Una herramienta para detectar alteraciones en el neurodesarrollo de los bebés

Con el fin de identificar de manera temprana los signos clínicos asociados al riesgo neurológico en los bebés, durante los primeros cuatro meses de vida, María Eugenia Serrano, profesora del programa de Fisioterapia, adelanta el proyecto de investigación doctoral Correlación entre los movimientos generales y la integridad encefálica en lactantes con riesgo neurológico o sospecha de daño cerebral, en la Universidad de Blanquerna - Ramon Llull (Barcelona).

Con esta investigación, se busca correlacionar los movimientos generales y la integridad encefálica en los recién nacidos y lactantes con riesgo neurológico o sospecha de daño cerebral, para diagnosticar tratamientos tempranos y disminuir el riesgo de desarrollo.

Campus: ¿Por qué enfocarse en los movimientos generales para detectar alteraciones en el neurodesarrollo?

María Eugenia Serrano: En algunos casos, los signos asociados a la parálisis cerebral pueden no ser percibidos de manera clara y contundente. Existen reportes de caso de niños cuyos signos de alarma no han sido tenidos en cuenta por el equipo de salud encargado del seguimiento a su crecimiento y desarrollo, emitiendo diagnósticos tardíos que minimizan o anulan el potencial de recuperación que ofrecen los mecanismos de plasticidad neuronal en el recién nacido y el lactante.

En esta investigación, se evaluó la importancia de la detección temprana de problemas neurológicos en bebés. La valoración temprana del neurodesarrollo, a través de los movimientos generales, es una estrategia estudiada, descrita y difundida por el doctor Heinz Prechtl, médico, zoólogo y antropólogo austriaco, quien dedicó gran parte de su vida al estudio de las neurociencias y al desarrollo de un método observacional que ha demostrado un alto valor predictivo sobre el diagnóstico de condiciones neurológicas, como la parálisis cerebral. Este principio se basa en el reconocimiento de una serie de movimientos, tanto normales como anormales, en el neonato y el lactante, que pueden observarse desde el período intrauterino hasta las 20 semanas posteriores a la edad equivalente al término de la gestación.

C: ¿Cuáles son esos movimientos atípicos que pueden reconocerse antes de los cuatro meses?

M. E. S.: El método de movimientos generales describe cinco principales patrones de movimiento que se presentan antes de las 20 semanas postérmino y tienen un alto poder predictivo para desenlaces como la parálisis cerebral: los Writhing Movements de pobre repertorio, los Cramped Synchronized Movements, los Chaotics Movements, la ausencia de movimientos Fidgety y los Abnormal Fidgety Movements.

  • El “pobre repertorio” puede observarse en el bebé antes de la semana ocho postérmino y se caracteriza principalmente por involucrar movimientos carentes de variabilidad y rotación.
  • Los movimientos Cramped Synchronized generalmente aparecen antes de cumplir la edad a término, es decir, las 40 semanas de gestación. Se caracterizan por ser movimientos que involucran el abdomen y una contracción simultánea, bilateral y mantenida de las piernas o los brazos del bebé, seguida de una relajación de esto.s
  • Los Chaotics Movements también pueden presentarse en la edad pretérmino, siendo movimientos desordenados, fuertes, amplios y acompañados de un temblor constante.
  • Los Movimientos Fidgety son considerados patrones normales de movimiento y deben presentarse en el bebé entre el tercer y el cuarto mes; se caracterizan por ser movimientos constantes y de poca amplitud, similares a un tic, que se observan sobre todo en el cuello, los hombros, las caderas, las muñecas y los tobillos. Tanto la ausencia como la anormalidad de los Movimientos Fidgety son considerados predictores de alteraciones del neurodesarrollo; principalmente, su ausencia tiene un valor predictivo muy alto en relación con el desarrollo de una parálisis cerebral.

Con esta investigación, se ha demostrado que la identificación de los patrones anormales de movimiento mencionados está muy relacionada con las condiciones de la parálisis cerebral, el autismo, el déficit de atención e hiperactividad y los trastornos metabólicos, entre otras. Estas ejercen un impacto considerable en la función del niño, desde las esferas del desarrollo psicosocial, comportamental, sensoriomotriz y del lenguaje. Cualquiera de las áreas que resultase afectada podrá tener una alta repercusión en la participación y los roles que desempeñará el bebé durante su vida.

