La Asesoría Académica, un caminar juntos para la excelencia personal y académica 

“Le toco aprender a cocinar, a ser responsable con ella misma. Un choque que al principio le dio duro”, relata Yamileth Pinto, mamá de Natalia Ariza; estudiante del programa de Comunicación Social y Periodismo en la Universidad de La Sabana. 

Natalia Ariza llegó al municipio de Chía, Cundinamarca, con 16 años desde Riohacha, La Guajira.  Era la primera vez que viviría sola, por lo que su mamá estuvo con ella esos primeros días, asegurándose de conocer cada detalle de la nueva vida de su hija. Desde Riohacha, Yamileth, Natalia y su hermana menor emprendieron el viaje que marcaba el inicio de la vida universitaria de Natalia. 

El primer semestre en la Universidad para una persona es primordial pues es entonces cuando se define como será su vida en los próximos cuatro años, o más, de carrera. La gran mayoría de estudiantes que ingresan por primera vez a una universidad están en la última etapa de su adolescencia por lo que este cambio muchas veces no es fácil de asimilar. 

Para cambios como éste, que no son fáciles de asimilar, en la Universidad de La Sabana existe la Asesoría Académica Personalizada. Está dirigida a todos los estudiantes que ingresan a la Universidad, pero es particularmente útil para aquellos estudiantes que se mudan a una nueva ciudad por su educación, o para quienes necesitan apoyo para encontrar un método de estudio que les funcione, entre otros obstáculos. César Yepes, jefe de Cultura Institucional explica que “la asesoría académica es un acompañamiento que la Universidad La Sabana decidió, desde su fundación casi, tener con los estudiantes para poder ofrecer una verdadera formación integral y personalizada”.  

“Consiste sobre todo en orientar a los estudiantes que por primera vez llega al mundo universitario, pero sobre todo a estimularlos cada día para que sean conscientes de la aventura que van a emprender y obviamente de los deberes que deben cumplir” afirma Jairo Valderrama, doctor en ciencias de la información y profesor del departamento de Periodismo de la facultad de Comunicación. 

Instalarse en su nueva casa fue lo más sencillo de esta nueva etapa para Natalia, aunque cada detalle fue analizado minuciosamente por su madre para asegurarse de que su hija estaría cómoda y segura en este nuevo lugar que apenas conocían. “Yo la fui a llevar, a acompañarla y conocer la ruta de la universidad, conocer el campus de La Sabana y la verdad al mirarla por primera vez me alegré”, comenta Yamileth.  

Los llamados a ser asesores académicos son en primer lugar los profesores de planta. No obstante, los profesores de cátedra, personal administrativo y personal externo a la Universidad pueden serlo también siempre que compartan el proyecto educativo que La Sabana promueve y reciban la respectiva formación como asesores. En medio de todos los cambios que Natalia estaba viviendo, una ventaja que ella resalta es que su asesora además de ser profesora, María Paula Arbeláez, es graduada de la universidad, por lo que entiende de primera mano toda su experiencia.  

Cada uno de los asesores, trata a cada uno de los estudiantes como un individuo y como una persona en formación por lo que siempre están acompañándolos en cada momento que el estudiante lo requiera. Liliana Gutiérrez, profesora de la Facultad de Comunicación, es asesora académica desde el 2001 y de este programa resalta cómo se crea una “relación más cercana entre estudiante y asesor”.  

“Tratamos a cada uno de los estudiantes como un individuo como una persona Y como una persona en formación en todos los aspectos Entonces lo acompañamos en todos los momentos que podamos” explica Estefanía Losada, profesora de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas.

La Asesoría Académica, por ser una estrategia formativa, les permite a los estudiantes un acompañamiento continuo en su proceso académico. Para Natalia Ariza, la asesoría académica es un espacio en donde puede hablar sobre su proyección profesional. "Hablas de opciones de grado, internacionalización, tips de estudio, etc”, expresó. 

Para Aura Arroyo, Coordinadora de Asesoría Académica y Formación en la Facultad de Comunicación, la asesoría es “entender que nuestros estudiantes son personas integrales que necesitan ser escuchadas y ayudadas en muchos aspectos de su vida”. 

