La música juega un papel fundamental en el cine como banda sonora. Ayuda a sostener la estructura general de la película y a que el espectador experimente cualquier variedad de emociones. Recientemente, las bandas sonoras han recuperado su relevancia en el cine. En los últimos años, las productoras de cine están creando la tendencia de tocar música en vivo mientras acompañan su filme.

Precisamente, y siguiendo esta ‘moda’, para el evento de cierre del BIFF (Bogotá International Film Festival) se proyectará la película Metrópolis, una película muda alemana de 1927, considerada como un clásico de la historia del cine mundial, con la presentación de la orquesta Filarmónica de Bogotá, quien se encargará de tocar en vivo la música que los compositores del MUCINE (Asociación Colombiana de Compositores de Cine) escribieron para esta película.

Sin embargo, la composición de esta música representa un reto más elevado para los compositores y los músicos.

Óscar Olaya, profesor de la carrera de Comunicación Audiovisual y Multimedios de la Universidad de La Sabana y compositor de MUCINE explica que para la composición de estas piezas, hay un reto mayor, ya que “las dificultades están más que todo relacionadas con la sincronía. Se debe ser muy preciso en la escritura para que al momento de tocarse en vivo no se corra el riesgo de desentonar o fallar en su sincronización.

Olaya explica que, cuando empieza a rodar la película “la orquesta debe seguir cada segundo de la misma, apoyándose en un Click que marca el pulso de la música (durante las 2 horas y media de película) para que suene sincronizada. Mas sin embargo, hay otros factores como la acústica del espacio, que pueden perjudicar la claridad de la música”.

El proceso de composición de estas piezas musicales es distinto al de una canción que suena en la radio. “Para crear la música de una película, primero se debe hacer un análisis narrativo que permita entender de qué trata realmente la historia, su estructura, sus puntos de giro, conocer sus personajes, entre otros. Luego, se organiza una lista de todas las piezas musicales que necesita la película y cual función van a desarrollar; se busca que haya unidad y que la banda sonora se sincronice, no solo con la imagen sino con la historia misma”, afirma el compositor.

De acuerdo con el profesor de La Sabana, se empieza componiendo algunas notas que puedan tener un significado con la narrativa de la película y lentamente se van construyendo los temas. Mientras se va componiendo, se va sincronizando con la imagen, usando algunas fórmulas matemáticas para calcular los puntos de sincro. Una vez terminada la composición, se empieza a orquestar, lo cual significa escribir esta música para la orquesta sinfónica. Es una habilidad muy compleja pues significa conocer a fondo cada instrumento de la orquesta y poder escribir para él sin necesidad de tocarlo. Cada uno de los músicos tiene un papel dentro de la orquesta y tocan en momentos distintos, con intensidades diferentes en lo corrido de la película.

Óscar Olaya es también el director artístico de este cine-concierto por lo que estará encargado, no solo de componer, sino de mantener la unidad conceptual de la música durante toda la película, y que la composición colectiva de los miembros de MUCINE se mantenga uniforme y así asegurar una grandiosa experiencia a los asistentes.