Educación alimentaria: una prioridad en la escuela y en la casa

De acuerdo con el último informe de la Organización de las Naciones Unidas (2019), 40 millones de niños menores de cinco años fueron diagnosticados con sobrepeso en el mundo. La cantidad ha venido aumentando desde el año 2000.

En Colombia, según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (2015), uno de cada cuatro niños sufre de obesidad. Esto ha llevado a que algunos municipios y ciudades comiencen a regular el acceso a los alimentos procesados y bebidas azucaradas en los colegios.

Algunas de las causas de esta problemática son los malos hábitos de alimentación, la escasa actividad física y las dificultades emocionales. Según la doctora Rosa Julia Guzmán, directora de la Maestría en Desarrollo Infantil, “los agentes educativos deben tener en cuenta la importancia de la nutrición, no solo para evitar enfermedades, sino también para potenciar un buen desarrollo desde la primera infancia y el óptimo funcionamiento del cerebro”.

Acerca de los hábitos, Ángela Marcela Baquero, psicóloga y profesora de la Licenciatura en Educación Infantil, señala que los padres deben tener en cuenta que cada niño posee necesidades y gustos diferentes. “Para establecer una dieta equilibrada hay que estimular el consumo de frutas y verduras, limitar los alimentos con alto contenido calórico y motivar la ingesta de agua”, comenta.

Los padres y los educadores son los responsables de la educación alimentaria de los niños.

Ante esto, las expertas recomiendan:

Comunicarles a los niños la relevancia de tener una buena alimentación y los beneficios que esta representa para la salud.

Establecer pautas de crianza en las que los horarios de comida y las reglas en la mesa no sean negociables.

Procurar el consumo de cinco comidas diarias, con alimentos frescos y naturales para una buena digestión.

Promover los hábitos de higiene antes y después de las comidas, el uso adecuado de los cubiertos y la importancia de comer despacio.

Impulsar una sana relación de los niños con los alimentos; estos no se deben usar como premios o castigos.

Acompañar a los niños pequeños durante las comidas. La compañía es tan importante como la calidad de los alimentos, ya que estimula la comunicación y la socialización.

Y para preparar la lonchera…

La lonchera no reemplaza ninguna de las tres comidas básicas que deben tomar los niños. Su función es recargarlos de energía para que se puedan desempeñar exitosamente en sus labores escolares; por lo tanto, es clave:

1. Prepararla de forma higiénica. Los utensilios y recipientes deben limpiarse a diario.

2. Incluir alimentos variados: cereales, frutas, vegetales, proteínas, lácteos, grasas y azúcares. Acompañar a los niños pequeños durante las comidas. La compañía es tan importante como la calidad de los alimentos, ya que estimula la comunicación y la socialización.

3. Evitar los alimentos procesados, los snacks con exceso de sodio o colorantes y los alimentos fritos o con altos niveles de azúcar.

4. Hacer diseños atractivos con los alimentos que motiven a los niños y les generen expectativa a diario.

5. Garantizar la adecuada conservación de los alimentos y que los empaques sean seguros para evitar “accidentes”.