¿Estamos preparados para las biotecnologías reproductivas?

"Es necesario tener en cuenta que la biorreproducción es un proceso tiene muchas implicaciones sociales, jurídicas, éticas y emocionales".

Hoy en día, debido a todos los avances científicos y tecnológicos, han tomado fuerza las prácticas o los roles que durante mucho tiempo no fueron frecuentes. Uno de estos está relacionado con las formas de reproducción, asociadas a los procesos biotecnológicos. Para tener una mayor comprensión de esta temática, a través del caso de la maternidad subrogada, Diana Muñoz, jefe de Departamento de Familia y Contextos del Instituto de La Familia, explicará de qué se trata esto y cuál es el rol del Estado en estas prácticas.

En Colombia, hace más de diez años, se conoció el caso de una mujer caleña que ofreció su vientre a una pareja de extranjeros. El contrato verbal decía que ella aportaba su vientre y sus óvulos, y la pareja aportaba el semen y una remuneración económica. La gestación se dio y, cuando nacieron los gemelos, la madre subrogante (quien prestó su vientre) se arrepintió y los registró como madre soltera. Tras todo un papeleo jurídico entre los padres contratantes y la madre biológica, el caso finalmente llegó a la Corte Constitucional y se reconoció la paternidad del papá contratante y la maternidad de la mamá subrogada. De esta manera, anualmente los niños se trasladan de un país al otro.

Para comprender las implicaciones de estas prácticas, Muñoz afirma que es importante tener en cuenta las siguientes consideraciones:

  • La familia es el lugar de apertura a la vida de la persona humana. Es, por excelencia, el escenario en el que se da el proceso reproductivo (ZárateCuello & Celis, 2015).
  • Cada vez es más frecuente la aparición de las Técnicas de Reproducción Asistida (TRA), como medio que reemplaza la forma natural de dar vida (Santamaría-Solíz, 2000).
  • La maternidad subrogada es practicada en Colombia desde hace más de 30 años, dentro de un escenario de inseguridad jurídica y social (Cefesfertilidad, 2018).

“La maternidad subrogada es más compleja de lo que parece”, asegura Muñoz. “Las madres subrogantes pueden realizar esta práctica por fines altruistas o por fines comerciales, aunque ninguna de las dos sea una decisión que responda éticamente a las implicaciones”, aclara. “También hay que comprender los tipos de maternidad subrogada, puesto que puede haber subrogación total o subrogación parcial, en la que los padres donantes y/o contratantes pueden poner el óvulo o la esperma para engendrar la vida”.

Muñoz expresa que las implicaciones sociales son evidentes, puesto que se produce un contundente quiebre de la maternidad, que afecta la parte genética, biológica, social y legal, como en el ejemplo.

Adicionalmente, hay una serie de implicaciones jurídicas, por ejemplo, respecto al rol del Estado en estas prácticas, Muñoz afirma que en el caso de Colombia hay una omisión legislativa, es una práctica que tiene más de 35 años y no tiene un marco jurídico. Esta omisión también es inconstitucional, en la medida en que pasa por alto los derechos fundamentales, como el derecho a la vida, a la dignidad, a la familia, a la salud, a la identidad de los niños y a la libertad.

“Por eso, es necesario tener en cuenta que la biorreproducción es un proceso que no tiene garantías y sí muchas implicaciones sociales, jurídicas, éticas y emocionales en cada persona. Por lo tanto, es necesario que como personas y ciudadanos exijamos que haya una normativa que regule estos procesos para evitar su reproducción. En otras palabras, necesitamos biopolíticas y bioética para hacer uso de las biotecnologías”, concluye Muñoz.