Cómo prepararse para la llegada de un segundo hijo
Es común que los padres que ya han superado la llegada de su primer hijo crean estar preparados para los siguientes; sin embargo, la realidad muestra que, en muchos casos, los desafíos surgen con la llegada del segundo hijo, ya sea en la relación padre-hijo, entre hermanos o de pareja.
De acuerdo con Ángela Marcela Baquero Pérez, psicóloga y profesora de la Facultad de Educación, para los padres es indispensable equilibrar la atención y no descuidar a los otros niños del hogar: “Esto ayuda a prevenir cambios de conducta, como la agresividad e irritabilidad, así como regresiones en sus comportamientos”, dice. Según Juan Carlos Cuervo Ríos, profesor investigador del Instituto de La Familia, en los retos de la relación padre-hijo hay dos caminos: que los padres sientan que tienen todo preparado por la experiencia que lograron con el primer hijo y olviden que cada uno tiene su forma individual de ser; o que con su nuevo hijo cambien la forma de crianza bajo el supuesto de “no volver a cometer los mismos errores”. En el primer caso, “es frecuente encontrar a padres que esperan comportamientos similares entre su primer y su segundo hijo, lo cual los lleva a compararlos. En el otro caso, encontramos a hijos mayores que creen haber recibido un trato más severo que sus hermanos menores”, señala el experto.
Para evitar estas situaciones, Baquero Pérez y Cuervo Ríos sugieren que los padres:
Preparen al hijo mayor: deben hablarle con anticipación sobre la responsabilidad y los beneficios que involucra el papel de hermano mayor, con énfasis en la relevancia de su rol en la familia.
Mantengan la rutina de los miembros de la familia: es necesario que planifiquen las rutinas y los hábitos, respetando los tiempos individuales de cada miembro, lo cual implica también su espacio como pareja.
Se capaciten frente al proceso de crianza: es positivo que asistan a escuelas de padres, hagan lecturas conjuntas en familia, preparen juegos de roles, entre otras actividades. Esto les permitirá ejercer una parentalidad favorable.
Distribuyan de manera equitativa las tareas: deben involucrar a todos los miembros de la familia en labores específicas del hogar.
Sean pacientes: tienen que prestar atención a eventuales situaciones de carga emocional del hijo mayor. Jamás deben ridiculizar sus sentimientos.