Elegir el juguete adecuado no es un juego

Los juguetes son unos de los primeros medios con los que los seres humanos interactúan e interpretan la realidad.

En la primera infancia, el desarrollo se lleva a cabo mediante un proceso no lineal de reconstrucción y reorganización permanente, producto de las experiencias corporales, sociales y cognitivas que viven los niños al interactuar con el mundo que los rodea. En consecuencia, el juego constituye un comportamiento fundamental para que los más pequeños exploren su entorno, desarrollen destrezas y adquieran conocimientos.

Los juguetes son unos de los primeros medios con los que los seres humanos interactúan e interpretan la realidad. Según Ángela Marcela Baquero, profesora de la Licenciatura en Educación Infantil, y Alejandra Arrastía y Gloria Lorena Rincón, estudiantes del programa, estos elementos permiten que los niños se enfrenten a situaciones reales que involucran resolver problemas, aprender normas para regular su comportamiento, fomentar sus competencias comunicativas, estimular la creatividad y fortalecer las habilidades motrices e intelectuales. Según la profesora, es esencial brindarles juguetes acordes con cada etapa de su desarrollo:

De o a 6 meses: “Para estimular los procesos de aprendizaje y desarrollo en los niños, se recomienda usar recursos sensoriales con texturas y sonidos, que sean suaves y manipulables, como sonajeros, móviles y gimnasios infantiles, o también aquellos que puedan llevarse a la boca y morder”, afirma la profesora Ángela Marcela.

De 6 a 12 meses: Es importante que los padres o cuidadores propicien experiencias que les permitan a los niños explorar su entorno: “Deben proporcionarles juguetes con mayor complejidad cognitiva que fortalezcan la coordinación, la motricidad y el equilibrio; por ejemplo, figuras geométricas, libros con imágenes y texturas, juguetes de balanceo, pelotas y peluches blandos”, comenta Alejandra.

Primer año: Son significativos los recursos que potencian la adquisición del lenguaje, como los libros e instrumentos musicales. “En esta etapa también es sustancial el juego simbólico, el cual fomenta la imaginación, la creatividad, la empatía, la autoconfianza y el trabajo en equipo, y permite exteriorizar sentimientos”, señala Gloria Lorena.

De 2 a 3 años: Deben usarse materiales artísticos para desarrollar la motricidad y juguetes para desplazarse, como carros o triciclos.

De 3 a 5 años: Es importante proponer actividades en las que se implementen normas sencillas con juegos de roles. “Hacia los 5 años puede fomentarse el uso de la tecnología con fines educativos”, dice la profesora Ángela Marcela.

La Facultad de Educación cuenta con la revista Crea, desarrollada por estudiantes de la Licenciatura en Educación Infantil, como una herramienta para conocer, relacionar, explorar y aprender sobre la infancia.