Innovación social: la apuesta por la paz de las empresas colombianas 

Desde hace unos años, en Colombia se busca con urgencia un cambio social. Después de vivir por décadas el conflicto, con los nuevos procesos políticos se empieza a vislumbrar la necesidad de una cultura de paz. Este compilado de valores, actitudes y comportamientos, no es responsabilidad únicamente del Estado, de los victimarios o de los excombatientes de grupos armados; por el contrario, en la cultura de paz estamos todos involucrados y, al ser el sector privado el mayor empleador del país (Sistema General de Riesgos Laborales 2018), la empresa privada tiene una mayor responsabilidad en la promoción de este llamado.

¿Cómo pueden contribuir las organizaciones privadas? Para el profesor Jesús David Girado, de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de La Sabana, la respuesta está, especialmente, en los procesos de innovación social, ya que a través de estos procesos se pueden gestionar las emociones negativas que genera el conflicto armado y, por lo tanto, fomentar personas que trabajen en función de la paz.

Innovación social, proceso de reinvención de las organizaciones

La innovación social es un proceso complejo de reinvención de ideas, estrategias y metodologías aplicadas a la resolución de problemas sociales, con miras al mejoramiento del bienestar. En otras palabras, la innovación social se da cuando una empresa organiza y promueve iniciativas o programas, con el fin de modificar de forma significativa las prácticas discursivas y sociales de sus empleados, o las bases representacionales de los grupos humanos. Esto, buscando que:

1) Se amplíe la agencia de los individuos, se mejore la inclusión, la solidaridad y el acceso a los bienes espirituales (educación, identidad, el amor de la familia o la amistad).

2) Se genere un fortalecimiento de las distintas dimensiones del capital humano (el respeto a la norma, la confianza entre las personas y la creación de redes de apoyo).

3) Se susciten cambios en las relaciones sociales, aumentando la participación y el empoderamiento ciudadano                                                                                                                      

Ahora bien, “Evidentemente las empresas no podrán lograr estar inmersas o liderar procesos de innovación social, si no han buscado previamente ser innovadoras en sus procesos”, explica Girado. Sin embargo, “Es preciso ver la incursión en la innovación social como una gran oportunidad para aprender de las realidades sociales externas y, luego, implementar tal experiencia en las dinámicas sociales que se dan al interior de la organización o viceversa”, agrega.

En otras palabras, lo que se espera es que se piense como una necesidad que las empresas, dentro de sus programas de responsabilidad social, incluyan proyectos de investigación social, donde, además de responder por el impacto ambiental, se especialicen en los temas y problemas propios del vivir en sociedad, de tal forma que no desperdicien tiempo y recursos tratando de solucionar problemas vislumbrados desde los escritorios, sino que logren, desde el cúmulo de conocimientos y experiencias ya dadas, crear nuevos conceptos, enfoques y medidas para dar respuestas ingeniosas a las problemáticas de grupos sociales.

“La innovación social no persigue meramente un objetivo económico, aunque la mejora social ha de llevar al desarrollo económico”, expone Girado. “Se basa más bien en un deseo de ver y hacer las cosas de modo distinto”, agrega. Por esta razón, “Hoy en día las empresas ya no deben ser solamente un lugar de trabajo, sino un espacio, por excelencia, de aprendizaje social”.