Rotación internacional en Cirugía Pediátrica

Lady Jhoana practicante en cirugía pediatrica Universidad de La Sabana

Lady Johanna Carreño junto al doctor Rogelio Torres Martínez, jefe de Cirugía Pediátrica, y el grupo de doctores y residentes de esta área.

Lady Johanna Carreño, estudiante de decimocuarto semestre de Medicina, cursó dos meses de rotación en Cirugía Pediátrica en el Hospital General de México, y está un paso más cerca de su sueño: especializarse en este campo del conocimiento.

Lady Johanna siempre ha estado interesada en la cirugía pediátrica. Cuando estaba realizando su internado en el Hospital Militar, conoció a varios doctores que se habían especializado en México y se interesó en ese país. “Presenté una propuesta de intercambio a la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional. A los tres meses fui aceptada para realizar el internado en cirugía general y comenzar la primera semana de agosto con la inducción para todos los estudiantes de movilidad (internacionalización)”, dice.

Pero su sueño estaba por cumplirse. Pudo reunirse con el director de la Facultad de Medicina de la escuela, el doctor Ricardo Juan García Cavazos, y le explicó su interés en la cirugía pediátrica. “Me dijo que era la primera vez que se realizaba un convenio con la Universidad de La Sabana para el área de medicina; que presentaría la propuesta al director de la Academia del Hospital General de México para ver si aceptaban a un interno en Cirugía Pediátrica. El director dijo que sería también la primera vez que un interno estuviera solo en esta área, dado que esta es una subespecialidad y, por lo tanto, solo se aceptan estudiantes de posgrados. Sin embargo, dijo que podíamos intentar esta vez, con el compromiso de que debía integrarme como interna a un ambiente de subespecialidad. Acepté y comencé mi internado el 7 de agosto con el doctor Rogelio Torres Martínez, jefe de Cirugía Pediátrica, y su grupo de doctores y residentes”, relata.

Como parte de la movilidad internacional se viven desafíos ante cómo ubicarse o adaptarse a diferentes costumbres. “Al llegar a México, el mayor reto fue la ubicación para vivir, ya que las direcciones son por nombres y el mayor medio de transporte es el metro. Sin embargo, la primera semana de inducción fue de gran ayuda, porque, además de mostrarnos la riqueza cultural de la Ciudad de México, teníamos el apoyo de los estudiantes nativos que nos resolvían las dudas y nos ayudaban con la ubicación o la movilidad. Me encantaron sus costumbres; las personas son muy amables y muy familiares. La comida es deliciosa”, expresa Lady Johanna. Para ella, esta fue una de sus mejores vivencias: “Gané miles de experiencias gracias a la cultura del país y a personas de naciones diferentes”, asegura.