Gladys María Amú Rodríguez vive en Barrancabermeja, es profesora de ciencias naturales de primero a cuarto de primaria y debido a que fue la ganadora de un concurso, promovido por Aspaen, hoy hace parte de los 5 estudiantes nuevos de la Especialización en Pedagogía e Investigación en el Aula, metodología virtual. Como no podía desplazarse y las especializaciones presenciales que existen en su municipio no le interesaban, llevaba varios meses buscando una que tuviera como eje principal la neuropsicología o la investigación.

“Duré buscando por mucho tiempo. Un día, como mi colegio hace parte de Aspaen, nos enviaron un correo diciendo que se abría un concurso para una maestría y especialización virtual, con énfasis en investigación en el aula, en la Universidad de La Sabana. No lo podía creer. La psicóloga del colegio, quien se graduó de aquí, ama esta Universidad; me había dicho que era una de las mejores y más hermosas en todo el país. Y sí, tiene toda la razón”.

De inmediato aplicó para concursar por la beca, que incluye el cubrimiento de un 75% sobre el total de la matrícula, 50% por parte de La Sabana y un 25% por parte de Aspaen. Al final, quedaron tres finalistas y ella fue la ganadora. “Todo el proceso ha sido excelente. Los directivos y profesores son muy afectuosos y la directora del programa, Clara Inés Segura, ha sido una persona muy humana con todos nosotros”, afirma Gladys.

Lleva en el Programa poco más de dos meses y medio, pero Gladys María siente que la relación con sus compañeros es como de años. Tiene un buen ritmo de trabajo con sus colegas y añade que hay una buena comunicación, a pesar de la distancia. “Pareciera que tuviéramos una relación directa. Pese a que somos de distintas ciudades compartimos unos vínculos afectivos muy fuertes. No solo se habla de la especialización o la maestría, también conversamos acerca de temas a nivel familiar y personal”.

Su relación con la Universidad tampoco representa un problema para ella, pues siente que tiene el mismo sentido de pertenencia como cualquier otro estudiante con clases presenciales. “Para mí no ha sido difícil. Uno se contextualiza y tiene identidad. Nunca he sentido lejana a la Universidad. Fuera de los ladrillos, las personas son las que hacen la cercanía. Y esas personas especiales son las que permiten que se acorte la distancia”, concluye.