Lecciones de la psicología para afrontar las crisis

¿Controlar lo incontrolable?
La pérdida de un ser querido, separarnos de nuestra pareja, enfrentar una enfermedad catastrófica, un despido o la pandemia, constituyen situaciones que pueden estar más allá de nuestro control y ser tan estresantes como para exponernos a la ansiedad, la depresión o el estrés.
¿Cómo nos afectan estas situaciones?
La ciencia del comportamiento lo estudia a través del fenómeno del desamparo aprendido, descubierto por Seligman y Overmier, cuando exponían a perros a estímulos molestos e incontrolables. Los animales se quedaban tendidos e impotentes para protegerse (como deprimidos), no aprendían nuevas respuestas, desarrollaban temor, úlceras, alteraciones en sus niveles de cortisol y norepinefrina, y hasta susceptibilidad al cáncer. La psicología clínica vio en el desamparo un modelo para entender la depresión, el estrés y otras formas de malestar psicológico, evaluarlas e intervenirlas efectivamente.
¿Qué efectos tienen el acoso, la violencia u otras dificultades sobre nuestra psicología?
Los experimentos son valiosos para comprender variables relevantes y las bases neuronales, e identificar las mejores estrategias para su prevención y tratamiento, como medicamentos. Sin embargo, la psicología clínica va más allá del alcance de la investigación animal porque los seres humanos somos más complejos.
El lenguaje afecta nuestro comportamiento y puede llevarnos al bienestar o el sufrimiento cuando somos esclavos de nuestras ideas, nos fusionamos con ellas y rechazamos alternativas para orientar nuestras acciones. Si nos decimos: “para qué debería intentarlo si no servirá de nada” o “soy lo peor”, terminamos en un estado casi absoluto de inmovilidad: indefensos. Comprender cómo estas “reglas” nos afectan y producen malestar, y cómo podemos modificarlas es esencial para el ejercicio clínico. Un ejemplo ilustrativo se encuentra en el conversatorio “Si no puedes con el miedo, habla con él”, de la profesora de la Facultad de Psicología, María Belén García.
El lenguaje afecta nuestro comportamiento y puede llevarnos al bienestar o el sufrimiento cuando somos esclavos de nuestras ideas.
El acercamiento entre la investigación y la terapia es necesario con fenómenos como el desamparo o la depresión, a fin de desarrollar estrategias que los prevengan y los traten. Inés A. Trindade y algunos de sus colaboradores sugieren que la flexibilidad psicológica es una condición esencial para prevenir y tratar estas condiciones, pero Laura E. Meine y sus colaboradores también sugieren que nuestras historias personales pueden protegernos o predisponernos. Quienes han enfrentado y dominado acontecimientos previos parecen ser mucho más resistentes a la depresión; sin embargo, todos somos susceptibles en alguna medida, y puede ser oportuno buscar ayuda en nuestras redes de apoyo o una atención psicológica especializada.
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