¿Qué es la tristeza? La tristeza es un ajedrecista que siempre juega con las piezas grises". Jairo Aníbal Niño

Durante la etapa universitaria, los jóvenes modifican sus estilos de vida, lo cual está asociado a múltiples factores: un cambio de vivienda, la adquisición de nuevas responsabilidades, la sobrecarga en las actividades académicas, nuevas rutinas de estudio, la interacción con otras personas y entornos novedosos, entre otros. Este proceso trae consigo cierta vulnerabilidad y es posible que adquieran algunas conductas que quizás sean perjudiciales para la salud, como: un desequilibrio en la dieta, el sedentarismo, el consumo de drogas, pocas horas de sueño y conductas de riesgo frente a la sexualidad, entre otras. Así, un aspecto que influye de forma inminente en la salud de los universitarios es el estrés, causado por las exigencias y las responsabilidades que se adquieren en esta etapa de la vida.

Un estudio adelantado por profesores de los programas de Fisioterapia, Enfermería y Psicología ha descrito la condición de salud de los estudiantes, con base en un grupo de 263 jóvenes de la Universidad de La Sabana de distintos programas académicos. Los principales hallazgos fueron: 

Según los promedios en los reportes de los laboratorios sanguíneos, los participantes no presentaban riesgo para la salud en los valores de glisemia, colesterol total y triglicéridos, por lo cual el colesterol de baja densidad (LDL) —que en valores altos amenaza la salud— se acercó a un riesgo bajo.


 

Según el cuestionario de autorreporte de la condición física The International Fitness Scale (IFIS):

  • El 17% de los participantes expuso una percepción subjetiva de su condición física general entre “mala” y “muy mala”.
  • El  45% como “aceptable”.
  • Y el 38% como “buena” y “muy buena”.

 

Según el Cuestionario Internacional De Actividad Física (IPAQ, por sus siglas en inglés):

  • El 10% de los estudiantes fueron clasificados con “bajo nivel de actividad física” (AF).
  • El 45,6% con un nivel “moderado” (AF).
  • Y el 44,4% con un nivel “alto”.

 

Índice de cintura y talla:

  • El 10% de las estudiantes y el 15,6% de los estudiantes obtuvieron un resultado mayor al percentil 50 en esta correlación antropométrica simple y útil para detectar un riesgo cardiometabólico.

 

En cuanto al estrés, medido con el Cuestionario de estrés, se encontró que los jóvenes perciben altos niveles de estrés en su cotidianidad, lo cual termina aumentando los hábitos desfavorables relacionados con la actividad física, el ocio, la alimentación, el sueño, las relaciones interpersonales y el afrontamiento.


 

Índice de masa corporal:

  • El 71% de los participantes se clasificaron en la categoría de normopeso.
  • El 19% en la categoría de sobrepeso.
  • El 4% en algún grado de obesidad.
  • Y, el 6%, en bajo peso.

 

Con respecto a los estilos de vida, el Cuestionario de los estilos de vida de los jóvenes universitarios (CEVJU-R) demostró que tienen prácticas saludables para el tiempo de ocio, la alimentación, el consumo de sustancias, el sueño, las relaciones interpersonales y el afrontamiento, con excepción de la dimensión de la actividad física, en la cual se presenta un mayor número de prácticas poco saludables.

Un consejo de los investigadores para los profesores

Entender la salud de los universitarios implica comprenderlos como personas. Si bien en la Universidad desempeñan un rol como estudiantes, algunos también cumplen roles como trabajadores, deportistas, artistas, etc. Además, por fuera del entorno universitario, también son ciudadanos, hijos, hermanos, padres o madres, esposos/esposas, amigos,vecinos, etc. Ser universitarios es una de las tantas trayectorias que ejercen como estudiantes; por ello, no hay un tipo de universitario específico, sino una diversidad de vidas. De esta manera, como profesores, es un gran desafío comprender quién es aquel o aquella que está frente a nosotros o a nuestro lado, en una categoría distinta a la de estudiante.

Entenderlos en su complejidad favorece los ambientes de aprendizajes cálidos, cordiales, amables, seguros y saludables, que atienden las otras necesidades de aprendizaje que complementan el aspecto cognitivo, integrando los campos afectivo, emocional, sociocultural, económico, físico y material.

Ese reconocimiento permite desarrollar ambientes protectores mediados según el estilo docente que reflejemos. Siguiendo a Enrique Chaux, experto en educación y convivencia, el ambiente más recomendable es el democráticoasertivo, en lugar de estilos negligentes o indiferentes, permisivos y autoritarios, en los que se descuidan el bienestar emocional, las necesidades particulares y las dificultades que ameritan una orientación detenida y cuidadosa. Como profesores, vale la pena reconocer que enseñamos desde nuestros comportamientos cotidianos. Entonces, vivir saludablemente es una mediación indirecta de enseñanza que puede incidir en la salud de los estudiantes.

Los ambientes de aprendizaje dinámicos, activos y experienciales son propicios para materializar algunas consignas de la Organización Mundial de la Salud (OMS): “Seamos activos todos, en todos los lugares, todos los días” y “movernos más, sentarnos menos” (2019, 2020). Por eso, en la condición de profesores, también es relevante reconocer los momentos de mayor estrés académico de los estudiantes para ofrecer alternativas que les ayuden a contrarrestar sus efectos y acompañarlos en el proceso con exigencia, pero también con humanidad, es decir, comprendiendo, más que al estudiante, al ser humano.

Un estudiante vinculado a diferentes programas o servicios del entorno universitario y fuera del aula aprende a vivir en la Universidad y a disfrutarla de manera armónica y saludable.

Por ello, es tarea de todos promover la participación de los estudiantes en otras actividades además de las académicas: la danza, la pintura, la música, la literatura, la actividad físico-deportiva, la espiritual, entre otras, que aportan al desarrollo, la formación integral y el equilibrio de las cargas académicas. La participación en diversos espacios favorece la socialización con otros estudiantes de diferentes campos del conocimiento, permite compartir experiencias formativas y fortalecer las redes sociales de apoyo. Un estudiante vinculado a diferentes programas o servicios del entorno universitario y fuera del aula aprende a vivir en la Universidad y a disfrutarla de manera armónica y saludable, en todas las dimensiones de la vida y de acuerdo con las políticas y la cultura institucional. Así mismo, dentro de la misma Institución, se deben ofrecer opciones saludables de alimentación, para que los jóvenes puedan acceder a comidas que favorezcan su desarrollo y buen funcionamiento.

  

  

Investigadores: los profesores Paola Sarmiento, Diana Angarita y César Niño, de la Facultad de Enfermería y Rehabilitación; y la profesora Ángela María Trujillo, de la Facultad de Psicología y Ciencias del Comportamiento. Todos ellos analizan la salud mental en la etapa universitaria.