Lo que Borges predijo de la vida en 2025, una reflexión del Vicerrector Juan Fernando Córdoba
Tras la renovación de su trienio a cargo de la Vicerrectoría de profesores e investigación, el doctor Juan Fernando Córdoba reflexiona sobre la importancia de esta rama del gobierno universitario, sus retos y los aprendizajes que puede tomar de la literatura y la historia.
Hay quienes, apasionados por la literatura, admiran el mundo a través de sus metáforas. Este es el caso del doctor Juan Fernando Córdoba, vicerrector de profesores e investigación, quien recientemente fue renovado en su cargo y empezó el segundo trienio.
Uno de los objetivos de su vicerrectoría consiste en integrar la investigación en el quehacer académico de los profesores; sin embargo, el trasfondo de esta labor es mucho más profundo. A partir de la creación de lineamientos para la vinculación de profesores de planta, la expansión de Core Curriculum para ellos y para el área administrativa, además de la constante coordinación de proyectos investigativos, el doctor Córdoba considera que se nutre un proceso arraigado a la misión de la universidad: “buscar, descubrir, transmitir y conservar la verdad”.
Lo cierto es que desde hace años se ha olvidado el origen de lo que hoy conocemos como la universidad. La palabra tiene su origen en el latín universitas, que originalmente significaba “totalidad” “comunidad” o “conjunto”; en nuestros días, el término hace referencia al centro de enseñanza, donde todas las áreas del conocimiento convergen y dialogan para acercarse cada vez más a la verdad.
“Es por esto qué venimos trabajando en el tema de la convergencia, concepto que le da su nombre también al nuevo lab de AdPortas, una instalación que cuenta con múltiples salas y espacios para que profesores y estudiantes de todas las disciplinas puedan compartir ideas y alcanzar una mirada interdisciplinar. Queremos solucionar problemas reales y, para que esto sea posible, necesitamos la mirada convergente desde distintas disciplinas”, explicó el vicerrector.
Es justamente en ese proceso de exploración y trabajo colaborativo que se ha llegado a un factor que será determinante en el siguiente trienio: la tecnología al servicio de la investigación con impacto tangible.
La docencia y la investigación: dos caras de una misma moneda
Los últimos años han traído movimientos acelerados. Se dejó de lado el vínculo interpersonal para establecer relaciones en línea; cambiaron las visitas a las bibliotecas por la búsqueda en internet y, finalmente, se relegó el proceso de preguntar (y preguntarse) a escribir un prompt que pudiese resolver la inteligencia artificial.
Maravillados por la rapidez y el acceso “ilimitado” al conocimiento, los humanos poco a poco han migrado sus procesos de pensamiento a la tecnología. Olvidaron que estos nuevos descubrimientos suponían una nueva herramienta, más no el reemplazo absoluto del humano que la opera.
Por ejemplo, en la investigación y el aula de clase, habrá quienes piensen que hoy en día la pregunta de su próxima tesis doctoral podría obtenerse a partir de un buen prompt, sin necesidad de la discusión con otros o de las tertulias que compartían académicos de antaño. Y, aunque de forma pragmática, esto parece ser cierto; Córdoba explica que “en mi experiencia como profesor, uno se encuentra con muchas inquietudes en el aula y, si bien unas pueden ser resueltas a través del diálogo o la búsqueda de literatura, habrá otras que no. Ese es un buen primer acercamiento para escoger qué se necesita investigar”.
Una profecía de Borges que nos llama a no olvidar la inteligencia humana en tiempos de la IA
A lo largo de la historia, la literatura ha funcionado como predictora de los avances tecnológicos que desarrolló el ser humano. Jorge Luis Borges, uno de los autores favoritos del vicerrector, obtuvo reconocimiento mundial por su obra literaria. Allí exploró temas filosóficos y existenciales, combinando herramientas narrativas del cuento y el ensayo, proponiendo siempre reflexiones acerca de la vida, la condición humana y sus andares.
En medio de esta charla y, con miras al futuro del nuevo trienio, el Doctor Córdoba no pudo evitar pensar en el cuento “Funes el memorioso”. Una historia que narra la existencia de un ser particular, un hombre bendecido con memoria prodigiosa e incapaz de olvidar hasta el más mínimo detalle vivido.
Dentro de sus grandes proyectos de vida, Ireneo Funes (el protagonista del relato) intentó crear su propio lenguaje y catalogar en su mente cada recuerdo grabado. La exactitud nunca fue un problema, bastaba con volver en su memoria al día deseado, para recopilar los detalles más insignificantes.
Sin embargo, a medida que más recuerdos se acumulaban era evidente el verdadero talón de Aquiles de tan maravillosa virtud; recordar era fácil, pero pensar era imposible. Si así lo quisiese, según narra Borges, este personaje podría recordar un día entero de su vida, pero para llevar a cabo dicha tarea debía sacrificar un día nuevo. Además, cuando se le pedía hacer análisis complejos, abstraer, generalizar; su virtud se convertía en su prisión.
Para el vicerrector, Funes el memorioso parece ser una predicción antigua de lo que hoy conocemos como Inteligencia Artificial. Un ente que tiene acceso a los detalles más minuciosos, que transita constantemente entre los recuerdos de todo aquel que ha subido información a internet; pero que es incapaz de reflexionar sobre los conocimientos que ha procesado.
Imaginar a la IA andar por si sola, como Funes, parece ser una realidad añorada por muchos. No obstante, si algo puede aprenderse de este cuento es su final. Allí el protagonista muere, se despide del mundo sin dejar un legado más allá de su sorprendente habilidad; pasando por alto el potencial que, de haber sido acompañado por otro humano, habría tenido un impacto tangible en la sociedad.
Es por esto que “debemos manejar la inteligencia artificial como una extraordinaria herramienta que puede potenciar la inteligencia humana y no sustituir aquello que nos ayuda a desarrollar lo propiamente humano. Por ejemplo, ¿cómo puede alguien hacer la pregunta correcta (hacer un buen prompt) de algo que no conoce? ¿Podría dar una mirada crítica ante la respuesta arrojada? ¿Le será posible generar un nuevo conocimiento? Para hacer esto, necesitamos que nuestras propias capacidades se estén nutriendo a través de la lectura, el diálogo y la investigación”, agregó el vicerrector.
Y, justamente por eso, los próximos tres años de la Vicerrectoría de profesores e investigación estarán dedicados a conseguir cada vez más recursos que permitan el mejor desarrollo profesoral posible para crear proyectos de investigación con impacto en la sociedad. Motivando a profesores y estudiantes a no caer en las trampas de las cuales fue víctima Ireneo Funes, recordando la misión innata de todos aquellos que pisan un campus universitario: la búsqueda de la verdad.
Artículos relacionados

CONTACTO
Tus comentarios y preguntas son importantes para nosotros. Diligencia este formulario y nos pondremos en contacto. También puedes venir a visitarnos y resolveremos tus dudas.