¡Papás sin estrés en la cuarentena!

Martha Rocío González, magíster en Psicología & PhD, y decana Facultad de Psicología.

¡Es mi hijo yo tengo derecho a pegarle! ¡A mí me pegaron y aquí estoy! ¡Atiendo la cocina, el trabajo o recojo el reguero que hacen!

Las demandas que los padres de familia tienen frente al aislamiento obligatorio se relacionan con el colegio y el trabajo en casa, además de la realización de las labores del hogar, entre otras responsabilidades y estresores, como la incertidumbre frente al futuro económico y de salud de la familia. Estas situaciones generan estrés laboral, de la crianza y conyugal.

Esta breve nota se enfocará en el manejo del estrés frente a la crianza. El estrés parental se refiere a la angustia y la frustración que sienten los padres, o los encargados de la atención primaria del niño, al enfrentarse a las tareas cotidianas relacionadas con la crianza, explica Marc H. Bornstein en su libro Handbook of parenting.

Ahora, ¿qué les genera estrés a los padres en relación con la crianza durante el aislamiento?

Estar dentro del hogar todo el día, atendiendo diferentes responsabilidades, es una exigencia para los padres, pero también para los niños y adolescentes. Estar en casa sin poder salir, sin ver a los amigos, estudiando de manera remota o virtual y con los padres todo el tiempo, quienes además están ocupados en múltiples cosas, puede cambiar el comportamiento de los hijos.

El cambio en las reacciones de los niños durante el aislamiento puede variar y, por tanto, incrementar el estrés de los padres, dependiendo de la edad de los niños, la situación socioeconómica de la familia, la cantidad de hijos, la edad de los padres, su resiliencia frente a situaciones de crisis, las condiciones físicas del hogar, entre otros factores.

Los niños más pequeños podrían presentar pataletas más frecuentes ocasionadas porque sus padres no pueden atenderlos de manera permanente, porque sus espacios de juego se restringen a los que pueden tener en casa y porque los niños pequeños requieren interactuar con otros niños, así como de actividades de exploración.

Los niños escolarizados y de edades intermedias representan para los padres retos diferentes. Por ejemplo, deben acostumbrarse a las clases remotas o virtuales y esto requiere acompañamiento parental, tiempo y dedicación a los medios virtuales. Usualmente, los niños en edades intermedias reclaman tiempo, se muestran fácilmente irascibles y frustrados en su experiencia con la virtualidad, especialmente si esto es una novedad para ellos.

Los adolescentes, por otra parte, aunque presentan mayor independencia en la realización de sus actividades académicas virtuales, suelen dedicar mayor tiempo a la conexión con amigos de lo que lo hacían antes del aislamiento. Esto suele generar conflictos con los padres, quienes piden mayor tiempo por parte de sus hijos, a pesar de estar todos en casa.

Los adolescentes buscan estar en sus propios espacios y disfrutando de escenarios de reciente aparición como los home party, juegos en línea con sus amigos, chats y redes sociales. Con frecuencia, los jóvenes discuten con sus padres, alteran sus rutinas de sueño y alimentación para no perder las conexiones e información digital.

Independientemente de la edad de los hijos, los cambios en su comportamiento pueden llevar a los padres a sentir frustración e ira, lo que desencadena en desregulación emocional y estrés parental, y, como consecuencia, en la utilización de prácticas parentales negativas, como el castigo físico.

Para lograr disminuir el estrés parental se sugiere:

1. Controlar emociones negativas, como la rabia y la frustración.

2. Fomentar el apoyo entre padres o cuidadores para reducir el estrés de la crianza.

3. La autoeficacia percibida como padre o madre y la cohesión familiar también son factores protectores que disminuyen el estrés de la crianza.

4. Utilizar practicas parentales alternativas como el monitoreo y la disciplina inductiva. ·

El monitoreo es una práctica parental positiva que consiste en acompañar o apoyar a los hijos en la realización de actividades cotidianas y su propósito es favorecer su autonomía e independencia, mientras se fortalece una relación de confianza padres-hijos. · La disciplina inductiva es una práctica parental positiva, con la cual los padres buscan que los niños reflexionen sobre su comportamiento y los efectos de este.