“Sana que sana” con la actividad física

Aunque el “ejercicio es medicina”, este se debe realizar en la justa medida.

Si tienen algún dolor muscular o padecen una condición médica, algunas personas piensan que no es aconsejable la actividad física o el ejercicio; sin embargo, se ha comprobado que para la mayoría de las patologías la prescripción de no tener una vida sedentaria es clave para reducir los efectos negativos y llevar una mejor vida.

El dolor crónico es aquel que dura más de tres meses y que puede causar fatiga, depresión, ansiedad y calidad de vida deficiente. Antes, se recomendaba guardar reposo, pero mantenerse activo influye directamente sobre el dolor y combate otros problemas asociados.

De acuerdo con la Sociedad Española del Dolor (2018), los beneficios del ejercicio físico se evidencian a largo plazo, por lo general, después de un año de que los pacientes se encuentren en un programa constante; esto siempre ligado a su condición o tipo de dolor.

¿Cómo la actividad física y el ejercicio disminuyen el dolor?

De acuerdo con la fisioterapeuta Catalina Paredes, profesora de la Facultad de Enfermería y Rehabilitación, el dolor disminuye por varias razones. Una de ellas es que cuando una persona aumenta el nivel de actividad física se segregan ciertas sustancias, como la dopamina, y disminuyen otras, como el cortisol. La dopamina produce una sensación de bienestar y felicidad, como la que da el chocolate. Por otra parte, el cortisol es la sustancia que se segrega con altos niveles de estrés y una de las formas de disminuirlo es por medio de la actividad física.

Diagnósticos y estudios

Con diagnósticos como osteoartritis, artritis reumatoide, fibromialgia, dolor lumbar, claudicación intermitente (calambres dolorosos en las piernas), dismenorrea, dolor de cuello, lesión de médula espinal y dolor en la parte delantera de la rodilla, los autores Geneen, Moore, Clarke, Martin, Colvin y Smith (2017) realizaron un estudio y prescribieron ejercicios que variaban en intensidad, frecuencia y tipo e incluyeron actividades en el agua y en la tierra. Además, se enfocaron en aumentar la fuerza, la resistencia, la flexibilidad, la amplitud del movimiento y la activación muscular.

En sus conclusiones, resaltaron que se redujo la intensidad del dolor, mejoró la funcionalidad física y se tuvo un efecto variable sobre la funcionalidad psicológica y la calidad de vida.

Adriana Illera Ramírez, profesora de la Facultad de Enfermería y Rehabilitación, dice que el ejercicio debe ser prescrito de acuerdo con la condición de cada persona. Aunque el “ejercicio es medicina”, este se debe realizar en la justa medida. Si se excede, hasta una persona sana puede tener una dolencia.