“Creo que llegué a la Universidad por obra de Dios. Debido a motivos familiares, estaba buscando un empleo cerca a mi lugar de residencia, por lo cual mi hermana, quien había hecho una especialización en la Facultad de Educación, me recomendó que viniera en búsqueda de nuevas oportunidades. Me presenté y logré integrarme a la Universidad de La Sabana; así que, definitivamente, uno tiene que estar en el lugar que Dios le tiene preparado.

A lo largo de estos años, de los cuales estuve 13 en la Facultad de Derecho y cumplo 12 en la Facultad de Educación, he conocido personas maravillosas, con quienes he compartido muy buenos momentos. Han sido muchas personas las que me han marcado durante mi vida en la Universidad, siempre les agradeceré profundamente a mis jefes y a mis compañeros (as) de trabajo, ellos han sido y siguen siendo muy importantes. Cuando uno está en un ambiente propicio, todo es más ameno y hay crecimiento diario. 

Es por eso por lo que, cada mañana, cuando llego a trabajar, le doy gracias a Dios y a la vida por poder estar aquí. La Universidad de La Sabana es maravillosa; además,  es calidad: académica, humana y de vida. Se preocupa por el bienestar de los estudiantes, de sus empleados y de las familias. Te enseña muchas cosas positivas y te forman en conjunto, como profesional y como persona.

La Universidad me ha enseñado a valorar más el trabajo, el compañerismo y la amistad.  Además, algo en lo que creo profundamente es en la santificación por medio del trabajo y, aquí, lo he aplicado. Es importante hacer el trabajo bien hecho, con cariño, respeto y responsabilidad.

Finalmente, le quiero agradecer a la Universidad por sus enseñanzas y su calidad humana. Espero poder seguir colaborándole con el mismo respeto y cariño, en estos años que me quedan siendo parte de la familia Sabana.