Ad Portas, la nave espacial para la Universidad de tercera generación 

A primera vista uno pensaría que Ad Portas es un coloso de acero y concreto que se levanta en el campus del Puente del Común, marcando su entrada. Sin embargo, su creador, el arquitecto Felipe Uribe, ve en él muchos más que su dimensión física: “Ad Portas no es un edificio, es un concepto; un instrumento de comunicación que se está afinando para transmitirle a la región y al mundo que la Universidad de La Sabana, exalta la investigación y la creación como verdadero lenguaje universal y motor de desarrollo para cualquier país”.  

La Universidad sin Ad Portas es hoy inimaginable pues desde 2015, cuando se inició su construcción, la magnitud de este edificio hacía previsible que cambiaría la cara de La Sabana. Más allá de lograr un gran incremento a la infraestructura educativa de la Universidad, este edificio se ha convertido en un referente institucional. 

Para unos significa progreso, para otros La Sabana del futuro. En el caso de Juan Nicolás Lozano, graduado de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Ad Portas tiene un significado más profundo. En 2017, mientras realizaba su proceso de admisión, Juan Nicolás visitó el campus por primera vez y para ese entonces era muy poco lo que se dejaba ver del trabajo arquitectónico del edificio Ad Portas.  

Sin imaginarse la gran obra que se estaba construyendo, Juan Nicolás inició su vida universitaria en el segundo semestre de 2017 cuando su facultad aún se ubicaba en el edificio A. Todo cambió el primer día de clases del primer semestre del 2018 cuando parte de la planta física de Ad Portas fue inaugurada. Su asombro pudo describirlo con una frase, “¡Wow!”. 

Ad Portas es prueba del crecimiento que ha tenido la Universidad de La Sabana desde sus inicios en 1971 en el tradicional barrio Quinta Camacho hasta la actualidad. La Sabana poco a poco comenzó a ganar prestigio, a crecer y a desarrollarse en infraestructura, y en capital humano. 

A La Sabana la precedió el Instituto de Educación Superior (INSE), que tenía 22 sedes, pocas casas en propiedad, la mayoría en arriendo, que componían el “barrio universitario” en el sector tradicional de Quinta Camacho de Bogotá. Poca área en comparación a las más de 138 hectáreas con las que cuenta actualmente la Universidad en su campus del Puente del Común.  

Para los estudiantes que conocieron el campus universitario con el imponente edificio Ad Portas, una vida sin este espacio es difícil de imaginar. Lo que antes era un parqueadero ahora alberga un edificio de más de 32.000 m2 que une el pasado, el presente y el futuro de la Universidad.

Años atrás desde el Puente del Común solo se apreciaba eso, un espacio destinado para los carros y, junto a él, los edificios K/L. Ahora desde la variante hacia el municipio de Chía, Cundinamarca, se puede contemplar el edificio de gran tamaño que con su forma curva abraza La Sabana.  

Mauricio Rojas, ex vicerrector de Desarrollo de la Universidad recuerda lo que le dijo el arquitecto cuando se inauguró el edificio: “Ahí les hice una nave espacial. Esto es una nave que los lleva en un viaje hasta donde ustedes quieran, vayan a ver que meten adentro”.

Según Rojas, la predicción resultó ser exacta. Rojas agrega que el edificio es tan grande que un día que él y Obdulio Velásquez, el rector de la época, estaban recorriendo la obra se perdieron. “Y eso que aprobamos todos los planos” agrega. 

Ad Portas cuenta con aulas de clases, un gran auditorio para más de 600 personas, Restaurantes, la estudioteca, el club de profesores y un salón de eventos, entre otros espacios pensados para el bienestar de toda su comunidad. Su construcción no se debió tanto al aumento de estudiantes como al interés por mejorar su experiencia académica. Ad Portas se convirtió en un lugar donde la comunidad se reúne diariamente a crear pues no se levantó para satisfacer una necesidad de espacio, sino más bien se construyó con la idea de “satisfacer aspiraciones” como lo afirmó Obdulio Velásquez Posada, exrector de la Universidad de La Sabana. 

Vasco Barbosa, profesor de planeación urbana de la Facultad de Ingeniería opina que el edificio es representativo del Campus porque integra elementos que recuerdan las construcciones coloniales del Campus y la modernidad y la tecnología: “Como arquitecto creo que es un símbolo muy innovador para la arquitectura nacional e internacional por la calidad que tiene el dibujo y el edificio en sí. Como profesor creo que es un marco muy grande en nuestro Campus, no sólo a nivel interno sino a nivel externo”.  

