Cursar la Maestría en Pedagogía desde Urumita, una aventura por la Educación en Colombia

La profesora Amadis Guerra, estudiante de la Maestría en Pedagogía, extensión La Guajira, cuenta a Campus su experiencia.

Urumita es un municipio de Colombia ubicado en el departamento de La Guajira, a 136 kilómetros de Riohacha, su capital. Allí vive Amadis Guerra, estudiante de primer semestre de la Maestría en Pedagogía, extensión La Guajira. Profesora de Biología, ella trabaja para la Institución Educativa Inmaculada Liñán, donde forma a 250 estudiantes de los grados sexto, séptimo, décimo y undécimo, quienes, en su mayoría, pertenecen a los estratos 1 y 2. Según la página web de la Alcaldía del municipio, Urumita tiene una población cercana a los 17.000 habitantes: el 20% de ellos trabajan en las minas de carbón y el 80% se dedican, en su mayoría, a la agricultura y la ganadería, lo cual repercute en el acceso a la educación.

En el 2015, a raíz del bajo rendimiento de sus estudiantes en las pruebas Saber, la profesora Guerra pensó en tomar acciones para revertir esa situación. Al respecto, dice: “Sentía la necesidad de hacer algo. Era hora de volver a estudiar para ayudar a mis estudiantes, pero no tenía los medios económicos”. Esta intención coincidió con la apertura de la Maestría en Pedagogía, extensión La Guajira: “Cuando me enteré de que podía hacer la maestría en la Universidad de La Sabana, sabía que era una oportunidad que no podía desaprovechar”, expresa. 

Después de un proceso de selección que duró más de tres meses, obtuvo uno de los 73 cupos que ofertó el programa Becas para la Excelencia del Ministerio de Educación Nacional a los profesores de colegios oficiales del departamento; así, su intención se convirtió en una realidad.

Hoy, cuenta que para llegar a la clase de los viernes a las 4:00 p. m. debe finalizar sus labores en el colegio a las 11:30 a. m. Junto con la profesora Luvis Ramos, quien también cursa la maestría, emprende un viaje de casi tres horas en las camionetas pequeñas que van hasta Riohacha, donde se desarrolla el programa. Allí, pasa la noche en un modesto hotel para asistir el día siguiente a la clase de las 7:00 a. m.

“El nivel de exigencia de la Universidad es alto. La carga académica a veces agota, pero la motivación es mayor y, por eso, el esfuerzo que hago vale la pena”, asegura.

Dentro del desarrollo de la maestría, la profesora Guerra seleccionó el énfasis de Docencia en Desarrollo del Pensamiento Científico y Tecnológico, en el que elabora un trabajo de investigación, junto con la profesora Ramos, para mejorar las habilidades de lectura y escritura de los estudiantes en la institución a la cual prestan sus servicios, con el propósito de fortalecer estas competencias para que ellos puedan acceder a la educación superior y mejorar la calidad de vida de sus familias.