Investigación, docencia e intervención 

Educaré, un proyecto de la Facultad de Psicología en el Caquetá

La creación de nuevos significados, lazos y compromisos con una comunidad es tal vez uno de los pilares fundamentales para ejecutar proyectos como Educaré (Educación, Campo y Reconciliación), de la Facultad de Psicología; una iniciativa que apunta a la proyección social y a la relevancia práctica, y que busca fortalecer los procesos educativos de la comunidad del Centro Poblado Héctor Ramírez (Caquetá), para la creación de un modelo educativo que reconozca sus valores, principios y prácticas comunitarias.

Investigación con impacto tangible para la construcción de paz

En enero de 2021, y en medio de la emergencia de salud a causa del COVID-19, la profesora e investigadora Laura Fonseca, junto con los investigadores júnior, Mónica Paola Carreño y Juan Sebastián Quintero, empacó sus maletas rumbo a Caquetá, a la vereda Aguabonita. Hoy, ellos conforman el equipo de campo del proyecto Educaré, financiado por la Fundación Spencer y por el Fondo Multidonante de las Naciones Unidas. 

Desde su llegada, han trabajado en pro de la articulación entre la investigación, la docencia y la intervención, componentes centrales del proyecto. Por ello, Lina Trigos Carrillo, investigadora principal de la iniciativa, considera de crucial importancia contar con un equipo de profesionales en el territorio que apoye los procesos comunitarios.

“Nuestra presencia aporta a consolidar las apuestas de construcción de paz plasmadas en el Acuerdo Final, sobre todo la reforma rural integral, en su componente de educación rural fortalecida, así como en el punto de reincorporación social de los exguerrilleros y de sus familias”, agrega la profesora Fonseca.

Aprendizaje experiencial con relevancia práctica en Aguabonita

A partir de este proyecto, y de la labor de los investigadores y estudiantes, se articulan tres subdisciplinas de la psicología: educativa, social y comunitaria. Estas aportan una mirada integral de los retos en el territorio, y ofrecen estrategias teóricas y metodológicas para abordarlas. Al respecto, Juan Sebastián Quintero asegura que “El proceso formativo en este proyecto ha sido un factor clave en el cual los estudiantes comprenden, de una forma más cercana y participativa, qué implica articular los conocimientos teóricos dentro de las clases, con los diferentes procesos que se adelantan en las comunidades”.

Las personas que hacen parte del proyecto son miembros de la comunidad del Centro Poblado Héctor Ramírez en Caquetá y, al tiempo, estudiantes de pregrado de psicología, que forman parte de los procesos de planeación, diseño y ejecución del proyecto, por medio de semilleros como el de Investigación Acción Social y Comunidades.

Sin duda, este tipo de experiencias les permite a los investigadores combinar el aspecto teórico con el práctico. “El estar en campo invita a dejar de seguir al pie de la letra los contenidos de los libros e, incluso, los planes trazados. Aquí se promueven procesos más orgánicos en los que la relación entre la comunidad y la academia nutren y fortalecen los procesos, pues se facilita el diálogo de saberes en pro de un objetivo común”, concluye Mónica Paola Carreño, otra de las investigadoras.

Este es uno de los primeros pasos de un camino transitado por cuatro años que tendrá como resultado el desarrollo del proyecto en cuatro ejes fundamentales dentro de los que se encuentran: el fortalecimiento de capacidades del comité de educación de la comunidad y de personas interesadas en el ámbito educativo; la implementación de programas educativos que aporten a la formación de niños, niñas y jóvenes del Centro Poblado Héctor Ramírez; el reconocimiento de valores y prácticas; y la adecuación de la biblioteca comunitaria.