Hay que dignificar la labor docente

Los profesores tienen un salario 18% menor que el de otras profesiones.

Diego Guevara, profesor del Departamento de Economía.

Crecí en una familia de docentes, mi padre trabajaba en un colegio privado de calidad en el que tuve la oportunidad de estudiar mi educación básica y media, mientras que mi madre enseñaba en una escuela pública como docente oficial.

Este escenario me permitió crecer entre los contrastes de dos mundos diferentes y notar no solo las diferencias de infraestructura y calidad, sino también me di cuenta de los esfuerzos adicionales que requería el docente oficial, pues más allá de la formación académica de los niños, este debe lidiar con los profundos problemas familiares, económicos y sociales del entorno de sus estudiantes.

Más allá de las diferencias entre el mundo público y privado, mis padres siempre pusieron una gran dedicación a la labor docente, pero las brechas salariales entre ellos eran notorias.

Es este punto de brechas y rezago de salarios, la principal manzana de la discordia en las negociaciones entre el gobierno nacional y Fecode (Federación Colombiana de Educadores), vale la pena resaltar que, según un estudio de la Fundación Compartir, el rezago del salario docente respecto a otras profesiones es del 18%, e incluso otros estudios como el del GSEID de la Universidad Nacional y Fecode señalan rezagos de hasta del 28,3%.

En las negociaciones de 2015 se dieron los primeros pasos hacia la nivelación y se logró un primer acuerdo para lograr hasta un 12% de aumento, en las vigencias 2015, 2016, 2017, 2018, 2019. Esto fue un reconocimiento explícito al rezago salarial de la profesión docente y un primer paso en la dirección correcta.

Pero hay que continuar de forma progresiva con la nivelación y hoy se discute puntualmente la negociación de aumentos para las vigencias de 2020 y 2021 en las que el escenario fiscal del país y la desaceleración económica se constituyen en la barrera para lograr nuevos acuerdos.

A pesar de esto, la austeridad fiscal no puede castigar con la misma severidad los derechos sociales, y como afirma Ilich Ortiz, investigador en la materia, “no hay ninguna razón ni ética, moral o presupuestal por la cual un docente deba ganar menos que cualquier otro profesional del Estado que tiene la misma formación y la misma antigüedad”.

Ya contamos tres semanas y cerca de 300.000 docentes del sector oficial que continúan en paro indefinido, y más allá de la coyuntura de este cese de actividades, hay que tener claro que si se quieren atraer mejores estudiantes bachilleres y profesionales a la carrera docente hay que trabajar fuertemente en los incentivos salariales en el mediano plazo, de la mano de estrategias para fomentar la calidad.

Actualmente una de las carreras menos apetecidas en el programa Ser Pilo Paga son las licenciaturas, de hecho, ninguna licenciatura aparece en las 10 carreras más demandadas del programa, evidenciando que estamos en un escenario en el que “Ser pilo y profe, no paga”. Si no se trabaja de forma seria en este punto, la educación básica y media de calidad estará lejos y el eslogan de “Colombia la más educada” será siendo otra de las promesas incumplidas del Gobierno Santos en el largo plazo.

*Columna de opinión publicada en El Tiempo.com: http://www.eltiempo.com/vida/educacion/hay-que-dignificar-la-labor-docente-94200