Enseñanza con sello Sabana

“Aprendí que, a pesar de las dificultades que tuvieron algunos profesores en su camino durante la maestría (incluidas las de transporte, económicas y familiares), siempre encontraban una luz de esperanza y una sonrisa para mostrar la cara amable de La Guajira”, así describe su experiencia Carlos Humberto Barreto Tovar, profesor y coordinador de la Maestría en Pedagogía, extensión La Guajira.

Largas jornadas de trabajo y más de 30 viajes a La Guajira le han dejado grandes historias y anécdotas. Su perspectiva de la región cambió desde el primer viaje: se encontró con una cultura muy diferente que, al principio, significó todo un reto por superar. “Iba con bastantes imaginarios dados por los medios de comunicación que nos muestran a La Guajira solo con corrupción, pobreza y desnutrición; pero es un gran departamento de nuestra Colombia, una región multicultural donde se ven tres regiones marcadas con identidades propias”, afirma

“Ser profesor en La Guajira vale la pena porque es una oportunidad para que ayudemos a generar cambios en las mentes y los corazones de los niños”.

Sabía que los constantes viajes significarían sacrificar tiempo con su familia. Pese a esto, los “frutos” recogidos al ver los logros de los estudiantes-profesores, estar presente en las socializaciones y ser testigo de las transformaciones que estaban haciendo en el aula eran sus mayores satisfacciones. “En muchos lugares de La Guajira los profesores son la representación del Estado, son las personas que logran sacar adelante a sus comunidades”, señala.

Barreto Tovar recuerda uno de los momentos más difíciles de la maestría: la muerte del estudiante-profesor Jesús Molina. “Fue un momento triste. Ante esto, nos fortalecimos como grupo, consolidando el trabajo en equipo que estábamos realizando”, dice.

El profesor y coordinador tiene presente que todo el esfuerzo valió la pena y hoy se siente muy orgulloso de haber graduado a la primera cohorte de estudiantes de la maestría. “Ser profesor en La Guajira vale la pena porque es una oportunidad para que ayudemos a generar cambios en las mentes y los corazones de los niños de una región que necesita grandes transformaciones sociales”, concluye.