“Bogotá está ranqueada como la segunda con el peor tráfico en el mundo, según el TomTom Traffic Index 2018”.

Para resolver esta pregunta, lo primero es revisar muy brevemente algunos de los indicadores que en gran medida facilitan o dificultan los procesos logísticos y toda la cadena de abastecimiento.

En esta tarea, encontré los siguientes resultados: tal como lo muestra el índice de desempeño logístico (LPI, por sus siglas en inglés) del Banco Mundial, Colombia pasó del puesto 94 al 58 entre el 2016 y el 2018. Esto evidencia que se está realizando un cambio que puede favorecer el desempeño logístico del país; sin embargo, al continuar mi búsqueda de información, hallé que el reto de ser eficientes es aún mayor al que esperaba. Por ejemplo, los tiempos de exportación en Colombia son 43% superiores al promedio de América Latina, según el documento Nueva Visión de la Política Nacional Logísticadel Departamento Nacional de Planeación (2018).

Siguiendo con los indicadores, los resultados de la Encuesta Nacional Logística 2018 revelan que los costos logísticos de las compañías se concentran en el almacenamiento (46.5%) y el transporte (35.2%). En cuanto a los costos administrativos y el servicio al cliente, estos corresponden al 

11.1%, y otros motivos representan el 7,1%; todos estos porcentajes sumados representan el 13,5%del porcentaje de las ventas,una cifra alta en comparación con los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que solo representa el 8%.Otro dato interesante en los resultados de la encuesta es que en Colombia menos del 10% de las empresas miden sus tiempos de espera o de las operaciones de cargue y descargue.

Nuestra capital, Bogotá, está ranqueada como la segunda con el peor tráfico en el mundo, superada solo por Mumbai (India), según el TomTom Traffic Index 2018. Ante este panorama, la primera conclusión puede ser un poco desalentadora y hasta frustrante; pero, desde el punto de vista de la logística y las operaciones, estos indicadores muestran que aún tenemos un potencial gigantesco para innovar y mejorar los procesos que impactan la cadena de abastecimiento.

Debemos ser conscientes de que los resultados derivados de nuestros procesos logísticos impactarán directamente en el valor agregado de nuestros bienes y servicios, generando una verdadera ventaja competitiva en los mercados y apalancándonos en el uso e implementación de herramientas y software tecnológicos, como almacenes robotizados, transporte autónomo, innovación en la distribución de última milla, big data, software ERP para logística e inteligencia artificial, cada vez más al alcance de nuestras compañías.

Así, nuestro papel dentro de la logística y las operaciones debe consistir en estudiar, promover y liderar la introducción de estos sistemas. Somos llamados a ejercer un rol fundamental en la estrategia de la organización, pues nuestros procesos son la base de la generación de valor agregado y ventaja competitiva. Ello me lleva a concluir que, históricamente, hemos tenido una visión corta, porque encasillamos la logística y las operaciones en cuestiones de costo, dejando de lado su valor estratégico. Para finalizar, y en respuesta a mi cuestionamiento, no solo considero que podemos ser eficientes en la logística y las operaciones, también estoy seguro de que tenemos el valor estratégico para ser realmente competitivos.