“ Sin duda alguna, puedo afirmar que el tiempo que he trabajado en la Universidad de La Sabana me ha enriquecido como persona y ha dejado huellas imborrables en mi espíritu. Mi llegada a la Institución fue obra de Dios, todo encajó a la perfección. Llegar aquí y poder vivir estos 25 años ha sido lo mejor que me ha podido pasar en la vida.

Es gratificante ver el cambio tan espléndido que ha tenido la Universidad, no solo en sus magníficas construcciones, sino en su posicionamiento a nivel nacional e internacional, gracias a la excelente labor que han realizado personas que, por medio de su trabajo, han logrado proyectar una Universidad innovadora.

Recuerdo con especial cariño a la doctora Consuelo Delgado Jiménez, anterior tesorera, persona de grandes valores humanos, de quien aprendí a realizar un trabajo bien hecho y con cariño. Con ella trabajé 23 años y dejó huella en mí, con sus principios y dedicación.

Son muchos los factores que resalto de la Universidad; aquí, te enriquecen espiritualmente y te apoyan en tu formación, para que cada día seas mejor profesional y mejor persona. Además, hay seres con gran calor humano, quienes hacen amenos los días.

Siempre tendré en mi corazón a los estudiantes, he tenido la oportunidad de estar en contacto con ellos, por lo cual han dejado una huella en mi corazón y sé que he podido hacer lo mismo en ellos.

Quiero agradecerle a Dios, por permitirme estar aquí; a mi familia, por su apoyo incondicional; y a la Universidad de La Sabana, por todo lo que me ha brindado en estos años. El cariño que le tengo a esta Institución es inmenso, estoy ligada a ella y solo tengo palabras de agradecimiento.

¡Gracias por tanto, Universidad de La Sabana!"