La ciencia del comportamiento se está enfocando en cómo se interpretan los datos de los usuarios en internet, con el fin de identificar nuestros hábitos y comportamientos para proporcionar productos, servicios y contenidos más personalizados. La creciente sofisticación de la tecnología que procesa estos datos ha permitido que esta tendencia crezca. Pero, ¿cómo ha sido posible la transición de capturar y transmitir datos en tiempo real a tener la posibilidad de identificar nuestros hábitos y suponer un inmenso potencial para las organizaciones de todo tipo? Gracias al internet de las cosas (IoT), se han creado escenarios en los que la conectividad a internet y la capacidad de cómputo se extienden a una variedad de dispositivos, sensores y artículos de uso diario. El IoT representa la convergencia de una variedad de tendencias en el campo de la computación y de la conectividad, que se vienen dando desde hace varios años.

De acuerdo con el doctor Yavar Jarrah, profesor de la Facultad de Ingeniería, el IoT puede definirse como una extensión de internet y otras conexiones de red a diferentes sensores y dispositivos, que permiten un mayor grado de capacidad informática y analítica.

“Con el IoT, todos los dispositivos, ya sea un electrodoméstico, un coche o un aparato de la casa o de la oficina, podrán detectar su entorno o la situación, y responder así con o sin intervención manual. Por ejemplo, podemos supervisar desde una aplicación móvil las luces de la casa mientras realizamos otras actividades diarias”, dice Jarrah, especialista en inteligencia artificial, tecnologías de información y negocios.

La tendencia de conocer nuestros comportamientos

El internet del comportamiento (IoC) se extiende desde el internet de las cosas (IoT). Esto significa que la interconexión de dispositivos da lugar a una gran variedad de nuevas fuentes de datos. Estos datos surgen a medida que muchas tecnologías capturan y utilizan la huella de nuestro recorrido en internet. “Con un teléfono inteligente, las organizaciones pueden rastrear los movimientos en línea y la posición geográfica de una persona. Ahora, no es difícil para las empresas vincular, por ejemplo, su teléfono inteligente con su computador portátil. Estamos en un escenario en el que las empresas pueden saber mucho más sobre nuestras emociones e intereses, hasta la forma de votar y de comprar”, dice Jenny Robayo, directora de programa de Ingeniería Informática.

Uno de los beneficios que ofrece el IoC es que se puede redefinir la cadena de valor de las organizaciones.

Uno de los beneficios que ofrece el IoC es que se puede redefinir la cadena de valor de las organizaciones. “Si bien la mayoría de los consumidores no está de acuerdo con ceder sus datos, hay varios que están satisfechos con ello, siempre que les aporte un valor añadido; es decir, contar con servicios y productos cuya propuesta de valor esté enfocada a la personalización en los gustos, hábitos y rutinas”, asegura Robayo.