Avi, fauna en la Universidad de La Sabana, un viaje por la diversidad de nuestro campus

En el marco de la Filbo 2024, la Universidad de La Sabana estuvo presente con diversos lanzamientos editoriales. Entre estos, se destaca el libro Avifauna en la Universidad de La Sabana, una publicación que recoge más de 80 especies de aves detalladas que habitan en nuestro campus.

Hablamos con Angélica Paola Zapata Pardo, investigadora y autora del libro, quien compartió con Campus periódico sus experiencias, percepciones y aspiraciones con esta publicación

Campus: ¿Qué fue lo que inicialmente inspiró la idea de crear el libro Avifauna en la Universidad de La Sabana y cómo se desarrolló el proceso para llevarlo a cabo?

Angélica Zapata: La idea de crear el libro Avifauna en la Universidad de La Sabana surgió inicialmente en agosto de 2014, cuando llegué como investigadora social a la Universidad. Gracias al apoyo de la Facultad de Educación y el profesor Jeferson Galeano Martínez, licenciado en Biología, se empezó a gestar este proyecto. En ese entonces, era un sueño conocer la avifauna y materializar el proyecto del libro.

En 2023, María José Molano Valencia asumió la Dirección de Publicaciones y, durante una reunión sobre la Filbo 2024, se interesó en los estudios de biodiversidad realizados en la Universidad. Esto nos llevó a colaborar en el proyecto del libro. Rápidamente nos organizamos y armamos un equipo de trabajo maravilloso para cumplir con el exigente plazo de cuatro meses para completar la publicación. A pesar de los desafíos y el intenso trabajo, logramos construir una obra hermosa que refleja la pasión y el compromiso de todos los involucrados. Estoy agradecida por el equipo excepcional que formamos y orgullosa de compartir el resultado final.

C: El libro presenta una amplia variedad de especies de aves que habitan y visitan el campus universitario. ¿Podría compartir con nosotros algunas de las especies más importantes y representativas que se encuentran en el área y cuál es su relación con el entorno natural de la sabana de Bogotá?

A. Z.: Bueno, primero quiero decir que todas las especies que habitan en determinado lugar son igual de importantes. Cada especie tiene un aporte y una función en cada ecosistema y cada hábitat. Sin embargo, por supuesto que hay unas que se destacan. El libro recalca varias especies de aves que habitan y visitan el campus universitario, muchas de las cuales son endémicas y tienen una relación especial con el entorno natural de la sabana de Bogotá. Algunas de estas especies incluyen al pato turrio y la tingua moteada, que se encuentran en el río Bogotá; el búho sabanero y el chamicero cundiboyacense, que habitan en el campus sur; el picocono rufo, la ranita sabanera, la serpiente sabanera y el curí de la sabana. Estas especies son particularmente importantes debido a su grado de endemismo y su estado de conservación, ya que solo se encuentran en el altiplano cundiboyacense y la sabana norte de Bogotá, lo que las hace más vulnerables.

C: ¿Cómo cree que la publicación de este libro puede contribuir a la sensibilización y concientización sobre la importancia de la conservación de la biodiversidad, especialmente en un contexto urbano como el de Bogotá y sus alrededores?

A. Z.: Primero, a través de la educación, proporciona información detallada sobre las especies de aves que se encuentran en los hábitats de la Universidad, lo que ayuda a los estudiantes y la comunidad a comprender mejor la diversidad de vida silvestre en su entorno cotidiano. Segundo, promueve la conciencia ambiental, al destacar la importancia de las aves en el ecosistema, lo que lleva a una mayor apreciación de la fragilidad de la biodiversidad y la necesidad de protegerla en espacios intervenidos por el ser humano. Tercero, fomenta prácticas sostenibles, al inspirar a los lectores a tomar medidas concretas para proteger y conservar las aves, como la creación de hábitats naturales y la participación en programas de monitoreo de aves. Y cuarto, promociona el avistamiento de aves como una actividad recreativa que también puede aumentar el interés por la naturaleza y su conservación

C: ¿Podría describir alguno de los momentos más memorables que vivió durante este proceso de investigación?

A. Z.: A pesar de los desafíos, cada día en campo era memorable. Descubrir especies que nunca antes había visto en la Universidad, observar bandadas de aves sobrevolando el campus o presenciar eventos de anidación y cuidado parental son experiencias que quedaron en mi memoria. La ternura de ver a las aves enseñar a sus crías a volar, alimentarse y protegerse era realmente maravillosa. Todos estos recuerdos quedarán grabados en mi mente como momentos especiales de este proceso de investigación.

C: ¿Puede compartirnos cómo era un día de campo, a qué horas empezaba, cómo era la contemplación?

A. Z.: Un día típico de campo comenzaba muy temprano, con el despertar a las 3 de la mañana para poder estar en el lugar de estudio a las 6 a. m. La tarea principal era realizar actividades de monitoreo y evaluación de la biodiversidad, lo que implicaba estar activo y observador desde las primeras horas de la mañana hasta la tarde. Me equipaba con libretas de campo, cámaras fotográficas y binoculares; la jornada se extendía hasta aproximadamente las 10:30 u 11 de la mañana, momento en el que las aves se retiraban para descansar y alimentarse.

