La incorporación de una visión sostenible de largo plazo en la cadena de suministro de la industria alimenticia supone un reto en la planeación estratégica de las organizaciones, con el fin de lograr productos con mayor valor agregado para el consumidor final.

Para Gonzalo Mejía, profesor de la Facultad de Ingeniería, la cadena de suministro de la industria de alimentos, debe ser sostenible, teniendo en cuenta tres dimensiones: ser rentable, socialmente responsable, y amigable con el medio ambiente. La sostenibilidad en este tipo de cadenas no es una opción, sino una obligación para garantizar la seguridad alimentaria.

“Las cadenas de suministro alimentarias están orientadas  a proveer productos de mejor calidad a precios asequibles. Por eso, se quiere tener registros de los movimientos y de las transacciones de los productos a lo largo de la cadena, mediante el uso de tecnologías como blockchain. Por otro lado, se requiere una cadena eficiente en costos, mediante la toma de decisiones informadas, ; para esto, se necesitan metodologías basadas en la analítica de datos y en el uso de modelos matemáticos de inteligencia artificial”, dice Mejía.

Para el experto en logística y gestión de cadenas de suministro, uno de los desafíos es brindar productos saludables a costos razonables, ya que los productos ultra-procesados por las grandes empresas procesadoras de alimentos son baratos y de fácil consumo;, no necesitan procesos de preparación adicionales y son muy durables.

“En el otro lado, tenemos los productos frescos, que son más difíciles de manipular;, son altamente perecederos y, en muchas ocasiones, más costosos. Por eso, se necesitan,: primero, empaques que reduzcan los daños por manipulación; segundo, cadenas de suministro más cortas para reducir los costos de transacción y de manipulación; y, finalmente, una mejor infraestructura para mantener la cadena de frío”, asegura Mejía.

Chris Mejía, director y fundador del MIT Food and Retail Operations Lab y director del MIT SCALE Network (América Latina) , coincide en afirmar que el ciclo de vida del producto es complicado. “En países emergentes, aún no se ha estudiado cómo extender la vida útil de los productos perecederos, lo cual termina generando problemas de contaminación cruzada y food safety, los cuales son más comunes cuando los productos pasan a través de tiendas de barrio y de pequeños comerciantes de frutas y verduras”.

Por su parte, Andrés Muñoz, profesor de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas, dice que el desarrollo sostenible de la industria depende en gran parte de los avances técnicos y tecnológicos que permitan mejorar la eficiencia productiva y ambiental de las compañías del sector. Por ejemplo, la implementación de la digitalización, que permite contrarrestar los desperdicios que se generan en la industria.

“La digitalización es una gran tendencia mundial  con muchos beneficios en la industria alimentaria. Por ejemplo, la integración y la comunicación que  puede lograrse en toda la cadena de suministro, a través de las nuevas tecnologías informáticas como aplicaciones y softwares especializados, permite que la demanda y la oferta estén muy sincronizadas. De esta forma, los desperdicios y los tiempos de entrega pueden reducirse y controlarse con mayor facilidad”, explica Muñoz.

A su vez, el desarrollo sostenible de la industria depende  de los avances técnicos y tecnológicos que permitan mejorar la eficiencia productiva y ambiental de las compañías,de un cambio en los hábitos de consumo de las personas y del nivel de concientización de toda la sociedad. “El porcentaje de ahorros o beneficios obtenidos con las mejoras técnicas y tecnologías no será mayor que el crecimiento exponencial en el consumo y la explotación de los recursos del planeta. Podríamos decir que, sin un cambio en la tendencia de consumo de las personas, la tasa de desarrollo sostenible siempre será negativa”, afirma el profesor.

Chris Mejía, concluye que es necesario formularnos una pregunta sobre la eficiencia y la sostenibilidad de las cadenas: “¿Cómo podemos generar métodos y políticas públicas para impulsar a los nano, micro y pequeños agricultores; así como a todo el sistema alimentario para combatir la malnutrición? Así, las cadenas agroalimentarias podrán alinearse y crear procesos, en lugar de apoyarse netamente en la tecnología, pues alrededor del 65 % de estas personas no tienen acceso a esta”.