El Congreso de la República aprobó el Acto Legislativo que modifica el artículo 325 de la Constitución y crea la Región Metropolitana de Bogotá-Cundinamarca, la primera iniciativa aprobada virtualmente. La decisión permite que la Alcaldía distrital y la Gobernación de Cundinamarca planifiquen políticas públicas conjuntas en materia de movilidad, abastecimiento de alimentos, seguridad, servicios públicos, manejo de presupuesto, desarrollo sostenible, entre otras. Así, se garantizaría la calidad de vida de los habitantes del departamento y de la capital, además de integrar y optimizar los intercambios políticos, económicos y sociales entre los municipios y Bogotá.

"La articulación entre Bogotá y Cundinamarca, a través de corredores de transporte e infraestructura, llevaría a esta nueva Región a ser la más destacada del país en las cifras del PIB".

Actualmente, Bogotá es la ciudad que más le aporta a la economía nacional, con un poco más del 25 % del producto interno bruto (PIB), por lo cual “La articulación entre Bogotá y Cundinamarca, a través de corredores de transporte e infraestructura, llevaría a esta nueva región a ser la más destacada del país en las cifras del PIB y, quizás, una de las más reconocidas de América Latina”, aseguran Martha Misas y Wilson Rodríguez, profesores de los departamentos de Economía y Finanzas de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas.

 

De acuerdo con los profesores, la Región alcanzaría una amplia diversidad productiva y se convertiría en un gran centro de oferta y demanda, ayudaría a incrementar el empleo nacional y, por supuesto, se beneficiaría de la inversión extranjera directa. Así, la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca contaría con un mercado más integrado, para poco más de 10 millones de habitantes.

Uno de los principales retos de este proyecto es la falta de conjunto e integración territorial en Bogotá-Sabana, en aspectos como la equidad y la productividad; ello ha ocasionado una competencia por la atracción de industrias, empleos e inversiones, los cuales afectan el territorio, la economía, el medio ambiente y la sociedad. Aunque aún es complejo anticipar con detalles los principales efectos desfavorables o favorables de la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca, los mayores cuestionamientos están en cómo se tomará en cuenta la participación ciudadana, pero, sobre todo, la solución en la movilidad y el transporte. “La integración de proyectos de infraestructura, como carreteras y líneas ferroviarias, permitirá una logística más eficiente, que facilite el comercio con las demás regiones aledañas”, explican los profesores Wilson y Martha.

Es decir, la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca podría articular propuestas de desarrollo basadas en las necesidades y potencialidades de cada territorio, reflejadas en mejores políticas públicas, urbanización y empleo.