue: en el contexto de un show de talento, Luciana pudo cantar en un escenario ante una audiencia compuesta por amigos y familiares. Junto a ella, tocó la banda de rock de su tío. “Al final, le dijimos que habíamos hecho todo eso para demostrarle que, en la vida, a veces, los sueños sí se hacen realidad. Ahí le entregamos su batería”, concluye.
Aunque parece que la demostración de magia fue haberle regalado a Luciana su batería, lo que realmente busca la fundación, tanto en ella como en todos los niños que impacta, es transformar su salud durante el proceso de realización del deseo. “Tenemos estudios a nivel internacional que comprueban el impacto que tiene el cumplimiento del deseo en los niños”, asegura la graduada, quien explica que, a través del incentivo de ver cumplido su sueño con Make-A-Wish, algunos hospitales buscan generar mayor adherencia de los niños a su tratamiento, para finalizarlo con éxito. “Sabemos que no podemos solucionar ni eliminar problemas de la enfermedad, pero queremos devolverles a los niños un poco de la infancia que han perdido por esos días de citas médicas y cirugías”, concluye.
Para Juana, su formación profesional ha sido clave para transformar la realidad de tantas personas a través de Make-A-Wish. Por un lado, la Psicología le ha aportado herramientas necesarias para tener una comunicación asertiva con las familias de los niños, liderar al equipo de voluntarios y, ahora como CEO, para definir el rumbo de la fundación. Por otro, la Filosofía le enseñó a hacerse las preguntas correctas para resolver los problemas, asunto clave no sólo cuando se trata de encontrar los aliados indicados para garantizar la sostenibilidad de la fundación, sino también para hacer más memorable la realización de un deseo.
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