Los derechos de la mujer en un parto humanizado

Una comunicación efectiva, la cual se caracteriza por contener un 90% de lenguaje no verbal, que se acompaña con contacto físico. El cuidador y demás miembros del equipo interdisciplinario participan de este escenario, y su presencia es indispensable, sin quitarle el liderazgo y la libertad a la mamá, y sin cohibirle sus necesidades de expresión física o verbal.

La información debe ser clara, precisa y oportuna: se le debe informar a la madre en todo momento sobre la evolución del trabajo parto y su proyección, en términos comprensibles para ella y su familia.

Se le deben expresar sus derechos: la madre puede estar acompañada todo el tiempo, puede elegir a su acompañante. En un escenario que viva el parto humanizado, el familiar (lo ideal es que sea su esposo) no asume un rol expectante, sino que participa del proceso, se le permite expresar sus sentimientos dudas y temores; si alguno de los dos formula una pregunta, podrá encontrar un receptor que responda de manera cordial.

Durante el trabajo de parto, la madre puede estar en libertad de movimiento, por supuesto con la precaución de contar con un catéter venoso, en caso de presentarse alguna emergencia.

Que la mujer lidere el nacimiento: que pueda decidir la postura que más comodidad le brinde, que pueda tener ese contacto inmediato piel a piel y el inicio de la lactancia materna en la primera hora de vida.

El personal médico no debe gritar, ni dar órdenes.

No dejar de lado el conocimiento científico, que es el garante del bienestar.

La madre tiene el derecho de decidir si desea tener analgésicos o si prefiere reducir el dolor con otro tipo de prácticas.

El momento de dar a luz es único para la madre, su familia y su bebé; además, el equipo médico está siendo testigo de la nueva vida y de cómo un nuevo ser humano se hace partícipe de esta sociedad.

Sin embargo, para las madres ese momento se puede ver opacado por lo que se conoce como “maltrato obstétrico” y, por ello, la estrategia, según la profesora Sonia Cárdenas, de la Facultad de Enfermería y Rehabilitación, es resignificar el nacimiento humano desde la experiencia del cuidador. "Se le debe dar un nuevo significado al nacimiento dignificándolo. Conocer el plan de parto de cada mujer disminuye la brecha entre el equipo de salud y la familia, permitiéndole saber qué siente”. Se trataría, entonces, de la humanización de la asistencia al parto.

La ley ampara a la mujer en la atención perinatal. La Resolución 3280 del 2018 del Ministerio de Salud y Protección Social señala la Ruta Integral de Atención en Salud para las madres. Esta disposición legal explica que las madres tienen derecho a un parto humanizado, pero, en la acción, a veces esto tiende a desdibujarse.

¿Cuál sería el escenario ideal?

Es aquel en el que cualquier mujer tiene derecho a dar a luz, es decir, a hacer realidad su rol de madre. Esta realidad se está ayudando a construir desde las prácticas formativas de los estudiantes de la carrera de Enfermería y desde la humanización de los cuidadores, que están en relación directa y profesional con las madres. De acuerdo con la profesora Cárdenas, deben existir unas bases en esta relación:

En las prácticas de cuidado a la mujer y al neonato, los estudiantes de Enfermería han podido experimentar algunas que ahora son “poco usuales” en los hospitales, como apoyar el trabajo de parto en una pelota de pilates, aplicar medidas de confort como masajes en la espalda, caminar, darle movilidad a la madre (si así lo quiere). En el desarrollo de estas prácticas de cuidado, se han visto resultados favorables y efectos significativos de bienestar en la madre y el bebé, dado que, fisiológicamente, al asumir la postura vertical, la mujer puede respirar mejor, hay menos dolor, la pelvis se amplía y así hay menor riesgo de desgarros.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que hay una alarma por el incremento en el número de cesáreas y, de acuerdo con muchos estudios, el parto natural es mejor para la salud del recién nacido y de la madre. Por ello, deben crearse estrategias y capacitaciones para el personal de salud, a fin de incentivar un mejor trato a la madre que se encuentra en trabajo de parto, pues esto influirá en su parte emocional y física para posibilitar el nacimiento.