“ Ingresé a la Facultad de Medicina, invitada por el doctor Eduardo Borda, quien en ese momento era el jefe del Departamento de Pediatría, para que formara parte de su equipo en el proceso de planeación y apertura del programa de la Especialización en Pediatría. Inicialmente, fui nombrada profesora de Hora Cátedra y, después de un año, pasé a ser profesora asistente de Planta de medio tiempo.

Estos 15 años han pasado muy rápido y, cuando miro hacia atrás, me queda el recuerdo de muchos momentos alegres y gratificantes. Me embargan sentimientos de gratitud y, a la vez, de nostalgia por la partida de una persona muy significativa en mi vida como lo fue el doctor Borda, a quien consideré un maestro de vida y un modelo. Nos inculcó la unión, la comunicación y el trabajo en equipo.

A la Universidad, le agradezco las oportunidades que me ha brindado para la formación y para el crecimiento profesional y personal. Durante estos años, he sido testigo de los grandes cambios y de la modernización de su infraestructura física y tecnológica, así como de todos los procesos pedagógicos a los cuales he aprendido a adaptarme de una manera proactiva. Agradezco también por los valores que he fortalecido, debido a las enseñanzas de la Universidad y con la guía de los principios que promueve esta Institución, como el trabajo bien hecho y la resiliencia, cuyos ejemplos más representativos los he vivido en dos eventos que destaco: en 2011, durante la inundación del campus y, en 2020, con la pandemia del coronavirus; con estos he podido constatar que La Sabana no se detiene"