El triple impacto que generan las buenas empresas en el mundo

La Dirección de Estudiantes y Profesores del Instituto Forum realizó el “XXXIII Sesión del Fórum de Ética y Responsabilidad Social y Empresarial”, teniendo como invitada a Adriana Velásquez, magíster en Administración de Empresas de la Universidad Camilo José Cela de Barcelona y, actualmente, directora de Sostenibilidad y Sociedad de Alquería. Velásquez establece el compromiso socioambiental como una estrategia corporativa para incentivar el progreso de la industria.

Los consumidores buscan la transparencia y la ética del negocio.
“Generar una cadena de valor desde un inicio signifi ca idear un propósito superior, en el que las instituciones privadas aporten soluciones a una difi cultad del ecosistema”, comenta Velásquez. Igualmente, añade que crear un modelo de negocio enmarcado dentro de un equilibro económico, social y ambiental es la clave de las empresas exitosas.
Para alcanzar este triple impacto: ambiental, social y económico, las compañías privadas se certifi can como tipo B. Velásquez afirma que “Las empresas B no necesariamente nacen con el propósito de alcanzar altos estándares de responsabilidad social y tampoco pretenden simplemente lucrarse, sino que, con el tiempo, comprenden su existencia en el mundo para revertir las defi ciencias dentro del ámbito en el que cooperan”.
Muchas de estas entidades producen alimentos de la canasta familiar, de modo que se ocupan de disminuir los choques negativos que ocasionan sus principales proveedores al medioambiente y para los cuales “buscan soluciones correctas”, menciona Velásquez. Alquería es un ejemplo de empresa B”, pues lleva a cabo el plan “Alquealiados”, por medio del cual educa a los campesinos en temas de sostenibilidad y efectos del CO2 en la fauna y flora, con el fi n de que se aumente el interés colectivo en el entorno.
Aunque las empresas B no son las mejores del mundo, y tampoco esperan serlo, su determinación y desempeño socioambiental las destaca frente a los clientes y colaboradores. “No habrá personas que compren a entidades que sean cuestionadas a nivel moral, de gobernabilidad y de producto. Las compañías que no tengan un marco de sostenibilidad no tendrán ni accionistas que inviertan ni empleados que quieran laborar allí”, dice Velásquez. Los consumidores son exigentes frente a la moral del negocio y el esquema de gobernanza.
Por esto, Velásquez expone ciertos retos que tienen las instituciones que aún no se catalogan como B y hace un llamado a instaurar políticas que permitan el triple impacto. Por un lado, “El propósito social y ambiental debe ser acogido por todo el gobierno corporativo”, que incluye a todas las juntas directivas, funcionarios administrativos y comerciales, y a los proveedores de la entidad, comenta Velásquez.
Además de esto, se debe “Ampliar la continuidad del negocio, en la que, a pesar de la coyuntura internacional colmada de escenarios infl acionarios, circunstancias geopolíticas e incertidumbres, las corporaciones sean más resilientes y creen normas sólidas de mandato ético”, expone.
Por otra parte, “Un compromiso importante es impulsar a los jóvenes a insertarse en el trabajo del campo, que es la base del desarrollo económico en nuestro país”. A través de convenios con instituciones educativas, se invita a niños y adolescentes para que sean formados en servicios agropecuarios. “Esto ayudaría a decrecer las huellas de carbono en la capa de ozono y aumentaría la producción de sus fi ncas. Ellos son los encargados de dar larga vida al planeta”.
De igual forma, Velásquez afirma que “Las empresas dependen de sus trabajadores, aliados y el entorno laboral que se fomenta”, por lo cual, uno de los desafíos más grandes es establecer un balance entre la productividad y los ingresos de la institución. “Sin ambiente no hay sociedad y mucho menos oficio. No hay organizaciones exitosas con sociedades fallidas”, añade.
“Los compradores valoran más la ética detrás del negocio que la calidad de los bienes. Valoran que trabajemos por la transparencia y por hacer las cosas mejor”, concluye Velásquez. Los clientes se enfocan en el modelo de impacto de la compañía y en el diferencial que se puede implementar frente a la competencia en el mercado.
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