¿Cómo utilizar una tarjeta de crédito y no “colgarse” en el intento?

“Una tarjeta de crédito es un tipo de préstamo".

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En Colombia hay más de 15 millones de tarjetas de crédito activas, según un informe de la Superintendencia Financiera (hasta enero del 2019), es decir, por cada tres habitantes, uno es usuario de una tarjeta.

Hoy, las entidades financieras ofrecen tarjetas de crédito en cualquier lugar y por diferentes medios: con aplicaciones, llamadas telefónicas reiteradas durante el día e, incluso, en los pasillos de los centros comerciales o almacenes de cadena.

Según Duván Murcia Riveros, gerente de una oficina del Banco de Bogotá y estudiante de la Especialización en Finanzas Corporativas de la Universidad, los requisitos para disponer de un cupo de crédito por medio magnético son sencillos, tanto para empleados como para independientes. “Basta con estar al día en las obligaciones y tener un buen comportamiento de pago”, señala. Incluso, “existen entidades financieras como Tuya o Falabella que otorgan tarjetas con solo presentar la cédula. Las únicas bases que consultan son Datacrédito y los aportes a la seguridad social”, añade.

“Una tarjeta de crédito es un tipo de préstamo y, como tal, exige asumir responsablemente el compromiso de su pago, pues, de lo contrario, se caería en mora, lo cual ocasiona bloqueos y desmejoramiento del puntaje del tarjetahabiente ante las centrales de riesgo, Datacrédito, Cifin y Procrédito”, explica Javier Alonso Prada, profesor del Departamento de Finanzas de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas. Con esto, se dificultaría la adquisición de nuevos préstamos, entre otras implicaciones que pueden generar “dolores de cabeza”.

Prada considera que las tarjetas de crédito deben tener un propósito frente a su uso, por ejemplo, se pueden utilizar para cubrir imprevistos o emergencias, o realizar una inversión que aumente los ingresos en el futuro, como estudiar un posgrado. “Por supuesto, me refiero a imprevistos o emergencias como un accidente, alguna calamidad familiar o un impase económico, como el desempleo. No se puede considerar como una emergencia la ‘necesidad’ de comprar la nueva camiseta de la Selección Colombia porque su diseño cambió para la Copa América, por ejemplo”, aclara.

El profesor resalta algunos aspectos frente al manejo de una tarjeta de crédito y comparte recomendaciones para su buen uso:

Sí o sí es un gasto

Aparte de los intereses que genera, como del 29% efectivo anual (la tasa legal más alta luego de los microcréditos) por compras diferidas a más de una cuota o avances, por la tarjeta se cobran cuotas de manejo junto con pólizas de seguros que protegen los intereses de las entidades financieras.

Dale sentido a tu deuda

Los préstamos pueden ayudarte a alcanzar tus metas; sin embargo, planea y sé consciente de tu modelo de pago. Pregúntate: ¿con qué propósito me endeudaré?, ¿qué beneficio me generará?, ¿realmente valdrá la pena?

Presupuesta

El pago de la tarjeta se convierte en un gasto que debe presupuestarse. De tus ingresos, ten claridad sobre cuánto puedes destinar a este fin, sin perjudicar otros gastos, como el transporte o la alimentación. Destina, como máximo, el 30% de tus ingresos para cubrir el total de las deudas.

Ten cuidado con el cupo

En caso de que desees solicitar un préstamo para un posgrado, vivienda o vehículo, tu tarjeta de crédito también afectará tu cupo de endeudamiento, aunque no la uses.

¿Usas la tarjeta con la razón o la emoción?

En la mayoría de los casos, el uso emocional se impone. Cuando vas a un centro comercial y aparece una vitrina que dice “50% de descuento”, seguramente comienzas a sentirte motivado: “Hay descuento y tengo la tarjeta, es una señal”. Ahí es cuando menos debes usarla, a menos de que tengas programada la compra, así podrás aprovechar realmente el buen precio.

Cuando sientas la atracción fugaz, emocional, por comprar con una tarjeta, Prada te recomienda dejar pasar unos días: “Si después de este tiempo, analizaste la situación y sigues pensando que la compra te beneficiará, considerando en cuánto te va a quedar la cuota, el cupo de endeudamiento disponible y el presupuesto para pagar la nueva deuda, entonces tu compra será racional”.

Prada invita a tener madurez al gastar: “Cuando una persona realmente es madura, no pone su felicidad en adquirir cosas suntuarias. Prefiere siempre a la familia, una verdadera amistad o un verdadero noviazgo, y no permanece en el inmediatismo o en el capricho de ir a un restaurante caro, a sabiendas de que esto puede disminuir su cupo de endeudamiento. Debe pensar en un crédito que le permita alcanzar sus metas a mediano y largo plazo”. Agrega: “Se debe realizar una planeación financiera, por lo menos a cinco años, en la cual se establezcan metas de ahorro y de inversión”.

El profesor recuerda lo que le dijo un experto: “Lo mejor para tener finanzas familiares sanas es una vida frugal, austera. No gastes en cosas solo porque se las viste al vecino o a un compañero de oficina. Prepárate para trabajar y aportar a la sociedad, a la familia; en vez de dar dinero, representado en gastos suntuosos, date a ti mismo, comparte con tus seres queridos”