Narrar con imágenes: el camino de Juan Thomas Cano hasta Cannes
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El graduado de Comunicación Audiovisual y Multimedios ha forjado un perfil de editor que le ha permitido llegar hasta el festival de cine más prestigioso del mundo.
“Mi propósito es contar historias. Siempre busco proyectos en los que pueda plasmar algo de mí”, cuenta Juan Thomas Cano, graduado de Comunicación Audiovisual y Multimedios. En la edición de video encontró un espacio ideal para ello, dejando huella a través de decisiones que transforman el resultado final de las piezas.
En su trayectoria ha trabajado en distintos proyectos, particularmente para compañías en Estados Unidos. Desde Colombia, trabaja con High Scale, una empresa en Los Ángeles, en la que ejerce como Lead Video Editor para el desarrollo de producciones publicitarias. Mientras tanto, con 100 Sutton Studios, en Nueva York, da rienda suelta a su creatividad en la edición de proyectos documentales.
Uno de ellos fue Fillos Do Vento (Hijo del Viento), documental dirigido por Brais Revalderia y seleccionado para el Festival de Cannes 2025. Esa producción, que inició en 2017, aborda la rapa das bestas, una tradición centenaria en Galicia, su tierra natal. En esa fiesta, cada año, los pueblos se reúnen para cortar las crines de caballos salvajes. En principio, se hacía con fines comerciales, pero esa práctica hoy busca preservar la salud de los animales, evitando que los parásitos se alojen en su pelo largo.
Año tras año, para avanzar en este documental, se registraron las celebraciones de esa fiesta, y en 2018 Juan se sumó al equipo de grabación. Fue, según recuerda, “una experiencia muy especial”, al presenciar cómo la técnica del aloitar, como se denomina al enfrentamiento cuerpo a cuerpo con los caballos para cortar sus crines, sigue transmitiéndose de generación en generación, a pesar de los riesgos de trabajar con animales salvajes.
Recuerda que fue su hermana quien lo invitó a participar en el proyecto. María Fernanda Ordóñez es la productora y directora creativa del documental y ahora que ha logrado destacar en uno de los escenarios más relevantes del mundo del cine con este documental, él aprovecha la oportunidad para manifestar su orgullo hacia ella: “Le agradezco mucho el haberme traído al proyecto. Es una oportunidad única en la vida”, expresa.
Una producción de talla mundial
Fillos Do Vento es la prueba de que una historia puede ser contada de muchas formas y seguir tocando corazones y revelando realidades con el mismo impacto. Aunque por años fue rodado con la idea de ser un documental tradicional, fue adaptado a una versión experiencial que le mereció un lugar en el Festival de Cannes. Para Juan Thomas, llegar allí fue tan inesperado como inolvidable: “Es de esos sueños que uno tiene cuando está en la universidad. Aunque lo anhelaba, no esperaba que llegara tan pronto y resultó siendo para mí una experiencia surreal”.
Detrás de este logro hubo una apuesta creativa. Todo empezó cuando el director del documental conoció en Nueva York un espacio ideal para el projection mapping, una técnica que consiste en proyectar imágenes sobre las paredes. Pensó en que un escenario así sería ideal para proyectar una muestra de sus documentales, partiendo de Fillos Do Vento. Cuando esto apenas era una idea y todavía no habían hecho la edición del producto, supieron de una convocatoria para el Festival de Cannes en la categoría de proyectos inmersivos, en la cual su idea tendría potencial.
Cuando fueron seleccionados, trabajaron por largas jornadas, durante meses, para lograr una pieza de las características que se habían planteado: por 30 minutos, los espectadores podrían vivir una experiencia audiovisual que les permitiría sentir que hacían parte de la fiesta en Galicia. “Editar un producto así es realmente increíble y valió mucho la pena”, expresa el graduado. Uno de los grandes retos fue adaptar el material grabado originalmente para un largometraje a un formato inmersivo. Para ello fue necesario ampliar las imágenes sin perder calidad y reorganizar los planos para que se ajustaran a las dimensiones del espacio de proyección.
Lograr una experiencia exitosa para los espectadores exigió ajustes en la edición hasta el último minuto. El desafío era inédito en su trayectoria: preparar un contenido pensado para una proyección que superaba las dimensiones y exigencias de cualquier pantalla tradicional. Ese trabajo fue proyectado en el Hotel Carlton, uno de los más representativos de Cannes.
La historia de Fillos Do Vento no termina. Ahora, se vislumbra la finalización del largometraje que seguramente será proyectado en festivales de todo el mundo. Mientras Juan avanza en ese proyecto, también continúa aportando su talento a otros con la idea de seguir contando historias valiosas. Para él, ese deseo empezó en la Universidad de La Sabana: “Allí aprendí sobre la narrativa, cómo contar una buena historia. Es algo que aprendí tan bien, que ya está en mí, lo hago automático, como quien monta una bicicleta”, concluye.
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