Dos nuevas patentes para la Facultad de Medicina con la creación de “Ángel Guardián”

Este es un dispositivo y proceso que mejora la calidad, la evaluación y la retroalimentación de las compresiones torácicas durante una reanimación cardiopulmonar. 

La reanimación cardiopulmonar (RCP) es una intervención que salva vidas cuando se ha sufrido un paro cardiorrespiratorio. Según la declaración de consenso de la American Heart Association (AHA), las personas a las cuales se les brinda una asistencia inmediata y un masaje cardíaco de calidad tienen una probabilidad mayor de supervivencia del 40 %, si se compara este procedimiento con quienes reciben una atención demorada. Además, la calidad de la RCP resulta ser también un factor determinante para la supervivencia.

Con base en esta información, desde 2015 y durante su residencia en la Especialización de Cuidado Intensivo Pediátrico, el doctor Juan Pablo Contreras, junto con los doctores Jaime Fernández, Daniel Botero y Alirio Bastidas, profesores de la Facultad de Medicina, unió esfuerzos para pensar en un dispositivo que optimizara la reanimación cardiopulmonar, mejorando la calidad de las compresiones torácicas e involucrando el uso de dispositivos móviles, de fácil acceso y sencilla manipulación.

“Por lo regular, cuando una persona sufre un paro cardiorrespiratorio, puede pasar mucho tiempo sin que reciba RCP, ya que la mayoría de las personas no saben cómo actuar frente a esta situación. Además, en los estudios de la AHA también se detectó que una persona puede empezar a realizar la reanimación a tiempo, pero se desconoce si lo hacen bien o mal. Por eso, indagamos en el mercado acerca de los productos que brindan soluciones a este problema, pero muchos de ellos resultan muy costosos y, además, tienen falencias en la entrega correcta de la calidad de las compresiones cardíacas”, comentó el doctor Daniel Botero.

Ante esto, los doctores crearon un primer prototipo, con el cual desarrollaron un estudio observacional en adultos para evaluar las características y la confiabilidad del dispositivo. “Nuestro propósito es que cualquier persona pueda utilizarlo; por eso, lo probamos con personas expertas y no expertas en RCP. De esta manera, identificamos que, cuando una persona del común lo usa, se mejora la calidad de las compresiones en un 30 % y, en los expertos, conseguimos una mejora de casi el 50 %”, afirmó el doctor Botero.

Para el doctor Alirio Bastidas, “El dispositivo permite que personas sin conocimientos profesionales sobre medicina también aporten en caso de una emergencia. Este informa si las compresiones resultan ser de buena calidad, con la profundidad y la frecuencia adecuadas, además de medir el cansancio e indicar si se requiere un reemplazo”.

Al ser un dispositivo que permite salvar vidas, los autores de este proyecto decidieron llamarlo “Ángel Guardián”, el cual está compuesto por:

(1) Un sensor infrarrojo

(2) Una tarjeta de procesamiento digital de señales

(3) Una pantalla táctil

(4) Dos geolocalizadores GPS, bluetooth

(5) Una app que funciona con el sistema operativo de Android, la cual proporciona toda la información registrada de calidad de la compresión y la geolocalización del evento.

Asimismo, se diseñó un soporte liviano y de fácil transporte para acoplar el dispositivo. El último prototipo desarrollado con recursos de la convocatoria interna de investigación 2018 fue fabricado para que funcione durante cuatro horas ininterrumpidas y su portabilidad permite llevarlo dentro de una mochila hasta lugares de muy difícil acceso. Además, es resistente al agua y a las caídas.

Teniendo en cuenta estas características, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) concedió dos patentes de invención:

  • La primera para el “Dispositivo de evaluación y retroalimentación de calidad de compresiones torácicas durante resucitación cardiopulmonar”.
  • Y, la segunda, para el “Proceso de medición de profundidad y frecuencia de las compresiones torácicas”.

Actualmente, la tecnología está en un estado de desarrollo tecnológico TRL 5 y, adicionalmente, se radicaron patentes en fases nacionales en Estados Unidos y Brasil, vía tratado internacional de cooperación de patentes.

¿Cómo funciona?

Primero: al encenderlo, “Ángel Guardián” envía una imagen de geolocalización a una central (puede ser la Cruz Roja o una EPS), usando un GPS de alta resolución, que les permite a los paramédicos llegar en el menor tiempo posible adonde se registra el evento.

Segundo: mientras el personal de salud llega y una vez ha sido encendido el dispositivo, este adapta la información de acuerdo con el conocimiento de la primera persona que atiende el hecho: experto o iniciante. Dependiendo de eso, se aumentará la cantidad de los mensajes y se analizarán la profundidad y la frecuencia de los masajes cardíacos, para reportar en tiempo real si estos están siendo bien o mal realizados. En seguida, se emite una alarma para avisarle a la primera persona que atiende el hecho si debe aumentar o disminuir la frecuencia y la profundidad de las compresiones torácicas.

Tercero: el dispositivo graba todo el procedimiento en un microchip y, cuando la persona termina su intervención, esta información se remite por una red telefónica a una central. Con los resultados del uso de este dispositivo, se determinarán la eficiencia y el tiempo, y se contará con un análisis estadístico de la información.

“Para las instituciones, la relación entre el costo y la efectividad está ligada al hecho de salvar vidas. De esta forma, lograremos una maniobra muy decisiva y fundamental, unas compresiones torácicas de alta calidad: adecuadas, efectivas y con mejor desenlace para los pacientes”, expresó el doctor Jaime Fernández.

Para los autores de este proyecto, “Ángel Guardián” podría estar enfocado en tres públicos objetivos:

(1) La docencia: siendo utilizado para los cursos BLS y ACLS, promoviendo su uso en diferentes universidades y en lugares de entrenamiento de esta técnica, como la Cruz Roja Colombiana, con quien deseamos validar el dispositivo en un futuro cercano.

(2) Personal médico y paramédico: para que pueda ser utilizado en los hospitales o donde ocurran los accidentes. Además, sería de gran utilidad para las empresas del sector salud.

(3) Por último, para cuidadores y familiares de personas que sufran problemas del corazón.

“He tenido la oportunidad de trabajar con el ‘Ángel Guardián’ desde hace unos meses y me ha parecido muy interesante lo que hemos encontrado. Este dispositivo ha mejorado la calidad de las compresiones torácicas durante el entrenamiento en reanimación cardiopulmonar, ya que nos muestra en tiempo real los parámetros que debemos mejorar. Cuando comparamos el ‘Ángel Guardián’ con otros dispositivos que realizan esta misma función, evidenciamos que su eficiencia era alta. Finalmente, encontramos que, a diferencia de otros dispositivos, el ‘Ángel Guardián’ puede ser usado para el entrenamiento de personas, así como durante una reanimación cardiopulmonar de la vida real”. Esteban García, graduado del programa de Medicina.