Manuscrito del mes

Título: Padrón General de almas de Cali y su jurisdicción.Fechado en 1787.

Descripción: En 1776 el rey Carlos III de España ordenó la realización del segundo censo general del Virreinato de la Nueva Granada, con el fin de conocer con precisión el número y la composición de la población en este territorio. En 1787 se lleva a cabo el empadronamiento en la ciudad de Cali y su jurisdicción. El documento está firmado por Manuel de Caicedo, Juan de Micolta, Andrés Francisco de Vallecilla, entre otros. AHCRS - FDMV – CA 28; CP 05; F. 5.

Contexto: Por mandato de la corona española, el virreinato de la Nueva Granada realizó varios censos entre 1776 y 1800, con el fin de dar a los gobernantes una visión más clara de la composición de los grupos sociales que gobernaban. El padrón de Cali al que nos referimos, junto con los de 1778, 1780, 1781 y 1797, fueron realizados por funcionarios civiles locales para garantizar un mayor grado de fiabilidad en la información, ya que de otro modo los censados podían jugar con sus lugares jurídicos y sociales según su conveniencia, con el fin de evadir el pago del tributo y otras obligaciones.

La historiografía escrita a partir del análisis de fuentes similares a este documento es extensa y variada en sus enfoques y conclusiones. Los estudios más recientes coinciden en reivindicar el uso comparativo de fuentes que permiten ver que mientras en un padrón se afirma una realidad sobre un individuo, en un documento judicial se lo presenta de un modo diferente. Así, por ejemplo, mientras en el censo se le cataloga de indio, en un testamento se le refiere sencillamente como vecino. Este contraste en los datos podría sugerir la existencia de una sociedad colonial no tan rígida como la historiografía tradicional solía presentar, en la cual podía haber en algunos casos movilidad social, especialmente entre aquellos denominados libres de todos los colores.

Los padrones como fuentes históricas son muy interesantes pues no solo arrojan datos cuantitativos, sino que además nos dan una idea de las categorías sociales con las que se organiza un determinado pueblo y establece sus jerarquías. Por ejemplo, durante este año (2018) los colombianos hemos sido censados por medios electrónicos o presenciales. En este censo se nos preguntaba por nuestras condiciones de vivienda, familiares, nivel de estudio, entre otras variables que le interesan al Estado para el diseño de políticas públicas. En 1787, las variables fueron: el estado civil, la raza, el sexo y el lugar de residencia. Llama la atención que se incluyera dentro de las cuentas a los niños y niñas, aunque sin identificarlos específicamente dentro de cada rúbrica.

En el caso de este documento es de notar que se prioriza la condición jurídica sobre la racial, a diferencia de otros escenarios como el virreinato de Nueva España o el virreinato del Perú, que además de ser más grandes y poderosos, pudieron haber tenido una mayor regulación de las uniones. Aquí se distinguen simplemente: Blancos, Indios, Libres de varios colores y Esclavos de varios colores. En este dato se esconde el hecho de que ser negro no era necesariamente equiparable a ser esclavo. De hecho, sabemos que existían negros libertos, que seguramente se incluyeron en la muy general categoría libres de todos los colores.

Del documento podemos extraer datos estadísticos como los que siguen:

  1. La jurisdicción de Cali comprendía, además de la misma ciudad, los pueblos de Yumbo, Roldanillo y Riofrío.
  2. Se contaron 15.568/9 personas, de las cuales 7.116 eran hombres y 8.452/3 eran mujeres.
  3. La primera distinción que los censores hicieron es de tipo religiosa, al separar a los miembros del clero de los laicos. En total, los religiosos eran 107 personas, entre las cuales se distinguen 11 mujeres y 96 hombres. Vale la pena notar que dentro de los religiosos no se hacen distinciones raciales.
  4. Los laicos se clasificaron por raza. Dentro de estas hay cuatro subcategorías que distinguen el estado civil y el sexo, a saber: hombres casados, hombres solteros, mujeres casadas, mujeres solteras.
  5. La mayoría de los casados eran blancos y mestizos, lo que sugiere que la mayoría de indios y esclavos no estaban casados.
  6. En Cali existía un convento de la orden Agustina para mujeres, donde vivían 11 monjas.

Se pueden extraer otros datos que conducen a formular preguntas interesantes como: ¿por qué hay más mujeres blancas casadas que hombres blancos casados? (26 para ser exactos). ¿Por qué se presenta a misma situación con las indias, las libres y las esclavas? O, ¿por qué se empezó a incluir a los niños en estos censos? ¿Habría cambiado la noción de infancia? ¿Se les consideraba fuerza de trabajo potencial? Estas y tantas otras preguntas quedan para la formulación de los investigadores interesados en desentrañar y trabajar a partir de tan valiosas fuentes documentales.

Bibliografía

• Solano, Sergio (2013) “Padrones de población e historiografía sobre la configuración socio-racial hispanoamericana del siglo XVIII” en El taller de la historia, Vol. 5, No. 5. pp 125 – 177. Disponible en: revistas.unicartagena.edu.co/index.php/eltallerdelahistoria/article/view/708 Consultado el 10 de septiembre de 2018.