¿Cómo lograr que el amor perdure? 

Para quienes están enamorados, el nuevo año trae el deseo de que el amor perdure los 365 días del año. Sin embargo, cada día, la diversidad de situaciones podría disminuir o apagar ese bello sentimiento: decisiones familiares, trabajo, hijos, retos profesionales, entre muchas otras. ¿Cómo hacer que el amor perdure los 525.600 minutos que tiene el año? Cristian Conen, profesor del Instituto de La Familia, nos da estas tres recomendaciones:

¿Tienes una relación de noviazgo? ¿Es el momento para dar el paso al matrimonio? ¡Ten en cuenta esto!

 Si buscas  en Google la definición de “noviazgo”, la primera respuesta que te arroja el buscador es “relación que existe entre dos personas que se van a casar”. El profesor Conen coincide con que la etapa previa al matrimonio es el tiempo del noviazgo. Sin embargo, algunas parejas de novios nunca se animan a dar ese paso, y es común ver que hay noviazgos que duran muchos años y no logran consolidar la opción definitiva del matrimonio.

 Si te encuentras  en una relación de noviazgo y tienes dudas, ten en cuenta estas recomendaciones del profesor Conen para tomar esa gran decisión. “Amar de verdad es la experiencia humana más sublime y suprema. Por lo tanto, plantearse qué es amar de verdad es quizás el planteamiento más trascendente de una persona”, expone Conen. Para el profesor, existe una posibilidad de vivir “modo nosotros”, en conjunto con alguien. Para ello, no obstante, hay que prepararse, como en otras áreas de la vida. Nadie nace adulto; hay todo un proceso de maduración. Eso también pasa con el amor. La etapa de maduración del amor es el noviazgo y esto tiene un sentido.

 Si quieres dar el gran paso y casarte, revisa antes si en tu etapa de maduración del amor has logrado:

Conocer a la persona que te ha cautivado: ¿por qué? Porque muchas veces el “flechazo”, que es la emoción que acompaña el comienzo de muchas relaciones, lleva a fabular, es decir, a proyectar en la otra persona lo que no tiene, porque se cree que es la persona ideal. El noviazgo es importante para conocer si todos esos valores que hemos atribuido a las personas con la imaginación coinciden con la realidad.

Entendimiento: podemos estar muy enamorados de una persona, tener toda la simpatía, atractivo y amistad, pero no contar con un proyecto viable para compartir la vida con él o ella. Este es otro sentido del noviazgo: el entendimiento, especialmente, de las prioridades vitales. Si para un miembro de la pareja la prioridad es la familia y para la otra persona es la realización profesional, seguramente habrá conflictos.

Condiciones económicas: si uno no tiene la autonomía económica con su trabajo (no se trata de condiciones plenas sino las mínimamente suficientes para el sostenimiento de la pareja y de los posibles futuros hijos que puedan llegar), quizás haya inconvenientes. El matrimonio, al ser una opción definitiva que uno toma con alguien, debe contemplar estas condiciones también.

 Si tienes  duda sobre la opción de casarte, puedes leer 10 razones por las cuales decir “sí” al matrimonio, ingresasando al siguiente link: bit.ly/36J8mCE

Tu esposo/a: la mejor conquista del 2020

Estás casado. Ya tienes muchas responsabilidades: una casa que mantener, un trabajo al cual responder, tal vez hijos a quienes educar, la relación con tu esposo/a no es la misma. ¿Qué hacer? Según el profesor Conen, la experiencia de la gran mayoría de las personas (que han entrado a su consultorio de asesoría personal y familiar) es que lo urgente ocupa mucho espacio en sus vidas. Esto es algo relativamente normal. El verdadero problema surge cuando lo urgente elimina y/o absorbe lo importante. “Cuando uno ha decidido compartir la vida con una persona, para esa persona lo más importante debe ser tener tiempo”, explica. La vida sin tiempo es una utopía. Algo fundamental para el matrimonio es conquistar tiempo, es decir, encontrar y/o generar espacios para compartir con la tiempo de pareja. Entonces, lo ideal para mantener el equilibrio entre las responsabilidades del día a día y la relación con tu esposo/a es hallar espacios así:

 Diarios: recomienda media hora o una hora al día, que generalmente es en la noche, en el que se comparta tiempo para ver una película juntos, jugar un juego de mesa, escuchar música, bailar o leer cada uno un libro, pero compartiendo el momento apacible. Son dosis de afectividad positiva que alimentan la relación.

 Semanales: una salida juntos, como en la época de novios. Aquí la recomendación es orden con flexibilidad, es decir, ponerle día fijo, porque si no lo urgente lo absorbe. En este tiempo deben hacer lo que les gusta: ir a cine, comer su comida favorita, cocinar, ir a bailar, jugar bolos, tomarse un café o comer un helado, entre otros. Este día hay que defenderlo; que hasta los hijos sepan que hay un espacio “intocable” para papá y mamá.

 Mensuales: este es un día completo. Y, aunque la logística puede ser complicada una vez se tienen hijos, porque deben dejarse al cuidado de alguien responsable, no es imposible. Ese día puede planearse y programarse con tiempo. Es importante salir de casa, conocer planes nuevos en la ciudad, salir de paseo, entre otros. En este día, no hay que hablar ni del trabajo ni de temas conflictivos; es para divertirse y cultivar el amor.

 Anuales: el aniversario. Este espacio es especial. A veces no es posible festejar el mismo día, pero no hay que dejarlo pasar. Como asesor, sugiero, mínimo, un fin de semana. La rutina debe romperse. Por eso, dentro de las posibilidades, es importante pensar en un viaje corto o, en su defecto, pasar ese tiempo en un hotel, fuera de casa. “Lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos es amar a su madre y viceversa”, explica. Por eso, la principal invitación es a que los matrimonios no sientan culpa de “dejar” a sus hijos en estos espacios, porque benefician tanto a los padres como a los niños.