Mejorando con tecnología la calidad educativa en zonas rurales

Daniela Coca, graduada de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas y quien perteneció al semillero de investigación en Competencia Digital del Centro de Tecnologías para la Academia, CTA, junto con Javier Cano, un ingeniero electrónico, decidió emprender en 2016 un sueño enfocado en mejorar la calidad de la educación en zonas rurales de Colombia: la Fundación Educativa Jada.

Por medio de diversas metodologías y temáticas educativas, la iniciativa ha formado más de 440 maestros que tienen impacto en 12.000 estudiantes de los departamentos de Antioquia y La Guajira: “Nuestra prioridad es preparar muy bien a los profesores pues para nosotros es fundamental que perdure nuestra intervención y realmente impacte los procesos de aprendizaje de los estudiantes”, dijo Coca.

Algunas de las metodologías educativas utilizadas son STEM, referente a ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, donde los profesores pueden vincular estas áreas del conocimiento en torno a la solución de problemáticas reales. “También articulamos en nuestros procesos de enseñanza el aprendizaje basado en retos y la gamificación; lo que hacemos es enseñarles a enseñar de manera divertida e innovadora, utilizando la tecnología como herramienta clave”, manifestó la joven.

Hugo Rozo, coordinador del semillero de investigación en Competencia Digital, aseguró que la labor de la Fundación es notable pues trabaja en un entorno 100% rural y conoce la realidad, las brechas digitales y de alfabetización no solo de estudiantes sino de profesores. “Daniela fue una de las primeras estudiantes que trabajó en el semillero, siempre se interesó por trabajar iniciativas sociales y aquí aprendió la importancia de involucrar la tecnología en procesos educativos que tengan un impacto positivo en las comunidades”, aseguró Rozo.

Actualmente la Fundación Educativa Jada cuenta con 21 semilleros de ciencia y tecnología enfocados en estudiantes de instituciones educativas ubicadas en veredas y municipios como El Peñol, San Rafael y San Carlos en Antioquia. “Hemos descubierto que los niños le tienen pánico a las matemáticas o a las ciencias; frente a esto nosotros les mostramos que pueden aplicar estos conocimientos en sus contextos, lo que motiva los estudiantes a aprender”, aseguró Coca