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C: ¿Por qué los cuatro meses son la etapa idónea para identificar estas alteraciones?

M. E. S.: La presencia de alguno de los patrones mencionados en la pregunta anterior durante los primeros cuatro meses de vida genera un potencial impacto sobre su calidad de vida y la de sus familias, puesto que, luego de identificar el riesgo neurológico, se da lugar a la intervención temprana y el desarrollo de planes terapéuticos oportunos y pertinentes.

Desde la evidencia científica disponible, es bien conocido que la intervención temprana favorece el establecimiento de engramas cerebrales conducentes a la optimización del desarrollo del niño, a partir de recursos neurales de adaptación y reorganización funcional propios de la plasticidad de su cerebro. Este proceso, a su vez, da lugar a la generación de nuevas conexiones cerebrales que pueden transformar el pronóstico funcional del niño.

C: ¿Por qué los movimientos generales son una alternativa para la detección temprana?

M. E. S.: Es fundamental aclarar que la valoración de los movimientos generales no reemplaza de ninguna forma la utilidad y la precisión que ofrecen algunos exámenes, como la resonancia magnética nuclear de cerebro para el diagnóstico de condiciones neurológicas, sino que es un método con un alto poder predictivo, que los complementa y refuerza.

De esa manera, una de las conclusiones de la investigadora es que el método de movimientos generales es una estrategia diagnóstica costo-efectiva, válida y confiable, que solo requiere del entrenamiento de quienes lo apliquen para iniciar intervenciones de manera precoz. El hecho de contar con una estrategia de valoración no invasiva, que permita reconocer la existencia de potenciales deficiencias neurológicas con la observación de los patrones de movimiento del bebé, da lugar al establecimiento de planes de interacción terapéutica oportunos que incluyan elementos básicos para abordar las deficiencias sensoriomotoras derivadas de un posible daño cerebral.

La potenciación de recursos neurales, asociados a la plasticidad del encéfalo en etapas tempranas, tiene un impacto favorable sobre la función del niño y su participación en los diferentes ámbitos en los que ejerce roles de índole personal y social.

Según explica la fisioterapeuta Serrano, es necesario reconocer que en países como Colombia existen restricciones en los sistemas de salud para acceder a una remisión oportuna para la toma de una resonancia magnética nuclear (RMN) en los bebés que han nacido con riesgo neurológico. Sobre todo para los países de bajos o medios ingresos, el diagnóstico puede ser más complejo y prolongado en el tiempo, y podría relacionarse con la no remisión a los servicios especializados de diagnóstico, como consecuencia de las restricciones en las políticas, los trámites y los recursos físicos, humanos y financieros que hacen parte de los sistemas de seguridad social.

En Colombia, la prevalencia de parálisis cerebral es del 1,5 %, lo cual equivale a 719.000 personas aproximadamente. Los signos clínicos asociados se manifiestan desde una temprana edad e incluyen patrones atípicos de movimiento y retraso en el desarrollo motor. Generalmente, el diagnóstico se establece de manera tardía en el transcurso de los dos primeros años, considerando que los mecanismos de plasticidad neuronal durante los primeros meses de vida cumplen un papel relevante para el desarrollo de engramas cerebrales conducentes a la optimización del desarrollo, a partir de recursos neurales de adaptación y reorganización funcional.

Para la fecha, el proyecto de tesis doctoral de la profesora Eugenia Serrano se encuentra en la fase final de recolección de la información, y está inmerso dentro de un proyecto profesoral en el que participan Adriana Lucía Castellanos, profesora de Fisioterapia, y Victoria Eugenia Cabrera y Amanda Janneth Rodríguez, profesoras del Instituto de La Familia.

“El potencial de impacto de este trabajo radica en la posibilidad de mejorar la calidad de vida del niño y su familia, a través de la detección temprana del riesgo neurológico durante los primeros cuatro meses de vida, para la emisión de planes integrales de intervención tendientes a la generación de cambios en el cerebro, que pueden transformar el pronóstico funcional del niño y disminuir las secuelas de una posible discapacidad”, concluye la profesora María Eugenia.

Por: Yuri Johana Montaño, gestora de comunicaciones de la Facultad de Enfermería y Rehabilitación.