Pequeños vuelos, grandes lecciones: una historia de vida

Hace poco compartimos una noticia que sorprendió y conmovió a la comunidad universitaria: una pareja de aves conocidos comúnmente como alcaravanes, de la especie Vanellus chilensis, habían elegido el parqueadero del Puente de Madera para anidar, depositar sus huevos, e incubar; en medio del asfalto, bajos pastizales, carros y el tránsito cotidiano de la comunidad, tres huevos moteados descansaban en una pequeña depresión en el suelo, custodiados día y noche por sus padres.
Aquella nota fue el inicio de una historia que hoy podemos contar con mayor detalle y con un desenlace exitoso: los tres huevos se han convertido en tres hermosos polluelos volantones. Esta enternecedora historia comenzó con la puesta de tres huevos, el cuidado de sus padres cerca de 26 a 30 días, donde los adultos se turnaron labores de incubación de manera responsable. En este proceso, la comunidad pudo observar los comportamientos defensivos típicos del alcaraván: vuelos rasantes, vocalizaciones estridentes y posturas de distracción.
La eclosión ocurrió casi de manera simultánea, dando paso a tres polluelos: precociales, cubiertos de plumón, con buena motricidad y capaces de desplazarse a pocas horas de nacer. Sin embargo, su supervivencia dependía de la protección parental y de la capacidad de aprender rápidamente a alimentarse en el entorno. Cubiertos de plumón suave y moteado, con los ojos abiertos y capaces de caminar a pocas horas después de romper el cascarón, estos polluelos nidífugos (polluelos que nacen con plumas muy desarrollados y pueden caminar y alimentarse por sí mismos después de la eclosión), necesitaron del acompañamiento y guía de los padres para reconocer amenazas, aprender a buscar alimento y moverse en grupo para protegerse.
Durante las primeras semanas, los adultos mostraron una ejemplar dedicación. Conducían a los polluelos hacia áreas de forrajeo, emitían señales de alarma ante cualquier movimiento sospechoso y coordinaban el cuidado de manera alternada. Los tres polluelos se alimentaron principalmente de insectos y pequeños invertebrados, desarrollando habilidades de búsqueda activas bajo la guía de sus padres. Desde la puesta de los huevos hasta hoy, la familia de alcaravanes ha permanecido unida. Los adultos se han mantenido vigilantes, siempre atentos a las señales de peligro.
El papel de la comunidad universitaria, en especial de los usuarios frecuentes del parqueadero fue crucial: el respeto a la delimitación y señalización del nido, la reducción de perturbaciones y la observación prudente, aseguraron que los polluelos atravesaran esta etapa crítica sin percances e incidentes y pudieran crecer, y desarrollarse. Hoy, los tres polluelos alcaravanes aprendices de sus padres, se muestran inquietos, curiosos, (no muy diferente al comportamiento de los niños), han comenzado a imitar el comportamiento de vuelo de sus padres y mueven con entusiasmo las alas, corren, se esconden, ensayan maniobras y comienzan a ganar independencia, aprenden a ser alcaravanes.
Aunque todavía se desplazan cerca de sus padres, han superado la etapa más crítica de vulnerabilidad, marcando el cierre de un ciclo reproductivo exitoso en un ambiente transformado por la actividad humana. El desenlace de esta historia no solo es un triunfo biológico y adaptativo de la especie, sino también un triunfo comunitario. Estudiantes, padres de familia, profesores, administrativos, vigilantes y visitantes respetaron la delimitación y cercas de protección del nido, redujeron el tránsito en la zona y demostraron que es posible convivir con la vida silvestre incluso en espacios insospechados.
Gracias a ese respeto colectivo, los tres polluelos crecieron sanos, alimentándose de la abundante fauna de invertebrados que ofrece la Sabana, mientras aprenden a volar en libertad. Hoy, próximos a verlos sobrevolar el campus, esta historia es un testimonio de que la conservación empieza por casa con gestos sencillos y conscientes. El respeto de la comunidad universitaria en las inmediaciones del parqueadero cercanas al nido, permitió que los tres huevos se transformaran en tres polluelos activos; en un espacio que parecía poco propicio para nacer y desarrollarse —un parqueadero transitado— la vida encontró refugio y prosperó gracias a la corresponsabilidad ambiental.
La historia de esta familia de alcaravanes nos recuerda que la biodiversidad no está relegada a ecosistemas remotos y áreas naturales prístinas. Incluso en espacios transformados, como un parqueadero al aire libre, es posible que la vida silvestre prospere cuando existe un esfuerzo colectivo de respeto y cuidado por la naturaleza. Como lo recuerdan las palabras dicientes del Papa Francisco en la Encíclica Laudato Si’, sobre el “cuidado de nuestra casa en común”, que implica reconocer a cada criatura, por pequeña o común que parezca, merece nuestra delicada atención, cuidado, protección y conservación. Esta historia de anidación, demuestra que la Universidad de La Sabana no solo es un espacio de formación académica, sino también un territorio vivo, una gran aula ambiental, en la que se entrelazan ciencia, conocimiento, apropiación, convivencia, coexistencia, compromiso, y conservación del mundo natural.
El feliz desenlace de esta historia no habría sido posible sin la paciencia de los padres alcaravanes y el respeto de la comunidad universitaria que transitó el parqueadero en este maravilloso evento de anidación, incubación, eclosión y cuidado parental del que fuimos testigos. Los polluelos volantones de alcaraván que crecen en el parqueadero son ahora un símbolo de corresponsabilidad, compromiso colectivo con la conservación y también representan una especial invitación a seguir construyendo una cultura universitaria que valore y proteja la vida.
Que esta historia nos inspire a seguir construyendo un campus donde la naturaleza tenga siempre un lugar importante, y donde cada pequeño milagro de vida sea motivo de alegría, esperanza y gratitud. Que el vuelo de las aves nos inspire a seguir cuidando cada rincón de nuestro campus, de nuestra casa en común, como espacio de aprendizaje, convivencia y respeto por todas las formas de vida que habitan en nuestro planeta.
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