Hoy, el reto es aprender a usar estas poderosas herramientas para difundir valores, acuerdos, puntos de vista y, por qué no, desacuerdos, pero de forma decente.

Recientemente, hemos sido testigos del poder de las redes sociales, tanto para informar como para desinformar: fotos de ayer presentadas como de hoy, audios sensacionalistas, videos sin contexto, publicaciones que se inician con un ambiguo “me cuentan”, “me envían”, “me dicen que”, “la comunidad informa”. Allí, hay espacio para todo tipo de rumores y suposiciones, menos para la verdad.

Con tristeza, diariamente somos testigos de cómo unos pocos utilizan las redes sociales, poderosas herramientas de comunicación, para agredir al otro (por lo que sea), especialmente cuando se trata de asuntos álgidos en la política, la religión, el fútbol o, en definitiva, por cualquier pretexto. Esa creación que pretendía dar vía libre a la libertad de expresión se ha convertido en un espacio de censura, de maltrato contra todo aquel que manifieste una idea contraria, que no piense igual que yo. Se busca, en medio de una democracia, el “unanismo”.

El problema no son las redes: el problema somos los usuarios que usamos mal esas herramientas que están en nuestras manos. Por eso, y tomando como referencia un blog publicado en eltiempo.com, ten en cuenta estos consejos:

Las redes sociales son un espacio para interactuar, conversar y compartir

Uno de los beneficios que trajo el desarrollo tecnológico fue el de la interactividad. Ya no somos receptores pasivos; somos prosumidores que estamos en permanente producción y consumo de contenidos.

Debemos aprender a escuchar

No está bien dejarse llevar por los tsunamis digitales; antes, es necesario tomar aire y escuchar, con paciencia y respeto.

Pienso, luego publico

Nunca contestar en caliente, enojado o reaccionando a algo que se considera va en contra de los propios planteamientos. Mantener la calma: pensar, reflexionar y publicar.

Ser natural

No por ser virtual, hay que ser artificial. Siempre tendrá más valor el estilo natural, con el requisito ineludible de que sea respetuoso. Ser naturales nos acerca a los otros, abre espacios.

Nos perciben según lo que publicamos

Hoy, marca mucho qué y cómo publicamos. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de seleccionar y publicar la información para lograr una adecuada interacción en las redes sociales. Manejamos perfiles y debemos ser coherentes para que ese perfil virtual sea tal cual el perfil real.