Yepes precisa que la asesoría académica, si bien tiene su génesis en el desempeño académico del estudiante, puede transcender lo académico: “empezamos siempre la asesoría académica con los puntos que tenemos en común y, por supuesto el punto que tenemos en común con un estudiante inicialmente es la academia, pero en la medida que vamos creciendo en ese trato vamos fortaleciendo Los lazos de amistad y por supuesto como en cualquier relación de amistad interpersonal ya se empezarán o se empiezan a tratar temas de carácter más íntimos y personales. O sea que la asesoría académica si trasciende lo académico y llega a la persona” 

Para Natalia su asesora es esa “imagen adulta” que tiene cerca de ella. “Mis papás no están conmigo en Chía pues vivo sola y no es lo mismo que hablemos por video llamada a hacerlo presencialmente. Mi asesora está para mí no solo para ayudarme con mis conflictos académicos; sino también con los sociales”, afirma Natalia. 

Hay estudiantes que nunca llegan a conocer a su asesor pues libremente deciden no utilizar este recurso que brinda la universidad, hay quienes aún continúan con ellos después del primer semestre. Natalia Ariza actualmente cursa su tercer semestre de carrera universitaria y semanalmente se reúne con su asesora. “Además de ser mi asesora, es mi profesora. Me nutre y me ayuda muchísimo; siempre que la necesito está pendiente para aconsejarme”, cuenta Natalia sobre su proceso en asesorías. 

Las primeras semanas de Natalia en Bogotá no fueron fáciles. Todo era nuevo y debía aprender sobre el sentido de independencia. Natalia había llegado a una nueva ciudad, personas e incluso cultura, pero el cambio que más le costó fue estar lejos de su familia. Mientras, Yamileth sentía una preocupación constante por el bienestar de su hija. “Sentí mucho miedo al principio pues la costumbre para alguien de La Guajira es que estudié en la Costa y no lejos en Bogotá”, confiesa Yamileth Pinto. 

La atención personal a sus estudiantes es un aspecto que destaca a la Universidad de La Sabana. Más que un profesor, el asesor es un aliado en el proceso académico y personal que se lleva a cabo semestre a semestre en la universidad. Natalia y Yamileth son ejemplos de ello pues del trabajo en conjunto que ha venido realizando junto a su asesora, hoy en día ella es una mujer más madura. “Definitivamente el acompañamiento que hace la universidad es inigualable. La parte humana de la universidad es excelente y guía muy bien al estudiante”, exalta Yamileth Pinto. 

Pero esta relación no acaba, solo se transforma. A medida que los semestres avanzan y el reunirse se torna más complicado, ese vínculo que se viene formando desde primer semestre crece más allá de las paredes de la Universidad. En el caso de Liliana, ella aún sigue en contacto con algunos de sus asesorados que ahora hacen parte de Alumni Sabana. 

David Castro es estudiante de Medicina. A pesar de que la asesoría académica se ofrece a todos los estudiantes de manera preceptiva durante los primeros tres semestres, no es raro que la relación entre asesor y se extienda. David lleva cinco semestres con su asesor y resalta el vínculo que puede llegar a tener un estudiante con su asesor: “Lo mejor de tener un asesor académico es sentir el apoyo de la universidad también tener a alguien en quien confiar, no sólo para asuntos académicos, sino también para ciertos problemas personales Y también que se pueden buscar maneras para mejorar en distintos aspectos en la universidad”. 

Manuel González, Decano de la Facultad de Comunicación y asesor académico hace 18 años resalta el valor que puede alcanzar esta relación en la vida de los involucrados: “He sido asesor de muchos estudiantes en la facultad y muchos de ellos se han convertido en amigos, amigos ya de años”.  Añade que la mayor recompensa del asesor está en “tener la oportunidad de, en algunos momentos ayudarlos a tomar decisiones y ver que esas decisiones les permiten seguir adelante con sus procesos y con su crecimiento personal y profesional”. 

Lo mejor de la asesoría académica es ver ese crecimiento que hay tanto para el asesor, como para el asesorado. Juntos construyen la profesión y desarrollo profesional de cada asesorado de una manera única y personalizada. Estefanía Losada, profesora de la Facultad de Filosofía y Ciencia Humanas, describe la asesoría como “esa manera que tiene la universidad de La Sabana de acompañar a cada uno de sus estudiantes en todos sus procesos desde los personales hasta los procesos académicos”. 

“Ser asesor académico es una de las actividades que más disfruto de ser profesor en la universidad de La Sabana” dice Kemel Ghotme, profesor de la Facultad de Medicina, “porque a través de la asesoría podemos impactar en la formación integral y no únicamente en esa formación técnico-científica de nuestros estudiantes. Podemos realmente influir en su proyecto de vida y como afrontan los diferentes retos que les ofrece la sociedad actual”.