La filosofía de vida detrás de El Gesto Lúdico, la obra de Alejandro Frieri

‘El Gesto Lúdico’, la nueva exposición de arte de Campus Cultural en el campus central, muestra la historia de Alejandro Frieri y su conexión con la naturaleza. A través de diversas figuras, el escultor plantea una experiencia del arte como algo compartido.
“Uno vuelve siempre a los viejos sitios dónde amó la vida”, decía Mercedes Sosa; quizá el complemento de tal afirmación es que uno recrea los lugares, personas y cosas que amó en cada acto creativo. Alejandro Frieri es un cartagenero que, en sus años de transición a la adultez, optó por “una carrera de verdad” o así lo entendía en aquel momento. Estudió arquitectura porque vio allí la posibilidad de mantenerse en lo creativo mientras cumplía, tal vez, con expectativas de otros.
Hoy, años después de la incertidumbre que generaba la idea de ser artista, Frieri reflexiona. “Eso es una ilusión, ¿acaso cuál es una carrera de verdad? ¿No lo son todas? Al final se trata de cada cuál en lo suyo y lo mío es el arte”.
La obra de Frieri, “El Gesto Lúdico”, está profundamente marcada por la íntima relación que tuvo en su infancia con el océano. Las formas con las que experimenta evocan las líneas naturales que tienen elementos de la vida acuática con el pasar del agua, plantea una suerte de rompecabezas en 3D que se integra perfectamente y que, al igual que todo lo importante en la vida, no tiene una sola forma de construirse.
“Ahí hay una comprensión de cómo funciona la naturaleza, de las leyes que nos rigen en el mundo material en el que vivimos. Yo creo que al estar en contacto tan directo con el agua se abre una percepción adicional y eso hace que las obras tengan esas estructuras”, explica el artista.
Su conexión con la naturaleza no es lo único que ha marcado el rumbo de su vida y su obra. Alejandro recuerda que cuando empezó con su proyecto sentía estar “cómo atrapado en algo que trascendía”. Tallar madera se había convertido en una suerte de meditación practica en la que el sentir no estaba mediado por el hablar, solo por el hacer.
En medio de ese proceso de exploración, el cartagenero también se encontró con preguntas trascendentales sobre la esencia del arte y empezó a cuestionar el porqué de la jerarquía entre artista y espectador. Es común ver que las obras se encuentran conservadas tras vitrinas o paredes, como si la última palabra de lo que son fuese dictaminada por el artista.
Por su parte, Frieri cree que el arte radica “directamente en el momento de presencia y de acción en el que en el que yo me cuestiono y empiezo a canalizar ideas”. El artista toma todas sus vivencias y las convierte en acción, verso o partitura; de hecho, según el escultor, “cualquiera podría ser un artista o, mejor dicho, estamos produciendo arte todo el tiempo. Tanto así que nos engloba a todos, somos seres en acto de creación permanente. Cada palabra, acción o movimiento lo es”.
Entender esto lo ayudó a desarrollar el art former como concepto, una idea de que la obra es co-construida en tanto quien la observa, o modifica por sus características armables, es tan importante como quien la esculpe desde cero.
“Tengo dos cuerpos de trabajo, uno es en el que yo hago mi arte, algo mío, personal y el otro donde dejo, hasta cierto punto, libre para que el otro también participe”
Ahora bien, parte de la expresión que implica el arte requiere conciencia, sentir para así poder plasmar, y libertad, para no quedar atrapado en el propio ego. Para Frieri, la primera es darse cuenta de ese acto creativo, observarlo desde fuera de la propia personalidad, y la segunda implica dejar los juicios, no limitar la vida a una sola forma de verla y abrirse a la aceptación de la realidad.
“Lo que hay es perfecto y toca dejarlo ser”, siguiere. Esta filosofía trasciende su carrera y aplica para su vida, el artista se niega a verse alienado ante un partido político o tendencias globales; cree firmemente que, aunque la corriente empuje en otra dirección, tener la claridad sobre qué es lo de uno y perseguirlo, es clave. “A míeso me permitió afrontar la vida, tuve que ser muy testarudo y seguir adelante. Porque la vida siempre va a pedir que sea otra cosa. Porque no se le da el valor que se le debería dar al arte”, reflexiona.
El Gesto Lúdico y el espectador
Para Frieri, la posibilidad de que distintos espectadores interactúen con su obra es parte de ese trabajo conjunto y reconoce que “cada persona conecta de forma particular”.
Incluso, si el espectador se queda en el mero acto contemplativo, las esculturasproponen conectar y fluir, “cargan una información orgánica, humana, biológica delentorno”.
El proceso de creación se da a través de una obra originaria, un elemento similar a un reloj de arena que permite una dualidad y busca que esas estructuras tengan la menor cantidad de masa y la mayor optimización posible. “Es lo que hace la naturaleza, busca la manera para que una hoja, que es super delicada, pueda erguirse y tomar los rayos del sol”, propone Frieri.
La exposición de Frieri en el campus central de la Universidad de La Sabana se suma a las exposiciones promovidas por el programa Campus Cultural que en 2025 convocó obras de artistas como Juan Ricardo Mejía, Negret y Villamizar, e Iván Linares.
*Tras recorrer países como Argentina, Italia, Japón y Estados Unidos con su obra, Frieri la ha traído al campus cultural de la Universidad de La Sabana, en Chía, en donde se encuentra abierta al público hasta el 20 de febrero de 2026.
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