Cristina Arenas se graduó del programa de Gastronomía en el 2014. Vivió algunos años fuera del país y, luego de haber trabajado en varios restaurantes, volvió a Colombia y decidió emprender. Así nació Crocante y Ají.

Crocante y Ají es una empresa fabricante de empanadas, que a domicilio se entregan empacadas al vacío y congeladas, pero también está la opción de comprarlas calientes. Además, producen ajíes artesanales de diferentes sabores, a base de productos 100% colombianos.

Dentro del portafolio está la empanada de masa de maíz y trigo, junto a una variedad de sabores como tres quesos, chicharrón, pollo al curri, criolla, entre otros. En los ajíes tienen variaciones como lulo, tamarindo, pimentones, mango, tomates asados y ají tradicional.

Crocante y Ají trabaja con productos 100% colombianos y comprados directamente al agricultor. La empresa busca respetar el producto y el proceso de elaboración de cada relleno y de cada masa. Desde el 2017, cuando inició este sueño, Cristina se ha preocupado por mantener un producto bueno y de calidad.

Hoy cuentan con una planta de producción que esperan expandir pronto, han ampliado sus medios de distribución por redes sociales y distribuyen sus productos en aplicaciones como Rappi y Domicilios.com, además de contar con un local fijo en el barrio La Castellana.

Desde estos canales de distribución, se venden aproximadamente 3.000 empanadas al mes.

Cristina resalta su emprendimiento con gran orgullo, “Es una empresa con la que me identifico completamente. Amo lo que hacemos y la pasión con la que lo hacemos; es un emprendimiento en el que puede crearse día a día algo nuevo. Además, ¿a quién no le gustan las empanadas? Comencé en la cocina de mi casa, armando empanada por empanada en el comedor y con la colaboración de mis papás y mi hermano. Muchas empanadas se abrieron, se quemaron, pero todas terminaron en la barriga de alguien, ¡porque así se dañaran, el sabor siempre fue delicioso! Paso a paso, fue creciendo este sueño. Se compraron las máquinas necesarias para empezar una producción un poco más grande y salí de mi casa a una planta de producción”.

“Amo lo que hacemos y la pasión con la que lo hacemos; este es un emprendimiento en el que día a día puede crearse algo nuevo”.

Para nuestra graduada, haber estudiado en la Universidad de La Sabana fue el primer peldaño para iniciar su emprendimiento. “Gracias a La Sabana, soy la profesional que soy hoy. Gracias a mi formación, hoy estoy emprendiendo, porque siempre fue algo que nos inculcaron desde el día uno de mi pregrado”.