Hiperpaternidad: ¿padres helicóptero o mayordomo?

Si bien la expresión “papá helicóptero” es la más popular, esta puede enmarcarse en un concepto más amplio, llamado “hiperpaternidad”. Ser sobreprotector, impedir la autonomía de los niños o intentar vivir por ellos son algunas características de estos padres.

Victoria Cabrera, profesora del Instituto de La Familia, habla sobre la hiperpaternidad, algunos de estos términos derivados y sus consecuencias. Aunque no haya una fórmula exacta, la profesora ofrece unas estrategias y herramientas para mejorar la crianza de los hijos.

Primero están los padres “helicóptero”, quienes sobrevuelan la vida de los hijos. En otras palabras, están pendientes de todos sus movimientos y necesidades. Cabrera explica que estos hijos tienden a echarle la culpa de sus errores, fracasos e irresponsabilidades a todo el mundo, y ellos no los aceptan porque sus papás suplen las tareas que les corresponden a los pequeños. De igual manera, la experta les recomienda a estos padres que "Dejen a su hijo cumplir con las responsabilidades propias de su edad”. Por ejemplo, progresivamente inducirlos a vestirse solos, tender la cama, prepararse algo de comer o lavar la loza.

Los padres “mayordomo” son muy similares a los “helicóptero”, pues estos están para asistir a los hijos, los ayudan constantemente en las tareas básicas y satisfacen sus deseos, y, en cualquier situación, les impiden a los menores asumir sus responsabilidades. La estrategia que propone Cabrera para estos casos es: “Si el niño desconoce cómo ejecutar ciertas actividades, el padre debe enseñarle. Cuanto más pronto, más le facilitará el futuro al niño, porque este deberá enfrentar a estas actividades o desafíos en cualquier momento”.

Para educar con autonomía es necesario darle las herramientas al niño, pero debe ser él quien resuelva los problemas.

Finalmente, la profesora Victoria Cabrera recomienda llevar la crianza sin temor, ejerciendo la autoridad como padres, pues los “hiperpadres” son muy permisivos con los hijos y, con el paso del tiempo, cambiar algunas conductas se vuelve más complicado. Para educar con autonomía es necesario darle las herramientas al niño, pero debe ser él quien resuelva los problemas; es decir, si rompió o dañó algo, que sea él quien repare el daño, que ahorre para pagarlo (dependiendo de la edad). No debe ser el padre quien pida la disculpa o solucione el problema al instante por el niño. “Hay que enseñarle que la vida depende de él, que debe ser responsable de lo que hace y deja de hacer”, concluye Victoria Cabrera.