“En vez de ser un edificio creado para dictar clase, es un edificio que nos permite tener unión”, así es como el profesor de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas (EICEA), Andrés Lizcano, describe Ad Portas. “Es un punto de representación física para toda la comunidad”, agreda el arquitecto, Vasco Barboza. 

Ad Portas, admite Mauricio Rojas, se diseñó pensando en que las personas tuvieran espacios en donde estar: “El edificio se construyó con muchos espacios abiertos y, de hecho, las aulas en proporción de los espacios abiertos son menores”. 

Sus paredes han escuchado las aspiraciones de todos los estudiantes, sueños y metas que desean cumplir; además ha podido presenciar momentos inolvidables para su comunidad. Cada año llegan nuevos estudiantes, aquellos que a empiezan a visualizar su futuro profesional, pero también despide a otros con su graduación en su gran auditorio. 

El abrazo que nos rodea 

Fue la firma de Uribe de Bedout Arquitectos la seleccionada por concurso para llevar a cabo esta obra y materializar las ideas que la Universidad de La Sabana tenía en mente. Alrededor de 1.300 personas trabajaron en su construcción. Uribe ganó el concurso con una propuesta audaz: Transformar el plan que tenía la Universidad de construir cuatro edificios en una sola estructura, atravesada por un túnel. “Con eso solucionó un problema irresoluble de levantar cuatro edificios, que era cómo se iba a manejar el tráfico” dice Mauricio Rojas- 

La propuesta de paso le daba a La Sabana algo que hasta entonces no había considerado: Tener un edificio emblemático: “esto se volvió la cara de la Universidad y el edificio emblemático. Y abierto a la región, porque el edificio, con todas esas zonas que todavía no se han explotado, esas plazas, tiene previsto que cada vez haya más cosas con la comunidad en la que está inmerso” Agrega el antiguo vicerrector. 

“Un puente de lo que es ahora la universidad con lo que será en años venideros” comenta Carlos José Salgado, profesor de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas (EICEA). En definitiva, Ad Portas es una gran muestra del avance que ha tenido la universidad el cual se materializó en un edificio de madera, ladrillo, cemento y adobe. 

Rolando Roncancio, actual Rector de la Universidad describe a Ad Portas con una palabra: “Abrazo”. Ad Portas se ha convertido en el punto de encuentro de la comunidad universitaria y de personas de la región. Diariamente recibe a miles de personas con los “brazos” abiertos y dispone una experiencia inolvidable para quien lo empieza a conocer. 

¿Y por qué un “abrazo”? Pues el diseño del edificio evoca eso al tener una forma curva   que evoca los meandros del río Bogotá que atraviesan su campus. Sin Ad Portas el campus de La Sabana quedaba visible para todo aquel que transitara por la vía aledaña, pero desde su construcción ahora “protege” y “cuida” lo que sucede en su interior. 

Pero a la vez, el edifico posee otra curva hacia afuera. Abraza entonces a la región porque Ad Portas es el punto de encuentro entre ella y la Universidad. Con Ad Portas la Universidad se abre más a la región, al mundo y, ante todo, a las personas. Más allá de ser impactante, su construcción tuvo y tiene un compromiso con la región. Este compromiso se evidenció desde su inicio, pues su construcción impulsó la economía generando más de 2.000 empleos directos e indirectos en Chía y municipios aledaños. 

Su nombre cautivó cuando el arquitecto Felipe Uribe y su firma lo plantearon y hasta el día de hoy para los estudiantes significa eso pues es quien nos abre las puertas al campus cada día y nos recibe siempre. Su forma es como la del gesto de abrazar, proteger y dar la bienvenida a todos, gracias a una estructura que es de todos y para todos. 

Actualmente nuestra etapa como estudiantes de la universidad de La Sabana se enriquece entre las paredes de Ad Portas. Así como Juan Nicolás Lozano vio crecer el edificio, el edificio lo vio crecer a él. “Ad Portas es un símbolo de la Universidad. Empezar y terminar ahí es muy especial para mí a tal punto que se convirtió casi en un segundo hogar”, señala Juan Nicolás. Desde allí comenzó a tener aspiraciones y proyectarse profesionalmente, seguir un camino que desde Ad Portas empezó a construir.