Tras el fallecimiento de dos niños a finales de enero, debido a la administración equivocada de medicamentos por parte de una cadena de farmacias, se abrió una discusión alrededor del papel de la farmacovigilancia en el país.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la farmacovigilancia tiene por objetivo detectar, evaluar, entender y prevenir los efectos desfavorables de los medicamentos, así como generar señales o alertas sobre las reacciones adversas sospechadas, con el fin de investigarlas y cuantificar los riesgos asociados con estas. Por tal razón, se adoptan las medidas necesarias y se informa a los profesionales de la salud y a los pacientes sobre las posibles contingencias.

 “El médico debe explicarle al paciente su condición de salud en términos sencillos: cuál es su enfermedad, las consecuencias de ser tratado o no, qué opciones terapéuticas existen, qué efectos secundarios se pueden presentar, cómo deben administrarse los medicamentos y a quién acudir en caso de emergencia”

La farmacovigilancia es la garantía de seguridad para el uso correcto de medicamentos. En Colombia, la Asociación Colombiana de Farmacovigilancia cuenta con el Programa Nacional de Farmacovigilancia, el cual genera los lineamientos y las directrices en el país. Todas las personas deben reportar al Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) los problemas relacionados con los medicamentos, así como los errores de medicación, dispensación y administración.

La responsabilidad es compartida, pues todas las personas que tratan los medicamentos y hacen parte de la cadena de este proceso, como la industria farmacéutica, los visitadores médicos, las autoridades sanitarias, los profesionales de la salud, los regentes de farmacia y los pacientes, deben informarse frente a los posibles riesgos, sobre todo si se cometen errores en algún eslabón de esa cadena. Esa es la opinión del doctor Julio César García, director de programa de Medicina y quien pertenece al servicio de Farmacología Clínica, además de ser coordinador del Comité de Infecciones en la Clínica Universidad de La Sabana.

Cabe resaltar que, para lograr una correcta sinergia entre estos actores, la relación entre el médico y el paciente es fundamental, pues ¿Qué hacer cuando se recibe la fórmula médica?, ¿a quién acudir?  ¿Cómo verificar que los medicamentos suministrados en la farmacia correspondan con los recetados? ¿Con qué cuidados se puede garantizar el éxito del tratamiento? propicia la eficacia del tratamiento. “El médico debe explicarle al paciente su condición de salud en términos sencillos: cuál es su enfermedad, las consecuencias de ser tratado o no, qué opciones terapéuticas existen, qué efectos secundarios se pueden presentar, cómo deben administrarse los medicamentos y a quién acudir en caso de emergencia”, agrega el doctor García.

La seguridad del paciente y la utilización correcta de los medicamentos son una prioridad. Por eso, dentro de ese propósito, la comunicación es la herramienta más poderosa. Junto con el doctor García, la profesora Rosa Helena Bustos, jefe del grupo de investigación Evidencia Terapéutica, también proporciona algunos consejos para utilizar los medicamentos de forma segura.

 ¿Qué hacer cuando se recibe la fórmula médica?, ¿a quién acudir?

Lo ideal es solucionar todas las preguntas con el médico durante la consulta. Cuando el profesional no alcanza a responderlas durante este tiempo, se recomienda pedir una nueva cita o acudir a un médico general para aclarar ciertas inquietudes: dónde comprar los medicamentos, el laboratorio o la marca recomendados, los horarios específicos para tomarlos, los componentes activos, las contraindicaciones, entre otras.

Todo medicamento tiene una indicación clara y, aunque sean de uso común o frecuente en el mercado, no implica que no genere efectos secundarios. Así mismo, los antecedentes médicos son de suma importancia, ya que implican unas restricciones para el consumo libre de los medicamentos.

 ¿Cómo verificar que los medicamentos suministrados en la farmacia correspondan con los recetados? 

Verificar si el nombre y el gramaje corresponden con la orden médica (revisar la fórmula).

Si se nota un cambio en la imagen, el laboratorio o el nombre del producto, es necesario verificar los componentes y buscar el principio activo. Si este corresponde con el que se toma de forma habitual, no hay riesgo. En caso de presentar otros componentes, abstenerse de comprarlo y consultar de inmediato con el médico.

Asegurarse de que el empaque se encuentre en buen estado, con el registro (Invima), la etiqueta y la fecha de vencimiento.

Cuando ordenan una marca específica, se recomienda consultar al médico si cabe la posibilidad de buscar otras alternativas.

En caso de que el medicamento no se encuentre sellado, remítase a los anexos o a las instrucciones para verificar qué beneficio se espera del medicamento y cuáles son los posibles efectos secundarios.

 ¿Con qué cuidados se puede garantizar el éxito del tratamiento?

Utilizar el medicamento solo como lo indicó el médico, a la hora correcta y durante el tiempo que dure el tratamiento.

Asegurarse de tomar la dosis indicada.

Recordar siempre la fecha en la que se adquirieron los medicamentos y revisarlos periódicamente (cada tres meses).

Asegurarse de ver correctamente qué se está tomando, ya que algunos medicamentos presentan formas y colores parecidos.

Nunca debe ni suministrar el medicamento a una persona distintani tomar medicamentos prescritos a alguien más, incluso si presentan la misma condición o sintomatología.

Establecer un calendario con los horarios de administración o crear un recordatorio.

Revisar que las propiedades organolépticas (color, olor, sabor y apariencia física) correspondan con su estado normal.

En caso de seguir un tratamiento con antibióticos, se deben tomar durante los días que indicó el médico, incluso si se siente una mejoría, para evitar que la enfermedad genere resistencia a estos.

¿Qué cuidados de almacenamiento deben tenerse en casa?

 Evitar guardarlos en el congelador, a menos que así esté indicado.

Protegerlos del calor, la luz directa y la humedad.

Mantenerlos fuera del alcance de los niños.

No cambiarlos de su envase original.

 Evitar guardarlos en la cocina, el baño o en lugares húmedos, ya que puede provocar su descomposición.