¿Por qué el Nobel de Economía lo recibió un profesor?

Columna escrita por el profesor Álvaro Turriago, de la EICEA. El aporte de Richard Thaler, galardonado por la academia.

Por Álvaro Turriago, profesor EICEA

¡Nobel, al tablero! La Universidad de Chicago vuelve a la palestra mundial con una buena noticia o mejor con “excelentes calificaciones de desempeño”. Uno de sus profesores, Richard Thaler, fue galardonado por la academia sueca como Nobel de Economía 2017, aunque en realidad el galardón lo otorga el Banco de Suecia en ciencias económicas en memoria de Alfred Nobel.

Thaler sigue el legado de un colega que también es profesor en esa universidad norteamericana, James Heckman, quien obtuvo este mismo premio diecisiete años atrás en compañía del economista Daniel McFadden. En el texto del comité sueco dice que este premio le fue otorgado a Thaler por haber construido un puente entre el análisis económico y la psicología en el proceso de toma de decisiones; análisis que le permitió explorar cómo la racionalidad limitada, las preferencias sociales y la falta de autocontrol afectan tanto la toma de decisiones, como los resultados de sus actuaciones en los mercados.

Sorprende gratamente ver cómo, de manera tácita, el comité de asignación de los premios Nobel se apartó de una tendencia, ya larga, de premiar trabajos de la órbita cuantitativa macroeconómica exaltando un trabajo de carácter microeconómico y más bien humanista.

El aporte de Thaler

El problema de investigación que ha animado la obra de Thaler está enmarcado en encontrar soluciones a la paradoja de por qué los humanos tenemos escogencias irracionales a pesar de que contamos con una aparente y rigurosa racionalidad.

Este autor, que nació apenas diez días después de que se acabara la Segunda Guerra Mundial, se ocupa de la racionalidad o lógica de los agentes económicos. Las paradojas en la racionalidad económica surgen debido a que, en los procesos de pensamiento y raciocinio de los seres humanos están presentes las emociones como vínculos sociales. Este par de condiciones hacen que se den juicios sesgados o asimétricos, Es decir, cuando las personas toman decisiones además de contemplar aspectos puramente monetarios tienen en cuenta aspectos derivados de su mundo interior y su vida social.

En lo referente a los procesos internos de raciocinio de los seres humanos, uno de los aportes más importantes de Thaler radica en la crítica que hace al modelo de razonamiento propuesto por la corriente de pensamiento tradicional (Mainstream), en la teoría económica. Este modelo de racionalidad propuesto por la teoría tradicional, sostiene que todas las personas tienen acceso a la información sin restricción alguna, lo que garantizaría su procesamiento sin problema alguno, llevaría a que se tomen decisiones correctas y pertinentes.

El acceso a la información completa por parte de los mercados es algo total- mente cuestionable. En sus experimentos este autor comprueba varios de los asertos de la llamada teoría de la contabilidad mental, en la cual la gente simplifica sus decisiones financieras.

Con respecto a la vida en sociedad, el Nobel analiza extensamente la temática de la cooperación. Las sociedades humanas para sobrevivir siempre se han colaborado entre sí. Sin embargo, esta correspondencia cooperativa se verá afectada por las emociones de nuestros semejantes. En un mundo que acepta la creación de valor por trabajos en red resulta incomprensible desconocer la dimensión de la ayuda mutua.

La “racionalidad” económica

En síntesis, el argumento más importante de Thaler, quien fue premiado con no menos de 1,1 millones de dólares por haber ganado el Nobel, descansa en consideraciones sobre la racionalidad económica de los seres humanos. Este tema ha estado presente como hilo unificador del análisis económico desde los inicios de la ciencia económica, y acepta la creencia de que las personas siempre tomarán las mejores decisiones dentro de un conjunto de posibles determinaciones. Pero en la vida real las cosas no siempre se dan así, porque es difícil desvincular del pensar no solo la emoción, sino también las influencias sociales.

La problemática de la racionalidad económica seguirá planteando interrogantes a la ciencia de la economía. Una de las tendencias analíticas de la teoría económica enfatiza en la circunstancia de encapsular la diversidad de la conducta humana en modelos matemáticos simplificadores que reduzcan a estándares y patrones uniformes (homo oeconomicus) el comportamiento de todos los seres humanos.

Este reconocimiento a Thaler, al final, debe servir para promover el estudio de los principios psicológicos establecidos. Solo a manera de ejemplo interesa citar el caso del Reino Unido, donde el Gobierno para aumentar el recaudo de impuestos recuerda a los morosos que la mayoría de sus vecinos ya los han pagado y, por este efecto psicológico de comparación consigue réditos en el aumento de recaudos tributarios.