El futuro de los macrodatos, en manos de las humanidades

Por el doctor Juan Camilo Espejo, profesor de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas.

El uso del internet, de dispositivos móviles, de electrodomésticos “inteligentes” y de redes sociales se ha difundido de una manera sorprendente y ha llegado para cambiar de forma radical la gestión de las organizaciones. Debido a la amplitud de campos y a la cantidad de información que de estos se recoge, suele llamarse macrodatos (big data, en inglés) a este inmenso volumen de información.

Se habla de macrodatos porque se trata de una gran cantidad de información a la cual se accede con métodos automatizados de captura y de análisis. Una de las formas consiste en generar modelos predictivos, por ejemplo, del comportamiento de compra de clientes o usuarios, de la permanencia en la universidad de un estudiante o del riesgo de que una persona incumpla en los pagos de un crédito.

Estos macrodatos son un activo crucial para cualquier organización, pues ofrecen la posibilidad de generar mayor eficiencia en la toma de decisiones y en el desarrollo de nuevos productos, por medio de simulaciones, de análisis de datos y de generalizaciones estadísticas. Así, se necesita de un dominio de la programación, de las matemáticas, de la estadística, de la resolución de problemas y del pensamiento creativo para ver las situaciones a la luz de los datos y agregar valor.

De esta manera, uno de los retos que afrontan los sectores público y privado es contar con profesionales que entiendan y analicen esos datos, transformándolos en recursos útiles para tomar decisiones en las organizaciones. Pero, además, esta nueva generación de profesionales debe asegurarse de manejar los datos de manera ética y segura, promoviendo un enfoque centrado en la persona.

No debe perderse de vista que las organizaciones no tratan con números, sino con personas. Los macrodatos no son más que una manera mediada de tratar con las personas y, así como parte del tratamiento de los datos, debe controlarse un posible efecto contra el bienestar de las personas. La preparación, la limpieza y el análisis de los macrodatos no debe tomarse como una operación sobre cifras sin más; por tanto, debe garantizarse que la forma en la que estas nuevas tendencias en los planes de estudio de los profesionales, quienes eventualmente trabajarán en el manejo de los datos, cuenten con la formación humanista que les oriente en su trabajo.

Esta nueva generación de profesionales debe asegurarse de manejar los datos de manera ética y segura, promoviendo un enfoque centrado en la persona.

La transformación digital apoyada por los macrodatos requiere de profesionales enfocados en la innovación y en la solución de retos y de problemas, con apoyos en la información y en la tecnología disponibles en el siglo XXI; pero, sin lugar a duda, demanda también de una mayor atención en las múltiples maneras en las que el pensamiento humanista ha estudiado y cuidado del ser de las personas, desde antes de la era de Cristo.