Después del mediodía, alrededor de las 2:30 o 3 de la tarde, las aves volvían a estar activas, ofreciendo otra oportunidad para la observación. Esta actividad continuaba hasta las 5:30 o 6 de la tarde, momento en el que la visibilidad disminuía con la caída del sol. Sin embargo, como soy muy gomosa en mi área, quise también empezar a hacer monitoreos nocturnos para ver qué detectábamos. Esta experiencia era genial porque me habilitaban una oficina de la Casa del Lago y ese era mi hotel, esa era mi casita para quedarme en la Universidad en la noche y poder realizar esta actividad.

Los monitoreos nocturnos comenzaban alrededor de las 10 de la noche, equipada con linterna y cámaras, y continuaban hasta altas horas de la madrugada, a veces hasta las 2 o 3 de la mañana. Durante estos monitoreos, se buscaban diferentes especies animales, aprovechando las oportunidades que ofrecía la noche para la observación.

A pesar de las largas jornadas y el poco descanso, cada día de campo era una aventura emocionante y una oportunidad para disfrutar de la naturaleza y observar la vida silvestre en acción.

C: Además de las aves, el libro también aborda otras especies de fauna que han sido registradas en los terrenos de la Universidad, como anfibios, reptiles y mamíferos. ¿Podría compartir algunas observaciones interesantes sobre estas especies y su relación con el ecosistema del campus?

A. Z.: Mi estudio se centró en las aves, pero aproveché cada oportunidad para observar y documentar otras especies de fauna presentes en el campus universitario. A lo largo de los años, he tenido la suerte de registrar diversas especies, como anfibios, reptiles y mamíferos. Entre las observaciones más interesantes se encuentran las ranitas que habitan en los charquitos de la Universidad, así como la presencia de zarigüeyas, comadrejas, curís y, recientemente, incluso la observación de un zorrito. Aunque personalmente no tuve la oportunidad de ver todas estas especies, el trabajo en equipo con los vigilantes de la Universidad permitió enriquecer el estudio, ya que ellos contribuyeron con observaciones valiosas.

Además de los mamíferos, también he documentado polinizadores, como mariposas, abejas, abejorros y otros insectos, que desempeñan un papel crucial en el ecosistema. La diversidad de especies de polinizadores que he observado en los pastizales del río Bogotá y en el jarillón ha sido sorprendente y hermosa

C: La Universidad de La Sabana se encuentra en un entorno geográfico privilegiado, con una ubicación estratégica en la sabana de Bogotá. ¿Cómo cree que esto influye en la diversidad de especies que se encuentran en el campus y en la importancia de preservar este ecosistema único?

A. Z.: La complejidad estructural del paisaje en el que se ubica la Universidad determina la biodiversidad asociada a los hábitats presentes en ella. Cada campus de La Sabana ofrece condiciones de hábitat diferentes, que influyen en la composición de especies presentes. Además, sirve como un lugar de paso para muchas especies migratorias, así como para aquellas que descienden de los cerros orientales hacia la sabana y el valle aluvial del río Bogotá, lo que contribuye a la conectividad ecológica en el paisaje.

La Universidad ofrece refugio y recursos para muchas especies, incluidas aves migratorias boreales que visitan el país durante la temporada invernal. El conocimiento de las especies presentes en el campus ha sido fundamental para comprender sus requerimientos de hábitat y trabajar en la mejora de estos espacios, desde una perspectiva ecológica del paisaje.

El compromiso con la sostenibilidad y la conservación de la biodiversidad en La Sabana ha sido evidente a lo largo de los años, lo cual se refleja en el trabajo realizado para mejorar cada hábitat y promover la biodiversidad en todos los espacios del campus. La Universidad se ha convertido en un referente en términos de sostenibilidad y, con este estudio de biodiversidad, también puede servir como un ejemplo de compromiso con la conservación de la biodiversidad en entornos universitarios.

C: ¿Cuál es su visión para el futuro de la relación entre la comunidad universitaria y la biodiversidad del campus? ¿Hay planes adicionales para continuar documentando y conservando la avifauna y otras formas de vida en el área?

A. Z.: Mi visión para el futuro de la relación entre la comunidad universitaria y la biodiversidad del campus de la Universidad es que se fortalezca y profundice a través de iniciativas continuas de documentación, investigación, monitoreo biológico y planes de conservación y educación ambiental. Para ello, considero importante implementar planes adicionales para continuar documentando y conservando la avifauna y otras formas de vida en el área del campus que nos hace falta profundizar, como los peces, los polinizadores, las mariposas, las abejas y los abejorros.

Además, establecer programas de educación ambiental dirigidos a la comunidad universitaria ayudaría a concientizar sobre la importancia de la biodiversidad y promover prácticas sostenibles en el campus. Creo firmemente que la Universidad puede ser un espacio de aprendizaje no solo académico, sino también ambiental, donde se fomente el respeto y el cuidado por la naturaleza.

C: ¿Cómo cree que la publicación del libro puede fomentar una ciudadanía inspiradora?

A. Z.: Creo que la publicación del libro puede fomentar una ciudadanía inspiradora al educar a los lectores sobre la importancia de conservar y proteger la diversidad de especies en entornos intervenidos por el ser humano. A través de las historias y los datos presentados en el libro, las personas pueden sensibilizarse sobre cómo sus acciones diarias pueden impactar de manera positiva o negativa en el ambiente y la biodiversidad local. Además, al mostrar ejemplos exitosos y personas comprometidas con la conservación, puede motivar a otros a unirse a estas causas y a trabajar juntos para crear ciudades y ambientes más sostenibles y respetuosos con la naturaleza. En definitiva, la publicación del libro puede ser una herramienta poderosa para inspirar a la ciudadanía a ser más comprometida con la conservación de la biodiversidad.

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