Guajira:‘reconquistando’ las aulas de clase

Una región que quiere dejar el fondo de las pruebas ‘Saber’

En la punta noroeste del mapa colombiano, llegando hacia los límites entre el mar Caribe y el sureste de Venezuela, queda una de las regiones culturales con mayor biodiversidad del país. Conformada por las tribus Wayúu, ubicadas en el centro y norte y seguido por las tribus Kogi, Ika, Kankuamo y Wiwa, que predominan en la Sierra Nevada. Es tan rica la mezcla cultural que según cifras del Departamento de Administrativo de Estadística (DANE) la composición étnica predominante en la región está compuesta por los Amerindios o Indígenas con el (44,9%), seguido por los Mestizos y Blancos (40,3%), continuando con los Negros o Afrocolombianos (14,8%) y terminando con los Gitanos (0,04%).

Tierra de mucho sabor y música, como lo son las recordadas letras de Carlos Vives en 1993 cuando le “echó en cara” a Moralito que no quiso hacer parranda e internacionalizó ‘La gota fría,’ una célebre canción que compuso el juglar Emiliano Zuleta Baquero en 1938. Es así, como inmortalizó, el nombre de uno de los pueblos de La Guajira, Urumita, un municipio a 136 kilómetros de Riohacha, capital del departamento de La Guajira.

"El índice tan bajo de calidad de los docentes puede atribuirse a las pocas ofertas académicas que hay"

Como se puede dimensionar es muy especial hablar de esta región dichosa y rebosante en diversidad cultural, pero sin duda es una región muy diferente a otras capitales del país. Poco se sabe de sus ciudades, municipios, economía o agricultura. Es más, si quisiéramos hacer una prueba de cuántos y cuáles son los municipios de La Guajira, el porcentaje de respuestas correctas estaría en menos del 50%. Pues esta población consumida en el olvido tiene 24 municipios como Riohacha, Villanueva, Maicao, Albania, Uribia, San Juan del Cesar, Urumita, entre otras. En el 2017 eran 1’.012.926, habitantes casi el 0.13% de los habitantes en Bogotá. Tiene apenas 250.000 niños y 85.964 niños Indígenas y la economía que mueve a la región son las minas de carbón, agricultura y la ganadería.

Saldo en rojo…

Una de las circunstancias más alarmantes y el gran talón de Aquiles de La Guajira es la Educación. Según cifras del Ministerio de Educación, la ciudad presenta los niveles más altos de analfabetismo del país: 36.2%. Según la Unesco para que un país sea considerado libre de esta problemática sus niveles deben estar por debajo del 4%. También, llama mucho la atención que la calidad educativa dentro de las aulas de clase no son las más óptimas. De acuerdo con las cifras de la Secretaría Departamental de La Guajira en el año 2015 tan solo cinco docentes contaban con educación avanzada de maestría, en el año 2018 esta cifra creció a nueve. Es decir, que en tan solo tres años la calidad de educativa de los docentes solo creció un 0.4%, en una región que cuenta con 9.000 educadores y que atienden a una población de 335.965 niños.

El índice tan bajo de calidad de los docentes puede atribuirse a las pocas ofertas académicas que hay. En lo referente a lo atractivo que puede resultar la educación avanzada superior para los maestros, El Ministerio de Educación Nacional reportó en el año 2016 solo 145 programas de pregrado y posgrados hay activos en La Guajira. Tan solo 11 programas correspondían a especializaciones y cinco a maestrías. Llama la atención que de todos los programas e instituciones que ofertan educación superior ninguna cuenta con registro de alta calidad.

Por otro lado, en La Guajira no solo preocupa la baja formación de los docentes que no cuentan con conocimientos especializados para la enseñanza de los niños de la región. También los insuficientes resultados que a lo largo del tiempo en las pruebas Saber la sitúan en un profundo puesto 22 de un escalafón de 33. Según la Secretaría Departamental de Educación la calificación en la que ha estado a lo largo del tiempo es ‘insuficiente’.

"Abruma mucho el nivel de la educación que tienen los diferentes colegios de la región que tan solo dos colegios están certificados internacionalmente".

Son tan preocupantes sus resultados que según el Ministerio de Educación en el 2018 tan solo 6 colegios en La Guajira han sacado nivel superior en pruebas Saber. Abruma mucho el nivel de la educación que tienen los diferentes colegios de la región que tan solo dos colegios están certificados internacionalmente. Por ejemplo si se hace un comparativo con Bogotá hay una diferencia abismal. Los resultados del 2018 de las pruebas Saber situó a más de 25 colegios por encima del promedio nacional y además cuenta con más de 30 colegios certificados con Bachillerato Internacional.

¿Qué hacer en la tierra del olvido?

Resurgir y mejorar la calidad de la educación sin duda es una de las primicias más importantes de La Guajira. Por ello, en estos últimos años constituye el segundo objetivo dentro del presupuesto departamental. Según la resolución No 445 de 2017, La Guajira tuvo un gasto de más de doscientos treinta y tres mil millones de pesos en educación en el 2018.

Por otro lado, ser una región con la calidad educativa por debajo del promedio nacional evidencia la necesidad de grandes esfuerzos por parte del gobierno nacional, departamental y municipal para el resurgir de la región.

Una de las primicias de la nación es realizar una intervención educativa en la capital indígena del país. Por ello, convocó a diferentes universidades a unirse con entidades nacionales, departamentales y municipales y generar propuestas cuyo objetivo principal sea transformar la educación de la región y convenirla en instrumento para cerrar brechas, especialmente en la población étnica.  

Desde el año 2016 la Universidad de La Sabana junto con el Ministerio de Educación, Colciencias, SENA y las Secretarías de Educación locales y departamentales iniciaron un proyecto de formación de calidad a 69 docentes para formarlos como magísteres en Educación Pedagógica. Involucrando a 23 instituciones educativas de la Alta, Media y Baja Guajira, en 11 municipios del departamento, impactado a más de 14.000 niños. 


Lea a continuación el impacto generado durante estos tres años de trabajo.