Felicidad para transformar la experiencia del trabajo

En el marco de la quinta sesión del “Fórum de la Felicidad”, un espacio extracurricular organizado por el Instituto Forum para sus estudiantes de posgrado, Anggy Corchuelo, conferencista invitada y creadora de la empresa Contento BPS, le habló al equipo de Campus Periódico sobre su acercamiento a la felicidad y cómo construir una cultura de felicidad laboral en nuestras empresas.

Campus Periódico: ¿Qué significa ser feliz en el contexto laboral y personal?
Anggy Corchuelo: A nivel personal, se trata de conectarse con el sentido de la vida, disfrutar cada momento en el ahora y ser capaz de ver en lo ordinario lo extraordinario […] A nivel laboral, se trata de conectarnos con lo que hacemos, con vocación y servicio, independientemente del trabajo que se tiene.

C. P.: ¿Existe la posibilidad de que esas felicidades sean recíprocas?
A. C.: Totalmente, es que generalmente nos dicen que no llevemos lo personal al trabajo o el trabajo a la casa. ¡Eso es imposible porque somos la misma persona! Siempre van de la mano.

C. P.: En esta línea de intentar aportar a las empresas, ¿cuál crees que es el secreto del éxito para que la cultura de la felicidad laboral funcione, permanezca y crezca?
A. C.: Hay varias cosas, lo primero es que el líder esté convencido […] Decía un profesor de mi maestría: “dame 5 minutos con el líder de tu compañía y te diré cómo es la empresa”. Tú puedes hacer muchas actividades para la felicidad, pero si tu líder piensa todo lo contrario, es difícil lograrlo porque todos vamos en la línea de ese liderazgo. Para que la cultura de la felicidad crezca, necesita de muchísima constancia y perseverancia. Es decir, puede haber personas que vean esto como “la empresa se preocupa por mí”, pero otras personas lo ven como innecesario. Entonces, debemos concentrarnos en esas historias positivas que alimentan la esperanza de que sí se puede lograr.

Y, para que perdure en el tiempo, es importante entender que las empresas somos personas, por lo tanto, hay momentos buenos y malos. Por eso, es necesario convertir la felicidad laboral en una cultura para que, sin importar el cambio de personal, pueda permanecer en el tiempo.

C. P.: Si toda la empresa está convencida de querer ir por este camino, pero la cabeza líder no, ¿por dónde se puede empezar?
A. C.: Más allá de mostrar estudios e índices, se trata de aludir a la emoción porque ¿quién no quiere ser feliz? […] Cuando yo empecé este camino, desde la sanación y la terapia, descubrí algo increíble y pensé: mi gente tiene que conocer esto. Muchas personas no tienen acceso a esto o simplemente no es su prioridad en ese momento; entonces, ¿qué hago para que lo tengan? Hacer que la persona líder pruebe la cultura laboral de la felicidad; dejarlo ver el impacto que tiene en la vida lo puede hacer considerar que su gente también lo experimente. La felicidad, las sonrisas, esto lo paga todo.

C. P.: ¿Qué le podemos decir a estos líderes para que entiendan la importancia de tener espacios laborales felices?
A. C.: Ser autoritarios, represivos o controladores son sistemas de liderazgo que no perduran en el tiempo, porque los miembros del equipo se cansan y, como líderes, nos cansamos de controlar. Si lideras desde la comprensión y la preocupación por el bienestar de tu equipo, los resultados serán mejores porque la persona lo hace a través de la felicidad y todo fluirá de una mejor manera. Vale la pena invertirle a encontrar esa armonía y felicidad.

C. P.: ¿Qué recomendaciones tiene para los estudiantes universitarios?
A. C.: Que desde todo lo que hacemos podemos ser un agente de cambio, podemos encontrar nuestra mejor versión y ayudar a encontrar la de otros. Claro, si estamos en una posición de liderazgo, podemos hacer aún muchísimo más por la gente. Entendamos que ellos no trabajan para mí, yo estoy para ellos y, a medida que conecto con la parte humana, logro ese espíritu de grupo que lleva a los equipos a ser más exitosos, pero no es necesario hacer parte de la gestión humana o de la alta dirección para movilizar esto.

C. P.: ¿Qué te llevas de tu visita a la Universidad de La Sabana?
A. C.: Es un sueño hecho realidad. Me llevo en el corazón un lugar mágico que conecta con la naturaleza, que genera paz y tranquilidad. Son unas personas maravillosas con las que se comparte excelente. Se ve el talento humano, la cercanía, ese amor por la Universidad. Amor, magia, felicidad y esperanza.

Es necesario convertir la felicidad laboral en una cultura, para que el día en que la persona que la instauró no esté, la felicidad pueda permanecer y seguir su camino.